“LA FICCIÓN DEL DESTINO”
Es comprensible leer
en los tiempos históricos el hombre temerosamente aceptaba las amargas
experiencias de la vida a la par de sus dulces experiencias como parte de su
destino. Puesto que él desprecio su propia dignidad humana e integridad, estaba
convencido que sus semejantes por derecho poseían poderes y habilidades sobre él.
Ciertamente que los dioses, quien quienes quieran que fueran, los controlaban
con poderes aún más allá de su habilidad para aprender. En tal ambiente y en su
etapa de desarrollo, era natural para el hombre vivir en la ignorancia, en la suspensión
y el miedo.
Más tarde atribuyó su pobreza, sufrimiento y
privaciones, a la “voluntad del Señor”. No se atrevía a preguntar las razones
del “Señor”, pues esto sería blasfemar. No estaba dado a cuestionar al “Señor”.
Estaba dado a comprender que el “Señor” lo había hecho a Su imagen y semejanza,
que Él lo amaba como amaba a todas sus criaturas. Él debía aceptar piadosamente
lo que le llegara, ya que era solamente la voluntad del Señor, porque el Señor
sabía lo que era mejor para él. Él jamás pudo ver al Señor, pero se le aseguraba
que Él velaba por él y conocía todos sus pensamientos, palabras y obras. En
tales circunstancias era natural, normal y recomendable que el hombre se
resignara a su destino sin un gemido.
En cierto punto de su lenta evolución y después
de recibir sus primeros albores de luz, el hombre continúo aceptando el
inevitable poder del destino, pero inventó maneras de engañar o escudarse de ese
destino. Adquirió amuletos o hiso figuras mágicas y fórmulas que él creyó lo protegerían
de sus infortunios y su destino. Él no estaría ya más a merced del destino inevitable.
Cada escape exitoso de los infortunios de aquellos que les rodeaban, se lo
acreditaba a su protección mágica. Cada fracaso, simplemente lo impulsaba a
buscar un objeto mágico más fuerte y más poderoso. Él estaba aun convencido que
la vida estaba controlada por esas fuerza de fuerzas externas siempre
identificada con sus destino.
¡Hoy el hombre esta liberado totalmente
iluminado! ¿Lo está? La mayoría de nosotros protestamos que hace tiempo hemos
eliminado la ignorancia, la superstición y el temor. La mayoría de la humanidad
está ahora educada; el hombre ha estudiado las ciencias y comprende las leyes
naturales, los trabajos de la mente humana. El hombre ahora planea y cumple su propio
destino. Y entre paréntesis perdone que diga esta alusión en cuanto al destino,
este escritor. Peter Bustamante absolutamente jamás he creído en el destino,
simplemente respeto las decisiones de los demás, yo soy el arquitecto de mi
propio destino. Y continuando el tema el hombre es ahora su propio dueño. ¿Lo
es? ¿Que es lo que quiere decir en su popular canción “Que será, será?” ¿Que es
lo que se intento recientemente cuando cierta trapacería política fue atribuida
a fuerzas malévolas o diabólicas desconocidas? ¿Cómo debemos explicarnos la todavía
respetada y prospera profesión de decir la fortuna y sus muchas formas? Somos
los verdaderos títeres del destino inexorables, o somos la manifestación del “Creador
Omnipotente” con la libertad y responsabilidad de dar formas a nuestro
destino y suerte. No podemos o no podríamos negar la existencia de fuerzas
externas en el universo. Quizás lo más obvios y efectivos lo sean nuestros
vecinos cósmicos, diríamos el Sol y la Luna. Ambos tienen un efecto decisivo
sobre la Tierra.
Por ejemplo, las estaciones que están cambiando
el ritmo en su entrada en comparación a las lluvias tiempos anteriores, antes
era en “Mayo” se está produciendo en Junio, y las condiciones del tiempo climatéricas
causadas por el Sol y los cambio en la mareas originados por la Luna ¿Es esto, entonces
destino? No. En cierto tiempo del año y día, podría yo exponer mi cuerpo
a los rayos del Sol, y en un lapso medido por mi mismo recibir valiosos
beneficios de tal exposición. Pero si expusiera mi cuerpo a los rayos del Sol
en tiempo impropio y en el año y día inapropiado, recibiría severas quemaduras
u otras condiciones perjudiciales para mi cuerpo.
¿Son cualquiera de estas experiencias debido
al inevitable destino? No; ellas son el resultado de la libertad que
tiene el hombre de escoger, de ser el moldeador de su propio destino. Esta
simple analogía puede aplicarse a experiencias aún más complicadas e importante
en la vida del hombre. El hombre es la llave, el creador del destino. La vida
en la Tierra consiste en una serie interminable de elecciones entre
alternativa. El hombre es libre de elegir como le plazca, pero entonces se ve
obligado a atenerse a su elección. Es de este modo como eventualmente aprende a
elegir mejor para evitar las trampas y desilusiones de la vida que él aún llama
destino.
Desde el punto de vista cósmico, no existe ni
afortunado ni desafortunado, bueno o malo, dichoso o infeliz. Es el resultado
de la elección del hombre lo que lo lleva a juzgarlo todo positiva o
negativamente, según como lo afecte a él. Yo siempre he enseñado a jóvenes desde
muy temprana edad, que el hombre debe mirar dentro de si mismo para encontrar las
respuestas a todos los grandes interrogantes de la vida. Es el hombre quien
cambia el mundo; algunas veces para bien y otras para mal. Si se deja tranquila
a la naturaleza, ésta funciona de acuerdo a las leyes naturales; el Sol brilla,
los vientos soplan. Las lluvias caen y el hombre con el tiempo se ha dado
cuenta que todas estas acciones, que él considera buena o malas, han ocurrido
como una necesidad de acuerdo a la ley y el equilibrio. La naturaleza no es
vengativa ni vindicadora; sólo el hombre puede escoger serlo. El hombre tiene
que aprender todavía a no maldecir las desventajas sino más bien a
transformarlas en ventajas. Los pocos que han logrado aprender hacerlo están catalogados
como afortunados o dichosos por el resto de nosotros.
Espero que este artículo
le sea de provecho y al mismo tiempo comprendan el valor que tiene este legado que nos han dado, de tener un refugio
en esta Tierra.
Y jamás olviden
de vivir en paz con ustedes mismos.