Saturday, June 1, 2013

“LOS TERRIBLES TIEMPO EN QUE VIVIMOS”




“LOS TERRIBLES TIEMPO EN QUE VIVIMOS”

En estos tiempos recibimos lamentos de innumerables personas sobre los fracasos de nuestros tiempos. Ellos ven en todas partes las manifestaciones  de violencia, deshonestidad, anarquía, lascivia y egoísmo desenfrenados. Al hablar de ello, al temerle y al huir de ello, ellas añaden combustible al fuego que es esparcido por los medios de comunicación. Ellos son los profetas proverbiales de la perdición, previendo el fin del mundo, siempre listas a hacer que una cosa mala parezca peor. Esta minoría negativa está compuesta de aquellos que son generalmente complacientes, o- puestos al cambio, tratando de aferrarse a “los buenos viejos tiempos”, o temerosos de afrontar los cambios de una sociedad dinámica. Ellos son básicamente inseguros, no lo suficientemente seguros de ellos mismos para soportar la crítica o interrupción de sus creencias y prácticas. Ellos no solamente temen la violencia y la rebelión, sino también temen cualquier cambio en el estatus (quo).

  Obscuro como podéis pintar el retrato de la sociedad de hoy en día, la tendencia de nuestros tiempos no es la regresión, sino más bien una progresión aparentemente positiva hacia nuevos estándares de conducta. La sociedad de hoy en día está “digamos menos temerosa de dudar” de su pasado, sus tradiciones, sus siempre honradas creencias. “Está menos temerosa” de la honestidad y la franqueza en su interacción con ellos mismos. La sociedad está lentamente dejando caer el engaño y la superstición que en el pasado creó una sociedad de clases donde el rico gobernaba al pobre, el fuerte al débil y el informado al ignorante, a menudo con una tiranía que pondría a un Nerón en vergüenza. Los padres que gobernaban a sus hijos con temor y una autoridad indiscutible suprimían una mente inquisitiva de manera tan devastadora como cualquier inquisidor  del pasado. El magnate de una corporación que manejaba a sus trabajadores con amenazas de desempleo, salarios bajos y largas horas, era comparable a un antiguo negrero. Los educadores que pontificaban como si todo lo supieran estaban tan alejados de sus estudiantes y el propósito final de la educación como los más pomposos escolares de los tiempos medievales.

  En los “buenos viejos tiempos” el hombre era más cruel con el hombre, con los animales y hasta con la tierra y sus recursos. El hombre era cruel porque era ignorante. La ignorancia engendra la superstición y el temor, y cuando el hombre teme puede ser muy cruel. Él se lanza en contra de lo desconocido, a eso que puede dañarle, y aquello que alguien le dice que podría dañarle. Él es fácilmente conducido en la ignorancia, guiado por aquellos que usan sus conocimientos para gobernar y ganar ventajas sobre los demás. A medida que la sociedad se vuelve más educada, más conocedora acerca de su ambiente, se vuelve menos temerosa y, por lo tanto, menos cruel. A medida que aprende más acerca de cada quien y cada cosa, se encuentra en una base más igual con sus partes. Se vuelve sofisticada, madura, capaz de comportarse en cualquier situación.

  Los medios de comunicación, aunque a menudo criticados por enfatizar la violencia, traen en realidad, la violencia en perspectiva. La revelan por lo que es, donde todos pueden encararse a ella, verla por lo que es en realidad y tratar con ella. La sociedad no está más tan inclinada a correr y esconderse cuando una “rápida pistola” amenaza la paz y la armonía de un grupo. Grita su nombre desde la cima de los techos. Grita en contra de las atrocidades de los hechos. Observen bien este artículo no está lejano el día en que esta sociedad cansada tome por decisión, despojar por completo los vestigios que están pasando con las mismas estampas descolorida del pasado, y cuando un pueblo toma esa determinación, les aseguro que no  existe fuerza que lo haga retroceder ni un milímetro, con la franqueza del día estarán aquellos que usarán esta conducta iluminada.

Y traten de vivir en paz con ustedes mismo.

Peter Bustamante          

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