“LA VIDA MÍSTICA DE JESÚS”
En los Evangelios y versiones autorizadas de la
vida de Jesús notamos dos períodos de silencio, sin que nada se diga ni se
comente acerca de ellos. Son los años que transcurren desde su nacimiento hasta
la controversia con los doctores en la sinagoga, y desde este incidente hasta
el comienzo de su misión, ya en plena virilidad. El silencio de los Evangelios respecto
de estos dos periodos ha sido causa de muchas discusiones, cuyo resultado fue
que algunos críticos negaron la realidad histórica de Jesús. Los incapaces de
comprender la divina concepción y nacimiento de Jesús, no vacilan en señalar dichas
dos lagunas como prueba de la inexistencia históricas de Jesús.
Los supercríticos
de los Evangelios dicen con algún fundamento que si no relataran con tan señalados
pormenores todo lo referente a la concepción y nacimiento de Jesús, no tendría importancia
el silencio que guardan respecto a su niñez ni haría sospechar la autenticidad
de su existencia; pero cuando se relatan, ensalzan y glorifican con tantos
pormenores todos los incidentes relativo a la concepción, embarazo y
alumbramiento, es algo significativo el silencio que los evangelistas guardan
acerca de la infancia y juventud de Jesús. Seguramente quienes creyeron su
deber indagar, reunir y conservar el recuerdo de los puntos esenciales y
subalternos referente al nacimiento y a cuanto el nacimiento implicaba,
debieron conocer muy bien lo relativo a la infancia de Jesús. ¿Por qué,
entonces, el silencio y la completa carencia de aquellos pormenores que hubieran
podido ser sumamente interesante y muy esclarecedores para quienes quisieran
adorar a Jesús en todas las fases de su vida?
Pero entiéndase
bien que los hechos concernientes a la niñez y juventud de Jesús, no faltan en
las crónicas guardadas por quienes no estaban influidos por las decisiones de
los “Concilios y los decretos sino diales”, y no encuentran en tales hechos
nada que amengüe la grandeza y el supremo magisterio de Jesús el Cristo. Sé que
algunos hechos perteneciente a la niñez y juventud de Jesús se han publicado en
varios países, les digo a todos que no crean que este que subscribe no lo sabe,
lo sé con lujos de detalles, y continuando, ésas publicaciones constan en
varios tratados místicos de Occidente; pero el verdadero relato completo y los más
importantes pormenores quedaron reservados por las organizaciones que bien los conocían,
y al mismo tiempo dichas organizaciones opinan desde ese entonces hasta los presentes
días que vivimos, que hasta que el mundo occidental estuviese en disposición de
comprenderlos en todo su amplio y esclarecedor significado, fuese mejor
mantenerlos reservados.
En realidad
no soy ningún historiador, ni teólogo ni mucho menos de la categoría que hoy en
día existen, pero soy un hombre pensante, y creo que ya no existe razón en
estos tiempos que vivimos, para mantener estos hechos en reserva, y me place decir
que aquellas autoridades que en sus archivos guardan dichas crónicas y con
quienes he consultado sobre el particular, convienen en que la actual inquietud
del mundo occidental en materia religiosa, y especialmente el deseo por parte
de millones de personas de tener un bosquejo más completo de la vida de Jesús,
justifican la publicación por vez primera en Occidente de los hechos aludidos.
Es evidente
que Jesús recibió esmeradísima educación, según se infiere del análisis de su
vida. La mera circunstancia de que en temprana edad maravillara a los doctores
de Israel por su habilidad en responder y en formular preguntas profundas
demuestra que en los primeros diez años de su vida recibió una acabada educación
disciplinaria. Debemos suponer con perfecta razón y lógica, que como Hijo de
Dios o enviado de Dios estaba constantemente inspirado y podía hallar en su
inmediato contacto con la consciencia de Dios los iluminadores pensamiento que
expresaba. Pero con la misma lógica razonable debemos creer que hubo de recibir
en las escuelas profanas la educación necesaria para poder expresar sus
pensamientos en el idioma y con las imágenes y descripciones que comprendieran
las gentes.
Los más
ilustres artistas han atribuido a la inspiración sus obras maestras; pero todos
tuvieron que aprender las técnicas necesarias para manifestar su inspiración,
de modo que el pensamiento, el ideal, la pintura, pudieran transferirse de una
mente a otra. Los más eminentes compositores escribieron sin duda en los
pentagramas movidos por la inspiración, como si del cielo descendieran los más
hermosos pasajes de su música; pero todos aprendieron la técnica de expresar lo
que por inspiración recibían sus almas. Por muy completa y perfecta que fuera
la manera de como estuviera Jesús en contacto espiritual con la Mente Cósmica y
con la consciencia de Dios, había de recibir la necesaria educación gramatical
que le adiestrara en la expresión del pensamiento y lo capacitara para decir
las más hermosas verdades tan
elocuentemente como nadie hasta entonces lo había hecho.
Este articulo lo dedico a los días de la cuaresma,
a su propia existencia, espero me comprendan. Y sobre todo a vivir en paz con
ustedes mismos.
Peter Bustamante