¿ERA EL HOMBRE
PRIMITIVO MÁS INTUITIVO?
A menudo leemos, o se dice, que el hombre prehistórico y el primitivo
tenían ciertas facultades que eran más agudas que las poseídas por el hombre
moderno de hoy en día. Ello implica que el hombre de hoy tiene esas facultades
innatas, pero que ellas están latentes en él. En particular, se ha hecho la
siguiente pregunta: “En vista de que el hombre primitivo desarrolló sus
facultades intuitivas a un alto grado y sabemos que ese desarrollo interno
jamás se pierde, ¿por qué el hombre moderno carece tanto de esa
facultad?”.
Debe hacerse una distinción entre instinto e intuición,
aunque existe indudablemente una relación psicológica entre ellas, a un cierto
grado. Los instintos son definitivamente lecciones que han sido aprendidas por
un organismo especialmente complejo como es el hombre. Estas lecciones han sido
adquiridas a través de un largo proceso de evolución de los seres vivientes.
Cuando decimos “aprender”, esto
no puede igualarse a nuestra común interpretación de la palabra. No es eso que
ha sido concienzudamente realizado y evaluado en relación al ser, tal como
aprenderíamos un idioma, la música o las
matemáticas. El organismo es en su lenta subida y en su confrontación con su
medio ambiente estuvo sujeto a condiciones que le favorecían o se le oponían.
La continua influencia de estas condiciones similares quizás durante miles de
generaciones, dejo una permanente impresión en los genes. Estas alteraciones y
mutaciones fueron transmitidas a la descendencia.
Las características heredadas se convirtieron en respuestas de
conductas. En otras palabras, cuando quiera que fuera que el organismo estuvo
sujeto a los mismos estímulos debe haber existido un impulso de estímulos para
actuar en respuestas a él. Para usar el común termino vernácula, los genes del
organismo han sido programados para funcionar en una cierta forma. Esta innata
existencia interior de estímulos es lo que llamamos instintos. Tomó un
considerable ejercicio del poder de voluntad resistir la intensidad del
estímulo de los instintos. En verdad existen varios instintos que deseamos
dirigir pero más ciertamente no suprimir.
Por ejemplo la curiosidad, el deseo se saber y averiguar alguna cosa que
atrae la atención de una persona o de los animales inferiores a lo que no les
he familiar. Si hubiera estado exento de curiosidad, él humanoide probablemente
jamás habría avanzado más allá de la etapa Neanderthal. En verdad, ni
siquiera habría alcanzado tal estado.
Existe también el casi
irresistible instinto de la preservación del ser. Este instinto o estímulo está profundamente impreso en lo más simple
organismos vivientes. Es la supervivencia de la fuerza de la vida en si misma. A
través de las edades y con variadas
culturas que ocurrieron, estos instintos han estado sujetos a alguna
modificación. Hemos formado también nuevos
hábitos los cuales, si son retenidos y perpetuados por muchas generaciones, establecerán,
indudablemente, al final, el núcleo para instintos adicionales. Estos instintos
no son necesariamente espirituales o divinos, a menos que ustedes atribuyan tal
fuente a cada facultad y características humanas. Sumados, generalmente los
instintos tienen funciones biológicas muy definidas: Parecería que esos hábitos
largamente formados que son “recordados” por los genes están principalmente
concernidos con la protección y la supervivencia y el bienestar del organismo.
En realidad, puede decirse que la verdadera existencia de un organismo depende
de sus instintos. Por lo tanto debe ser obvio que el organismo podría no
aprender o adquirir estas necesarias respuestas ambientales en solamente una
vida.
Es muy probable que el más antiguo de los hombres primitivos confiara rápidamente
en sus impulsos instintivos que lo que ocurre con el “Homo sapiens”, el
hombre racional. En este caso el hombre racional está inclinado a establecer
valores intelectuales que son contrarios, en otras palabras, que se oponen a veces
a sus instintos, yo Peter Bustamante por experiencia sé que el primer instinto
es valedero jamás te engaña. Como un ejemplo, está el asceta que por razones
religiosa suprime estímulo e impulso físicos fundamentales y puede hasta practicar
la auto mortificación, vale decir el abuso en contra del cuerpo. Además, las
convenciones de sociedad, sus códigos morales y éticos, tienden a restringir y sojuzgar
los impulsos de los instintos.
En la mayoría de los textos psicológicos, la intuición es llamada
“discernimiento” intelectual. Esto es lo que podríamos definir como una percepción
interna, una especie de independencia absoluta de conocimiento; en otras
palabras, un influjo dentro de la mente consciente de ideación, una cadena de
ideas que no han sido trabajadas por la razón y son súbitamente realizadas.
Queridos lectores y colegas. Este
editorial quiero exponérselos de acuerdo a mis conocimientos de esta materia,
por lo tanto mañana tendrán el final del articulo, espero lo analicen y si en algún momento no comprenden algunos de mis razonamiento,
con mucho gusto sus preguntas serán contestadas.
Traten de vivir en paz consigo mismo.
Peter Bustamante