¿DECLINA LA ÉTICA EN LOS NEGOCIOS?
¿El hombre de hoy es considerado
más noble a causa de los negocios, o es más bien, mirado como un medio de producción?
Los negocios son una entidad impersonal, un sistema como es la física, química o
matemáticas, cuyos requisitos básico no son un orden moral o ético. El éxito en
los negocios es la culminación satisfactoria de los fines deseados. Estos fines
son las ganancias si, por ejemplo, la empresa se dedica a la venta de un artículo
de consumo o suministro necesario. Cómo se obtienen estos fines no es de
importancia, si todas las reglas obligadas a seguir han sido cumplidas, lo que
hace de los negocios un factor sin sentimientos y, por consiguiente, una
entidad humana.
Cualquier empresa en la que participe el hombre confronta siempre dos
factores, a saber: consciencia y principio. La consciencia es la realización del
propósito de la empresa tan eficientemente como sea posible. El principio, por
el contrario, toma en consideración los factores humanos. Esto es lo que
significan las medidas de éticas y morales. Todos sabemos que en los negocios
la conveniencia y el principio frecuentemente se oponen, Casi todos los
negocios podrán aumentar sus ganancias si dentro de las leyes estos fuesen insensibles
e hicieran caso omiso en llevar a cabo sus demandas sobre los intereses humanos. En el pasado la
existencia de principios o éticas en los negocios era una cuestión relegada únicamente
a la consciencia de sus ejecutivos. Un hombre de principios conducía sus
negocios dentro de un plano de ética elevada, o sea, que no se atenía a la
conveniencia solamente. Esto significa que no usaba todos los medios para
obtener sus fines, prescindiendo de las consecuencias que pudiesen estos tener
sobre otros. Las prácticas sin consciencia de muchas empresas, grandes y
pequeñas, originó que él público demandara el control del gobierno y la fundación
de una oficina para investigar los negocios y mejorarlos.
Se necesitan hombres y mujeres de elevado carácter para imponerse una autodisciplina
en circunstancias que a veces pueden ser desventajosas. Cuando, por ejemplo,
una persona sabe que puede deshacerse de un material anticuado haciéndolo aparecer distinto y se abstiene de hacerlo basado en
sus principios, es un hombre de carácter excelente. El instinto de conservación,
es un fuerte impulso primitivo en cada uno de nosotros, y es muy natural aprovecharse
de todas las circunstancias que se presenten. En comparación el principio, que también
es un producto de la razón, es un impulso menor en casi todas las personas. La presión
política y el monopolio que los negocios hoy en día atribuyen a los sindicatos
es, en gran parte, una reacción al comportamiento de las industrias en épocas pasadas.
Grandes industriales y ejecutivos de pequeños negocios, descuidaron demasiado
el factor humano.
El obrero era un segmento de sus maquinas operadoras, como un torno o
una prensa, era y, es en estos días de la economía que estamos pasando y que jamás
ningunos de los países se recuperará era explotado en esos tiempos, y en estos
que vivimos son esclavos y exprimidos hasta lo último. Cuando ya no es necesario
el retenerlo, cuando no rinda, se desecha a un lado. Era y seguirá siendo una premisa
de los patrones que los hombres no estaban obligados a trabajar para ellos, y
si lo hacían, tienen que aceptar cualquier condición que se les proporcionara.
No crean que la indiferencia social tanto en el pasado, al igual que el
presente a menudo contribuye a la crueldad y esto provocó los extremos adversos
de que hoy en este estado económico que vivimos se quejan los empresarios y los
negocios.
El hombre de negocio digamos moderno debe estar documentado, por lo
menos en la psicología practica. El negocio, en cuanto los clientes y empleados
se refieren, es también una cuestión de relaciones humanas. No solamente se está
vendiendo comodidades y servicio, sino que también sebe adquirirse reputación para
el establecimiento. Es una falta de perspectiva el ser descortés,
desconsiderado o el explotar a los clientes y empleados en estos momentos de
crisis económica, ni siquiera estando en los mejores tiempos de una edad de
oro. Y quiero que recuerden que aquellas semillas son las cosechas que tenemos
hoy en día.
Solamente les pido que traten de
vivir en paz con ustedes mismos.
Peter Bustamante.