Tuesday, December 18, 2012






‘CAUSALIDAD’

Por el momento, vamos a suponer que una causa es aquella razón por la cual ocurre alguna otra cosa. Mientras miramos alrededor de nosotros, mientras usted observa el cuarto en el cual está sentado, ¿puede ver alguna cosa, algún objeto que en sí mismo o por sí mismo, sea una causa? En otras palabras, busque algo que no tenga otra cualidad determinante, excepto aquello que usted diga que es causa. Pregúntese también: ¿Tiene la causa una clasificación física, distinta, por medio de la cual siempre puede ser reconocida, justamente como reconoceríamos una planta o un mineral o una clase de líquido? Podemos identificar una silla, o una mesa, o una lámpara eléctrica, por su forma, ¿pero causa qué haya alguna identidad separada que podamos señalar y decir que esa es la causa y no otra? Pienso que usted estará de acuerdo conmigo en que las causas no tienen tal identidad separada.

   La experiencia nos ha demostrado, si queremos reflexionar un momento sobre esto, que una causa está siempre asociada con alguna otra condición. En otras ocasiones aquellas mismas cosas o condición que hemos llamado causativa puede aparecer como sin causa, demostrando que las cosas en sí misma no es la causa. Voy a dibujar un cuadro verbal para que ustedes comprendan mejor este punto. Imagínese una pequeña báscula del tipo usado para pesar cartas y determinar el costo postal. Delante de usted ve la báscula en equilibrio. Primero el astil baja ligeramente a un lado y luego al otro; en un brazo de la báscula hay un pequeño platillo o plataforma sobre el cual se colocan los sobres para ser pesados. Tomemos un sobre, en el cual ya hemos colocado una carta, lo ponemos en el platillo de un lado inmediatamente vemos que el sobre causa una ligera inclinación del astil, hacia el lado que está colocado. Levantemos el sobre, y de nuevo volverá el equilibrio. Luego coloquemos el sobre otra vez  en el platillo y el astil bajará en esa dirección.

  Vamos a ser muy analíticos y por ello una vez más quitamos el sobre. Al examinarlo, encontramos que en él no hay nada singular. Ciertamente, cuando observamos el sobre. En otras palabras, no existe una cosa conocida como causa envuelta en el sobre; tampoco hay en él una causa adherida. Además, cuando el sobre está lejos de la báscula—no sobre ella—no es por más tiempo una causa. Por lo tanto podemos inferir que una causa no puede ser percibida en los objetos como si fuera parte de ellos; más bien una causa es una relación que empieza a existir entre los objetos, según sea nuestro grado de percepción en cuanto esa relación se prefiere. Como ha dicho el filósofo Hume, esta relación de causación aparece como una constante asociación de objetos, un objeto que llamamos la causa y un objeto que llamamos el efecto.  Donde uno aparece el otro debe aparecer. Podemos decirlo en esta forma: En vista que la naturaleza de un objeto siempre parece contribuir a otro, llamamos causa al primero.

   Estamos acostumbrados a hablar de causa y efecto como si esta relación fuera una dualidad, siendo el otro el efecto de los dos, además pensamos que la causa es el aspecto activo de la relación. Sin embargo ninguna cosa sola o alguna condición sola puede ser la causa total de algún efecto. Esto aparentemente contradice lo que hemos dicho hasta aquí, pero realmente no es así. En y por sí solo, cada objeto que experimentamos—una silla o la lámpara en su cuarto—parece estar en reposo, inclusive hasta un objeto que pudiera moverse a través de la habitación. Si continua presentándonos la misma apariencia, está en reposo para nuestras mentes en cuanto concierne a su forma. Si esto no fuese así, si un objeto estuviera cambiando rápidamente de forma, no tendría para nosotros una apariencia definida. No seriamos capaces de ver lo que en realidad es, porque su forma no se mantendría suficiente tiempo para permitirnos darle una identidad. Ahora bien, cuando cualquier objeto que para nosotros tiene una forma definida, adquiere acción, no está actuando en sí mismo; cuando algo es activo encontramos que está actuando sobre alguna otra cosa; un objeto es activo, por lo tanto, cuando parece estar produciendo un cambio en algo fuera de sí. El cambio que produce en la otra cosa, o condición, es lo que experimentamos como el efecto. En esto entonces, podemos ver que nunca tenemos una causa simple para cualquier efecto; más bien existen dos causas—la causa activa que actúa sobre algo más, y la causa pasiva que es “ese algo más”. De esto dos surge lo que llamamos el efecto.

Este artículo  es por la sencilla razón que nosotros establecemos diariamente muchas causas, y acreditar falsos efectos acreditando confusiones que no tiene bases, un ejemplo de una causa. Si usted bebe demasiado, la lógica indica que tendrá un efecto, y quédese sentado para esperar  los rehurtados.
Espero que algo en provecho puedan extraer de este  artículo.

Y traten de vivir en paz consigo mismo.

Peter Bustamante                     


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