Saturday, December 1, 2012

¿TIENE SEXO EL ALMA?








¿TIENE SEXO EL ALMA?

Quiero contestar una pregunta de un lector que aparentemente tiene sentido en su forma de pensar, para que no queden dudas del titulo de este artículo. Para comenzar esa persona que no diré su nombre, él pregunta que una persona le declaró tener un alma femenina en su cuerpo de hombre y pregunta si esto puede ser posible.

   Estimado lector para comenzar no vamos a cavar dentro de las teorías médicas y psiquiátricas acerca de la causa del “transexual” .Se ha teorizado que tal cosa se debe al mal funcionamiento de ciertas glándulas endocrinas. Lo que nos concierne aquí es si el alma tiene sexo o no. Debe existir un organismo antes de que pueda existir la distinción que llamamos sexo. Debemos ir hacia atrás a una consideración básica; es decir, ¿qué pensamos que es el alma?, por lo menos desde mi punto de vista y estudios jamás pensamos del alma  como substantiva, es decir, una clase de substancia independiente. Más bien, pensamos de ella como una emanación de la esencia del alma universal, que de acuerdo con las doctrinas de la encarnación, transporta una impresión de la personalidad. Para hacer esto más comprensivo, podemos usar la analogía de la onda transportadora  que es transmitida por una estación de radio. Esta onda transportadora consiste en ondas de radio de alta frecuencia que son insulsos sobreimpuestos del sonido original. Realmente, el sonido no se manifiesta hasta que estos impulsos eléctricos de la voz original o de la música han sido transformados por el receptor de radio, de nuevo en ondas sonoras. Podemos ahora comparar la onda transportadora a la fuerza de alma universal, y los impulsos eléctricos que ella transporta, podemos compararlos con la personalidad.

  El receptor de radio, en esta analogía, podemos compararlo con el cuerpo físico, que es infundido con la fuerza del alma. La consciencia de nuestra mente, entonces, se hace consciente de la existencia del alma y del ser. La manera en que esta consciencia se realiza así misma y se expresa así misma externamente es la personalidad, de esta encarnación. Sin embargo, la personalidad de esta encarnación es a un grado influida por la herencia de la personalidad, de una previa encarnación. La mente objetiva, el poder del ambiente sobre ella, y la herencia genética de nuestros padres, ordinariamente tienen una más fuerte influencia en lo que será la presente personalidad que cualquier efecto de una pasad encarnación. Es solamente cuando el individuo está en un estado llamado de más alta consciencia—es decir, cuando en meditación, entrando dentro del subconsciente  y entonándose con el ser psíquico—que la influencia de las pasadas encarnaciones se hace más dominante.

  Por lo tanto, la fuerza del alma en la vida venidera, y el curso del alma universal dentro de la cual es absorbida después de la transición, no tiene una cualidad sexual. En verdad, no tiene ninguna de las cualidades o atributos que comúnmente asociamos con nuestro ser físico. Si podemos ofrecer una nueva analogía, en vista que tenemos una debilidad ahora por ciertos alimentos, no quiere decir que ese apetito es necesariamente una influencia encarnada. Estas cosas son físicas y emocionalmente causadas y tales estados no tienen relación con la vida pasada. Además, no existen pruebas ni evidencia definidas de que en cada encarnación debemos tomar un sexo diferente al de una vida anterior  para tener tal experiencia. Hay, por supuesto, doctrinas que relacionan esto, pero los exponentes de estas doctrinas jamás pueden establecer ningún fundamento para su hipótesis. En verdad, de acuerdo con la rencarnación existen lecciones que debemos aprender por los medios de evolucionar nuestra consciencia más alta para ir más allá de lo que pueda haber sido en el pasado. No posemos echar a un lado las fallas en el funcionamiento y los desórdenes que puedan ocurrir  como resultado de nuestro organismo físico o estados emocionales atribuyendo tales condiciones  e inclinaciones a una previa encarnación. No hay tal cosa realmente, como un alma masculina o un alma femenina. Existe solamente esa consciencia que se manifiesta a través del organismo que ha sido provisto para ella. Es, precisamente, tan erróneo atribuir sexo al alma como si ella estuviera asociada a una raza. No hay almas negras, blancas, amarillas, marrones o rojas. También no existen almas “malas” o “buenas”. Estas cosas querido lector son desequilibrios y aberraciones mentales más bien efectos en el cuerpo en el que está habitando el alma.

  Antes de terminar  este artículo que considero una basta respuesta a su pregunta, quiero que recuerde esta última analogía que le ofrezco. Ponga una grabación magnetofónica de un concierto de violín por un músico maestro en una maquina de reproducción que está mecánicamente imperfecta. Los resultados, entonces, son una distorsionada reproducción de la música. La falta yace, entonces, no con la grabación original, que era perfecta, sino con el aparato que la reproduce—y así mismo es con el cuerpo humano en relación al perfecto estado del alma.

Creo haberlo sacado de su duda, puede darse cuenta  que el problema no esta en la ropa, sino en el que la usa.

Atte. Peter Bustamante.

Y traten de vivir en paz con  ustedes mismo.              

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