Monday, January 27, 2014

“LO QUE NUESTRA HUMANIDAD NO QUIERE SABER”




“LO QUE NUESTRA HUMANIDAD NO QUIERE SABER”

La mente humana tiene muchas extraordinarias características y muchas asombrosas tendencias. Dos de estas tienen un contacto directo con nuestro tema de hoy muy especial. La primera es que la mente o consciencia tiene la tendencia-un impulso muy definido—de crear y aceptar como verdad lo que quiere creer o lo que cree que es un halago a su habilidad de razonar y de llegar a conclusiones correctas. La segunda es la inclinación siempre presente de aceptar como creencia, como verdad, como principio que no se cuestiona, una idea o conclusión que está de acuerdo con otra idea o grupos de ideas previamente establecidas, por experiencias personales, en la mente o en la consciencia.

  Sea como parte de estas dos tendencias o quizás constituyendo una tercera inclinación, está aquella debilidad por parte de la mente y de la consciencia humanas de preferir, aceptar y adoptar una idea o creencia extraordinaria o poco usual esté de acuerdo o en armonía con las creencias previas e ideas mantenidas por la mente. En otras palabras, esta tercera tendencia, que es realmente una debilidad, es una que parece darle a la mente o consciencia del individuo una especie de jactanciosa satisfacción en la creencia que su razonamiento previo y el análisis de las ideas, fueron mejores que los de otros, o superiores a los de otros, porque arribaron a una conclusión única que es diferente de las opiniones sustentadas por la mente de la masa. Es un tipo de satisfacción nacida de un razonamiento como el que sigue: “Mi opinión es correcta, porque es diferente de la de la masa y prueba que soy mejor en mi razonamiento, más penetrante y más astuto en mi lógico análisis de las cosas, y es más amplia mi concepción mental de los hechos y de los principios”.

  Tomando esta última o tercera tendencia y uniéndola con las dos anteriores, encontramos que a la mente humana, aun en el individuo menos educado, analfabeto y peor preparado, le gusta pensar de sí como superior en muchos aspectos a la mente de la persona común con la que entra en contacto. A tales personas  le encanta leer el cuento de misterio o de detective que deliberadamente revele entre líneas, en el primer capítulo, la verdadera personalidad del criminal y, sin embargo, pretenda incluir suficientes velos para hacer que el lector crea—cuando astutamente percibe al criminal en el primer capítulo-que el descubrimiento se debió a su intelecto superior y a su habilidad para analizar y no a treta por parte del escritor. Esta clase de juego de manos psicológico halaga al lector, y cuando descubre, en el último capítulo, que su astucia lo llevó a la conclusión correcta al comienzo del cuento, se encuentra dispuesto a cantar loas al escritor y a aclamarlo como un narrador  inteligente, disponiéndose  a no comprar ni leer otros cuentos de misterio que no sean aquellos escritos por el mismo autor.

  Lo peor de todo esto es, que esta misma debilidad tiende hacer que el individuo atribuya a causas sobrenaturales en vez que a naturales, y a pesar que tal vez ustedes no lo crean, se pueden encontrar, en la política en los dirigentes y en muchas instituciones tanto en lo gubernamental, quizás ustedes algunos se den cuenta, otros no porque estas personas aplican estas medidas silenciosamente, de su escasez mental en sus privacidades de los hechos más comunes de la vida. En asuntos de salud o de negocios, están más listos que todos para creer en sus sufrimientos, problemas y tribulaciones, con el resultado de alguna vaga ley indefinida, llegan hasta recetarse a sí mismo menjurje que han decidido usar después de haber utilizado sus superiores habilidades razonadoras, y creen que se debe a que no han acudido al aceptado consejo o tratamiento médico, sino que todo lo ha causado algún misterioso rayo de la luna, o una mancha solar, o que quizás una conjunción planetaria o visita psíquica. Cuando no creen en estos tipos de principios supersticiosos y poderes, se inclinan a juzgar que lo poco “común” de sus resfríos-ya que han durado más de lo normal y han resistido a todas las recetas propias-es causado por algún extraño y raro fenómeno de la naturaleza. Puede este ser algún insospechado veneno que escapa del gas que usa en su casa para cocinar, o el olor no percibido o las vibraciones producidas en alguna planta que está creciendo, la que ha estado creciendo, la que ha estado dentro de las habitaciones por un año o más; y para
Dar termino a estos problemas quiero dejar por sentado este tema y que este tipo de personaje lo tienen en el mundo entero, en puestos importante quizás no lo crean, con muchos seguidores adorando imágenes. A tales personas les encanta leer los anuncios de periódicos que describen raras medicinas o específicos terapéuticos comercializado, que detallan los extraños síntomas de dolencias peculiares. Y cuando encuentran estos anuncios una sugerencia relacionada con alguna causa poco común o desconocida, sobrenatural o misteriosa, creen que en ella puede estar la base de su enfermedad, ignorada por los médicos o por los sabios; y están listos para aceptar tales ideas, porque ellas están de acuerdo con las previamente adoptaron a través de su propio razonamiento.

Este tema, lo he visto en miles de ocasiones y es algo que nos llevará a malas consecuencias.

En vos confió.


Peter Bustamante  

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