“EL POETA DE LAS PROFUNDIDADES”
“DESDE” que nace, el
hombre lleva sobre sus hombros el peso de la gravedad. Está atornillado a esta
tierra. Pero, sólo con hundirse bajo el mar, el hombre se libera. Rodeado por
el agua, puede volar en cualquier dirección—arriba, abajo, de lado—con un
simple movimiento de las manos. Bajo el agua, el hombre se hace arcángel.”
El agua es
color turquesa, en el Mediterráneo. Está cubierta de hielo, en las pozas de
Vermont. Es traslúcida en Bermuda. En el Pacifico rueda con ritmo majestuoso
sobre las playas de San Diego. En todo el mundo, los buceadores penetran bajo las
superficies de todas las aguas, para volar como ángeles en un extraño reino.
Este fascinador nuevo campo de juegos, de vivida belleza y peligro amenazante
pertenece al buceador.
En aguas del Cannes, los buceadores se pasean
sobre fondos de joyeles coralinos—rojos, violetas, purpuras, amarillos—a la
caza de “serranos” (Centropristis Sriatus) y “barbos” (Mullus Barbatus). En Australia merodean
por las cavernas submarinas del Gran Arrecife o juguetean con las focas
gregarias que pueblan la Isla de Carnac. Cerca de Londres, los buceadores
evolucionan encantados en las aguas del lago Black Park. Pero los océanos que
rodean a los Estados Unidos y sus lagos innumerables constituyen el punto
fuerte del deporte en materia de buceo sin escafandra. Desde el final de la II
Guerra Mundial los buceadores norteamericanos han encontrado un deporte de
masas en lo que antes no era más que el
pasatiempo de unos pocos aventureros arriesgados. En esta semana, un millón de
buceadores se preparan, en este caso hablo de acuerdo de mis archivos en ese tiempo,
y continuando el Año de Oro del Buceo. Pertenecen a todas las clases sociables profesionales
y edades. Y es que el buceo tiene la gran ventaja de que cada buceador
establece sus propias reglas de juego con las profundidades submarinas.
No hay necesidad de entrar en competición ni
establecer record para encontrar la diversión o el placer a la medida del sistema
nervioso y del bolsillo de cada cual. Máscaras y Aleta—El ojo humano es casi
ciego bajo el agua. Por eso el equipo básico es una buena máscara que sirve para
transformar la lobreguez submarina en un mundo de maravillas. Con adición de un
simple tubo “snorkel” que emerja sobre la superficie del nadador puede navegar
indefinidamente a nivel del mar con su rostro bajo el agua. Con este simple
equipo de principiante, el nadador puede contemplar durante horas plenas de
felicidad las profundidades del Golfo de México, o los lagos bordeados de bosques de Wisconsin.
Puede estudiar los sapos marinos que se
mueven con gestos femeninos en aguas de Long Island. Buceando un poco más
abajo, los deportistas de pulmones fuertes recogen molusco en los bajos
californianos o arponean algunos peces
descuidados que se aventuran cerca de las superficies. Algunos llegan a ser expertos
en este arte, como los hermanos Pinder.
Bueno
pudiera escribir cientos de páginas de diferente Temas, caso, mi biblioteca es bastante amplia, y antigua, pero no sé si
se han dado cuenta que apenas ¿escribo? escribía con la finalidad de hacer
llegar a esta juventud que lo sabe todo especialmente en los colegios, pero
tengo la sensación que nos les interesa, pudiera escribir de lo que me pidieran
pero comprendo también que esto no ayuda mucho a las mentalidades de hoy en día,
la vida se colapsa más y más cada día, eso me tiene sin cuidado, no hay peor
ciego que el que no quiere ver, les he llevado este corto editorial para que
recuerden un gran personaje, para mi es una leyenda de la historia, y si usted le
pregunta quién es esa leyenda, le dirán jamás sé quién es no lo conocen, y lo peor de todo lo saben
todo.
Bueno solo
les pido si lo quieren hacer, vivan en paz con ustedes mismos.
Peter
Bustamante