¿QUE ESPERAR DE LA MEDITACIÓN?
La determinación de los resultados a ser obtenido a través de la meditación depende de la concepción del
individuo acerca de la naturaleza y función de la meditación. El así llamado fracaso
o insatisfacción es a menudo la consecuencia
de la comprensión equivocada de la
palabra y de la técnica usada. Muy generalmente, en el sentido popular, la meditación
se hace sinónimo de la contemplación. En realidad, muchos léxicos o
diccionarios relacionan las dos palabras. Sin embargo, filosóficamente –y en
forma particular místicamente- hay una distinción muy definida entre la meditación
y la contemplación. Tal vez el mejor acercamiento a un uso perspicaz de la
palabra sería primero comprender cómo difiere de la contemplación. Contemplar
cualquier cosa es mantenerla dominante en la consciencia. Es el enfoca
miento de la atención en ella. La consciencia puede ser extrovertida o introvertida. Podemos especialmente enfocar
nuestra atención en la experiencia perceptiva, en las impresiones de nuestros
sentidos receptores. Esta es extroversión de la consciencia. Por ejemplo,
cuando ustedes leen esto están enfocando su consciencia en impresiones visuales.
En otras palabras, ustedes están enfocando su atención en una cosa externa.
Ahora supongan
que ponen a un lado este documento y comienzan a pensar en alguna idea que
ustedes han leído o que surgió en sus mentes como resultado de su lectura. Al
ocurrir este hecho ustedes están entonces contemplando. Especialmente
pueden ustedes decir que entran en la contemplación si no están meramente
sosteniendo la idea en la mente como una imagen. Solamente visualizar
mentalmente una palabra no es contemplación. Realmente, la contemplación es una
forma de razonamiento, un proceso de análisis, Para mayor analogía, ustedes
pueden estar tratando de encontrar un significado adicional de la palabra o
idea en mente, pueden estar buscando alguna asociación mental con ella que removerá su ambigüedad y puede
hacerla más clara. O luego, de nuevo, ustedes pueden estar pensando en cómo la
palabra, su significado, puede ser aplicado a ciertos asuntos de su vida. Concisamente, entonces, al contemplar ustedes están
literal o figurativamente revolviendo alguna ideación una y otra vez en sus
mentes y escudriñándola para todas las posibles relaciones de significado y
posibilidad.
Ahora, todo
esto es un proceso subjetivo. Hasta cierto punto, no es diferente del así
llamado proceso objetivo de la percepción. Por medio de percepción estamos
realizando, experimentando ideas formadas por las sensaciones que han surgido de
las facultades de nuestro sentido. En el proceso subjetivo de la contemplación también
estamos realizando ideas—aquellas ya establecidas en la mente. Tal vez alguna
vez hemos experimentado objetivamente la misma cosa que podemos estar contemplando
ahora subjetivamente. En la concepción y la contemplación el foco de la atención
está meramente en condición reversa del estado objetivo.
Usemos una
sencilla analogía que previamente hemos usado a menudo, es decir, el suponer el
estado de consciencia como una pantalla de cine suspendida en el cerebro. Sobre
un lado de la pantalla (en el lado externo) están siendo bombardeadas las
impresiones del mundo externo que nos llegan a través de los sentidos
receptores. Esto nos causa experimentar la realidad, es decir, el mundo fuera
de nosotros. En el lado interno de esta pantalla de la consciencia están apareciendo
otras impresiones. Estas llegan de la memoria—las impresiones una vez recibidas
objetivamente--aquellas creadas por la razón, y las así llamadas impresiones
intuitivas. Podemos estar conscientes de estas con igual intensidad que
las experiencias perceptivas. Por supuesto, la consciencia no enfrenta ni interna
ni externamente. Meramente le damos esta designación a las impresiones de la
consciencia, de acuerdo con nuestro entendimiento del sentimiento como de su punto de origen.
No hay nada particularmente místico con respecto al fenómeno mental de la contemplación.
Millones de
personas contemplan diariamente y no pueden ser capaces de dar una definición de
la palabra misticismo. Además, si alguien contempla un tema místico, el proceso
mismo de la contemplación no es místico. La meditación es el proceso de transformación
de la consciencia. Es el esfuerzo por
elevar la consciencia a fin de obtener experiencia en un nivel más elevado o
más profundo de perfección interna. La meditación no es la intención para
enfocar la consciencia sobre cualquier idea sola en una manera dinámica como en
la contemplación. En realidad, en la meditación el objetivo principal es el
permanecer pasivo. No es el intento de dirigir, como por mandato, lo que
debería ser conocido o experimentado.
Para usar otra
analogía simple: piensen acerca de un espectador sentado en la audiencia de un
teatro. Él espera silenciosamente que la cortina se levante—él no intenta
visualizar qué es lo que va a acontecer en el escenario. En realidad, él sabe
que no tiene conocimiento de la obra y por ello su actitud es pasiva, receptiva
hacia lo que le será revelado. Esto, entonces es primeramente una de las actitudes
fundamentales de la meditación. Sin embargo la meditación es más que meramente
estar pasivo. Está—aunque al decir esto podemos estar contradiciendo nuestras
declaraciones previas—está, repetimos, el deseo, el deseo de hacer que
la consciencia funcione en otro nivel de receptividad no olviden esto es muy
importante. Tan importante que en este estado hay que saber lo maravilloso que funciona
mente. Una forma oriental de meditación relaciona tres etapas principales de
ella: la primera es la etapa purgación. Esta consiste en intentar
desechar de la mente todo pensamiento. Ser receptivo y no permitir que la mente
se vuelva atada a una idea en particular por el momento. Significa colocarse
uno mismo en un estado de tranquilidad, tan libre como sea posible de toda la distracción,
de todo aquello que pueda excitar la consciencia. Admitida mente, en nuestra
edad turbulenta y áreas urbanas congestionadas, esto no es simple de logra pero
no imposible.
El místico se
refiere a esta etapa como entrando en silencio.
Significa no sólo el silencio físico es decir, el evitar sonidos extraños—sino el
silencio mental. Esto a su vez significa una mente que no está
preocupada. La segunda etapa se dice que es la iluminación. Es cuando el
individuo siente un contacto con una fuente transcendental de conocimiento. Es
una clase de consciencia cósmica, el ascenso de la consciencia a un estado de
consciencia engrandecido y que lo abarca todo, yo. Peter Bustamante me encantaría
que conocieran esas maravillas.
Solamente les pido que traten de vivir en paz con
ustedes mismo.