"EL PODER DE DAR VIDA Y EL
PODER DE QUITARLA"
TAL VEZ uno
de los resultados más bellos y satisfactorios de la comprensión de las
doctrinas de la reencarnación, es la completa eliminación del temor de lo que
llaman muerte. Durante mi vida he conocido íntimamente y entre mis propios
parientes, a quienes han sufrido intensamente en la última parte de su vida de
este potente temor inexpresado, de la transición inevitable. Entre ellos había algunos
que sin duda eran cristianos devotos y sinceros, y que encontraron su única
felicidad en la contemplación de la transición a través de la creencia de que
viviendo cristianamente se salvarían de los tormentos del infierno. Pero
ninguna felicidad o alegría encontraban en el supuesto periodo de prolongada
existencia inconsciente en un reino etéreo desconocido en espera del Juicio
Final.
La mayoría de
los cristianos cree que en el momento de la transición el Alma entra en
reinos desconocido para pasar por experiencias desconocidas, y entonces
permanece en la inconsciencia por un eterno periodo de tiempo en espera de un Juicio
Final antes de que los premios de la bondad y del buen vivir puedan
disfrutarse. El cristiano ortodoxo tiembla ante el pensamiento de su sueño
eterno e inconsciente. Usted puede decir lo que quiera, y cantar los cantos de
su iglesia regocijándose en el hecho de que después de haber sido juzgado como
bueno, habitará en el Espíritus de Dios; pero lo cierto es que en la
intimidad de sus propios pensamiento usted, como otros millares de personas, no
encuentra la posibilidad de felicidad o placer en las perspectivas de esperar
un Juicio Final tan distante que un período de tiempo aparentemente
interminable habrá que permanecer en la inconsciencia y el olvido.
Dos
factores entran en la causa del temor a la transición según existe en el corazón
y la mente de la mayoría de las personas del mundo occidental. El primero es la
creencia de lo que llaman “muerte” puede llegarles de repente y cortar sus
carreras, sus ambiciones y sus deseos de lograr ciertos fines, quedando sin éxito
en la vida. El hombre de negocio que acaba de entrar en la consecución de las
ambiciones de su vida, y que ahora trata de realizar todos sus planes y esperanzas,
y sabe que se necesita tiempo para ver el cumplimiento de todo lo que ha
creado, está siempre deprimido al pensar en la figura macabra de la muerte que
puede acercarse y acabar definitivamente con todo lo que está haciendo. El
joven que entra en la plenitud de la vida y empieza a disfrutar de las cosas
que ha esperado, y por las cuales ha rezado y sufrido, tiene temor de que la muerte
se acerque a terminarlo todo en cualquier momento.
¿Hay algo
que pueda darles esperanza a estas personas dentro del marco de la ortodoxia
occidental? Todo lo que pueden descubrir es que después del inesperado
final de su vida, serán echados a un lugar de purificación para la limpieza de
sus mentes y cuerpos pecadores, o, si esto no sucede, se irán a un sueño
eterno, inconsciente, más oscuro y vacío que todo lo que pueden conocer en esta
vida, y en este estado permanecerán por un periodo interminable de tiempo, tal
vez millones y billones de años y entonces de repente se les presentará
ante el Juicio Final para recibir premios eternos o ser
condenados a un lugar de castigo y expiación. ¿Hay algo que de ánimo en esta visión
del futuro?
¿Hay algo
que dé ánimo en la idea de que al final de esta vida, cuando ocurra la transición,
se nos imputarán los pecados que hemos heredados de Adán y Eva
y nuestros antepasados? Y los pecados que hemos cometidos en la ignorancia o
por la falta de incomprensión, y que sufriremos por estas cosas sin tener la
oportunidad de deshacer nuestros errores, de borrar los pecados y de vivir una
vida buena. Si nuestra transición significa el final de toda nuestra existencia
terrenal y que lo que somos en el momento de la transición constituye el cuadro
por el cual seremos juzgados eternamente, entonces la transición es el comienzo
de un período de sufrimiento, dolor y pesar. Nuestra naturaleza interna
protesta enfáticamente contra semejante injusticia. Inclusive las leyes
imperfectas del hombre son más justicieras que todo eso, pues a ningún hombre
se le imputan los pecados de otros, y su incapacidad para conocer las leyes y redimirse
es un factor que se toma en consideración.
La comprensión
de las doctrinas de rencarnación cambia completamente el punto de vista de la
vida. Primeramente, nos ayuda a comprender que los pecados más grandes que
hemos heredados son aquellos que nosotros mismos hemos cometidos y por los
cuales solamente nosotros somos responsables. Además, nos ayuda a comprender
que los pecados que cometemos aquí y ahora por ignorancia o falta de comprensión,
pueden compensarse y podemos comenzar con cuenta nueva, de modo que podamos
vivir una vida de satisfacción tratando de alcanzar una meta elevada y digna
sin impedimentos. Y también a comprender los propósitos de la vida tratando de descubrir los
beneficios contenidos en nuestra prueba y tribulaciones, Podemos comprender por
qué puede haber una lección beneficiosa en el sufrimiento que nos echamos
encima, en vista de que tendremos otra oportunidad para vivir nuevamente y por
la memoria consciente de los errores evitarlos en el futuro. Podemos mirar
hacia adelante sin temor infundidos por teólogo, religiones y tratando de atemorizar
al ser humano que sufre, padece, en estos tiempos tan difíciles que estamos
viviendo para después que llegue el momento inevitable de la transición, comiencen
sus penas triplemente con un Dios que en mis formas de entender dio, a esta
humanidad su único hijo porque era tanto lo que nos amaba, qué prefirió mandar
a su primogénito al sacrificio, que tratar el exterminio completo de la obra de
la creación.
Traten de comprender este artículo para que vivan
sin temores infundidos, de diferentes sextas religiosas que imperan
actualmente.
En vos confío.
Peter Bustamante