‘NUESTRA REACCIÓN A NOSOTROS MISMO’
Nuestra reacción
a nosotros mismos y a nuestro medio ambiente es de dos clases básicas: Estas
son sentir y pensar. Todos estamos consciente de que las impresionas
recibidas por nuestros órganos sensorios producen diferentes sensaciones. Están,
por ejemplo, los colores, los sonidos, los olores y los sabores. Sin embargo,
estas son verdaderamente sensaciones primarias, pero también producen
sensaciones secundarias. Para mayor ejemplo, aquello que vemos o escuchamos
puede causar temor, ira o compasión.
Llamamos
emociones a estas sensaciones secundarias. Aún más, decimos que sentimos estas
emociones. Sin embargo la palabra sentir no parece ser muy apropiada. Esto es especialmente
así si lo comparamos a nuestro sentido del tacto, es decir, sentir. Cuando
pensamos ordinariamente en sentir, vienen a la mente cualidades tales como
duras, suaves, lisas, ásperas, calientes y frío. Consiguientemente, quizás sería
más correcto decir que experimentamos esta o aquella emoción más bien
que decir que la sentimos.
A través de
eones de tiempo, incontables siglos de obscuridad
intelectual, el hombre ha sido un ser emocional o que siente. En otras
palabras, mucho antes que fuéramos Homo sapiens,
es decir seres pensantes y razonadores, lo éramos emocionales. ¿Por qué respondió
el homínido, u hombre primitivo, primero a las emociones? ¿Por qué fue él
guiado principalmente por ellas? Acerca de la respuesta a esa pregunta, por
supuesto que solamente podemos especular. Más probablemente, las emociones son
los resultados del impacto del medio ambiente sobre el organismo viviente. Los
diferentes contacto del hombre con las fuerzas de la naturaleza y de su medio
ambiente, causaron acciones reflejas por su parte. Cada experiencia era para
él, hasta cierto grado, dolor o placer. El organismo se ajustó a estos estímulos.
Gradualmente, se produjeron sensaciones tales como las emociones.
‘CONSIDEREMOS
ALGUNAS DE ESTAS EMOCIONES’
Está el temor, el espanto, la ansiedad, la timidez la
reverencia. En realidad, ninguna de estas está separada. Más bien, todas estas
emociones son variaciones de la misma, es decir del miedo. La ansiedad, el
espanto y la reverencia, son grados menores del miedo. Por consecuencia,
algunas de las experiencias del hombre primitivo causaban diferentes sensaciones
desagradables a las cuales éste reaccionaba. ¿Cuáles, por ejemplo, son estas
reacciones al miedo? Un hombre puede quedarse parado sin moverse y respirar
menos. Puede ponerse en cuclillas como para escapar instintivamente a la observación.
El corazón puede latir rápida y violentamente. Puede haber palidez en la
superficie de la piel debido a la contracción de ciertas arterias de la piel.
Pueden funcionar imperfectamente las glándulas salivares causando que se seque
la boca.
Todos estos cambios físicos ocurren involuntariamente.
¿Qué propósito es servido por tal emoción como el miedo o ciertas de su
variaciones? Es un estado de emergencia. Por medio del miedo el organismo del
hombre ha establecido condiciones para encararse a una amenaza. El sistema
glandular y ciertos órganos y músculos son estimulados por el miedo para oponerse
a un peligro.
‘CORAJE’
Todos admiramos
el coraje y la valentía. Sin embargo, nadie es verdaderamente valiente si antes
no ha tenido miedo. El verdadero coraje consiste en dominar al miedo.
Consideren lo que significaría una vida sin la emoción del miedo. No habría vacilación
por parte del individuo para encararse a cualquier circunstancia amenazadora.
El hombre pronto se aniquilaría. No habría precaución, la cual está relacionada
con la emoción del miedo. Con razón y experiencia, el hombre puede analizar los
particulares a los cuales se enfrenta en la vida. Él puede decidir que algunas
condiciones son potencialmente peligrosas y han de evitarse. Pero el hombre
primitivo, por cientos de miles de años, no tenia la inteligencia para razonar
acerca de sus experiencias. El sólo reaccionaba a sus efectos. Tales acciones
reflejas, sus sensaciones, se convirtieron en características hereditarias de
sus genes. Estas características fueron entonces transmitidas de generación a
generaciones a través de los siglos. Estas sensaciones, estas emociones, se han
convertido en una parte innata del ser del hombre.
¿Pueden
imaginar ustedes la vida sin estas emociones? ¿Sería suficiente la sola
inteligencia? ¿Nos satisfaría? Las emociones son lo que les dan valor a la
vida. El razonamiento y el juicio ayudan a decidir el valor. Pero en el análisis
final el valor se determina en referir a la experiencia en particular a como
nos “sentimos” a cerca de ella; en otras palabras, cual es nuestra reacción
emocional a la experiencia.
“ÉXTASIS”
Tomemos por
ejemplo la emoción del éxtasis. Es la sensación de un placer supremo o exaltado
¿o podemos llamar al éxtasis un deleite excepcional? Supongamos que la emoción del
éxtasis no existiera. No sería posible el placer supremo que podríamos derivar
de la música, arte, poesía, o experiencia mística. De hecho, es dudoso nos decidiríamos
a elegir algunas cosas en lugar de otras. Puede que ni siquiera tuviéramos una
preferencia, pues sin la emoción no reaccionaríamos a una condición de manera diferente
a otra.
Queridos lectores este tema es un tema que comparto
en dos faces. Mañana tendrán la parte mas interesante se los prometo, si tienen
alguna pregunta ustedes tienen mi correo pueden hacerlas.
Y recuerden vivir en paz con ustedes mismo.
Peter Bustamante
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