“JESÚS
ENTRA AL SACERDOCIO”
Como anteriormente les dije, que no soy historiador
ni filosofo solamente les explico ciertos detalles que tal vez algún historiador
pudiera refutarlos, yo simplemente soy un capitulo atrasado de la historia. El único
dato concreto que sobre la infancia de Jesús hallamos en las historias
populares de su vida y especialmente en las de origen eclesiástico es el de la
maravillosa expresión que causó cuando contaba doce años entre los doctores y escribas
de Israel, en ocasión de su visita a Jerusalén. Aun los más eminentes exégetas
y casi todas las historias de la vida de Jesús, han desfigurado los hechos
acaecidos durante esta visita, por desconocimiento de lo que realmente sucedió.
Ya dije que
Jesús y sus padres eran gentiles y habitaban en Galilea, comarca gentil de
Palestina, pero que estaba obligado a obedecer las leyes y seguir las costumbre
de los judíos. Una de estas leyes prescribía que todo niño al cumplir los doce
años de edad había de ir a las fiestas pascuales de Jerusalén. Tenía que presentarse
oficialmente bajo ciertas condiciones y en determinados lugares para efectuar
una ceremonia que le conferiría el título de “Hijo del Mandamiento” o “de la
Torah”. El tiempo acostumbrado para la visita era la primera festividad de
Pascua después de haber cumplido el niño los doce años de edad. Así fue que según
el relato evangélico, los padres de Jesús se lo llevaron a Jerusalén junto con
sus otros hijos y en compañía con otras familias nazarenas. El texto de la versión
cristiana dice que “acostumbraban ir al templo”; pero esto es evidentemente un
error por parte de los autores o de los traductores, porque los padres de
Jesús, como gentiles, no tenían por costumbre asistir a todas las fiestas y ceremonias
de la iglesia judía, pues la ley sólo obligaba en este particular a los
rigurosamente (ortodoxos y judíos de corazón).
Comoquiera que
Jesús era el hijo primogénito, era el único de los hijos de María y José que había
cumplido los doce años cuando aquella visita era obligatoria y, por lo tanto,
fue su primera obediencia a dicha ley del país. Algunos exégetas bíblicos dicen
que la frase (acostumbraban ir) deben entenderse como si en el texto griego el verbo
estuviese en tiempo presente y no en pretérito indefinido o imperfecto. De aquí
cabe imaginar cuán gozosos estaban María y José de que se les deparase la ocasión
de visitar el templo de Jerusalén y de llevar allí su prodigioso Niño para que
lo examinaran oficialmente los doctores de la ley. Las fiestas de Pascua se celebraban
en primavera. Desempeñaba Caponio el cargo de Procurador, y Anás
era el sumo sacerdote del templo. Vino de Galilea la Sagrada Familia en compañía
de un numeroso grupo de otros gentiles, nazarenos nazaritas, esenios y algunos judíos,
cantando por el camino y regocijados de aquella ocasión. Durante la marcha se
les unieron otros grupos que también subían a Jerusalén, entonando los salmos
de la subida con acompañamiento de flauta, y discutiendo acerca de los
principios espirituales contenidos en las ceremonias Pascual.
Era un
largo viaje en aquellos tiempos, de Nazaret a Jerusalén, debieron tardar a pies
todo un día de sol. Sé que habían de atravesar una hermosa comarca de Palestina
con valles y colinas hermosamente verde y esmaltados de flores, y aún es
posible ver la vereda que, cuesta arriba de las colinas y cuesta abajo hacia
los valles, sigue en línea casi recta de Nazaret a Jerusalén, esa parte era por
donde iban y venían los peregrinos. Los naturales del país recorren hoy en día
la misma vereda a pies o montados en asnos y aunque ustedes no lo crean
vestidos como en tiempo de Cristo, de modo que parecen figuras de dos mil años atrás.
Cuando los fatigados peregrinos llegaban a las puertas de Jerusalén el problema
de alojamiento es terrible, porque durante tres días de Pascua se congregan en Jerusalén
y sus alrededores casi toda la población de Palestina. Es posible que les
cuente las profundidades de esta historia verdaderas. Pero si les digo que la
escena debió de ser magnífica para el Joven Jesús. Sin embargo la escuela de
Carmelo estaba a corta distancia de Nazaret. Tampoco he dicho acerca del templo
y santuario de Jerusalén, quizás no les interesen al lector unas cuantas
palabras sobre tan famoso lugar.
Solamente les digo, que la nobleza enaltece y
purifica el espíritus, el alma no necesita eso el alma es pura, se corrompe el espíritus,
pero jamás el alma.
Solo me queda que decirles que traten de vivir en
paz y armonía con ustedes mismo.
Peter Bustamante