"Conducir o seguir buscando un líder"
Hoy en día las masas del mundo desean
liderato. Fuertes líderes usualmente se convierten en líderes populares, especialmente de la “juventud”
que de buena gana sigue al líder. ¿Está siempre bien seguir a un líder? ¿Está
mal ser un seguidor? ¿Cuál es el rol de un
líder? ¿Debemos conducir o seguir? Exploremos
este problema buscando repuestas a estas preguntas.
Conducir es causar o atraer a otros a seguir el camino de uno o duplicar
su ejemplo. La historia occidental es principalmente un desfile de líderes
desde Moisés, quizás a cualquiera de los estadistas o políticos de hoy en día.
Repercutiendo sobre esa historia, de inmediato se hace evidente que no todos
los líderes, eran o son idealistas, “buenos”, o uno al que seguir.
Algunos fueron simplemente líderes, o tuvieron ese poder de atracción que
originaba que otros lo siguieran, precisamente como el Flautista de Hamelin condujo
las ratas al río para ahogarlas. Pero recuerden que después de servir a la
ciudad librándola de la peste de las ratas, el Flautista no fue gratificado
como se le prometiera, por lo cual él, entonces, usó su atrayente poder de
liderato para conducir a los niños de la ciudad a una montaña en el campo para
desaparecer. De este modo, el mismo liderato puede servir para bien o mal.
Como seres humanos inteligentes tenemos el derecho y la responsabilidad
para pensar por nosotros mismos. En todas las cosas deberíamos considerar y
pensar todos los aspectos de una situación antes de alcanzar una decisión.
Entonces desarrollaríamos el coraje para defender nuestra decisión, aun al
punto de estar solos en su defensa. Cuando esto ocurre nos convertimos en un líder, porque no existe otro para seguir.
Muchos de los más grandes líderes comenzaron solos debido al coraje de sus
convicciones. Solamente más tarde y después
de mucha resistencia las masas
comenzaron a seguirlo y alabarlo como grandes líderes. Desgraciadamente, no todos los líderes están motivados
por el altruismo. Algunos solamente buscan o agarran poder sobre los otros para
servir a los grandes intereses y
monopolios pero jamás para el pueblo.
Muchas páginas de la historia están manchadas de sangre con las leyendas
de líderes “insensibles” que trajeron crueldad y sufrimiento a aquellos
que sojuzgaron y forzaron a seguirlos. Solamente un servidor voluntario y
entusiasta califica a un gobernante para
ser aclamado como líder. Es definitivamente no un derecho invariable el seguir
al llamado líder. Los déspotas y los
tiranos eventualmente son siempre removidos por los líderes idealistas y dedicados. ¿Está mal ser un seguidor? ¡Por
supuesto que no! Sin seguidores jamás pueden existir los líderes. No todos
nosotros poseemos ese chispazo extra de inspiración, la osadía de hacer, el
coraje de distinguirnos y la determinación de ganar por virtud. Aquellos
que poseen tales cualidades apoyo, pero en estos tiempos lo que mas
necesitamos es una gran LUPA, para
poder buscar a un ser humano con esas clases de cualidades, existe una gran
diferencia entre un seguido y un renunciante. Un renunciante ni conduce ni
sigue; nada hace que no sea envidiar al líder y desprecia al seguidor. Un
seguidor adopta el mismo propósito de su
líder y da la bienvenida a la dirección superior en lograr esos propósitos.
La vasta mayoría de nosotros hemos conducido mal, y hemos seguido
simplemente por impulsos. Desafortunadamente es la naturaleza del hombre y
estamos pagando esa deuda ya debemos de
comprender. ¿Cuál es el apropiado rol de un líder? Tácito nos dice que la razón
y el juicio son las cualidades de un líder”. Ciertamente, toda la humanidad está
diariamente y a cada hora enfrentando decisiones
para determinar la conducta de vida.
Algunos de nosotros parecen ejercitar mejor la razón y el juicio en esas
decisiones. Otros experimentan dificultades
en alcanzar una decisión por temor a
equivocaciones. Voy a citar un pasaje de Jesús cuando dijo: “Y si el ciego
conduce al ciego, ambos caerán en el foso”. Uno debe conocer el camino para que
otros puedan seguir. Si a través de la timidez, La falta de confianza o el
letargo, jamás existe ni existirá ninguna
dirección, y todos debemos pagar, sufrir y seguir vagando sin propósitos, sin una razón y mucho
menos una meta en esta tierra. Yo, Peter Bustamante en mis pobres formas de raciocinio esto no
seria vivir sino desperdiciar la vida. Vida es vivir ¡y con un propósito!
Solamente me queda que desearles que vivan en paz consigo mismo.
Peter. Bustamante