“LAS CONTRIBUCIONES DE LA MEDIOCRIDAD”
De tiempo en
tiempo, una gran atención se le da al hombre promedio. Justamente quién es ese
hombre promedio nunca ha sido completamente explicado, pero se supone que es
una composición hipotética de cada quién en esta sociedad en particular. Él no
es ni grande ni insignificante. Él puede ser particularmente brillante ni estúpido.
Él no es rico, pero al mismo tiempo no está agobiado por la pobreza. Él no es
famoso en ningún campo constructivo, pero por otra parte él puede ser conocido
por algunas de las acciones que han contribuido al bienestar de los individuos
que están asociados con él. El hombre promedio, en otras palabras es un poquito
de cada cosa—un poco bueno, un poco malo; un poco feliz, y un poco apesadumbrado;
un poco inteligente y un poco estúpido. En el todo, podemos decir que la mayoría
de los individuos son promedio.
Hace algunos años, cuando trabajaba en
ciertos campos de algunas materias educacionales, se administraban frecuentemente
pruebas a los estudiantes universitarios, de secundaria o de primaria sobre las
bases de que los resultados logrados serían medidos contra lo que constituía el
promedio del grupo. Era un hecho predeterminado que el cincuenta por ciento de
los individuos que tomaban esa prueba recibirían un grado medio. En los años
que enseñé en la escuela, calificábamos a los individuos sobre las bases de uno
a cinco. Tres era el grado medio; dos por encima del promedio; y uno era
superior. Cuatro era debajo del promedio y cinco reprobado. Este último grado
indicaba la imposibilidad del estudiante de entender el tema de cualquier
materia.
Cuando una clase de estudiante era
clasificada sobre este concepto, cincuenta por ciento recibía un grado de tres.
Veinticinco por ciento recibían grados de dos o uno, y otro veinticinco por ciento
recibía grados de cuatro y cinco. Esto para mí era una practica injusta esa es
una de las tantas, que preferí no dar mas clases, primero esto era injusto por
las siguientes razones. Predestinaban el estatus del aprendizaje de un
individuo antes que la prueba fuera administrada. Activamente luché en contra
de este procedimiento y traté de instituir otras formas de calificación. Para
ilustrar lo que creía era un sistema injusto, usé una ilustración hipotética.
Si cien estudiantes de inteligencia superior tomaran
una cierta prueba con el conocimiento predeterminado de que la mitad de ellos obtendrían
un grado medio, una calificación de tres, y otros cien estudiantes, que habrían
indicado por pruebas previas y por medio de la experiencia que ellos eran bajo
lo normal, posiblemente aun casi retrasados mentales, tomaran la misma prueba,
a la mitad de ellos les sería dado un grado medio. En otras palabras, la mitad
del grupo superior de estudiantes inteligentes seria calificados igual que la
mitad del grupo de igual tamaño de estudiantes bajo el estándar. Esto para mí era
desigualdad.
Al pensar sobre estos hechos, el pensamiento
me llega que puede haber más verdad en las bases sobre los que estos juicios fueron,
que las que yo estaba dispuesto a admitir en ese entonces. A medida que he observado
individuos y grupos durante toda mi vida, he realizado más y más que algunos de
los más grandes logros en el mundo han tomado lugar como el resultado de la consistencia
y el trabajo duro del mediocre. Tenemos una tendencia a creer que las grandes
cosas han acontecido debido a las contribuciones y esfuerzos de individuos superiores,
aquellos con aprendizaje superior, con inteligencia o intelectos superiores,
pero en muchos casos el individuo superior inteligente no utiliza las
habilidades que él tiene. En el campo de la educación he visto estudiantes que
por experiencia sabía que tenían inteligencia superior, hacer un grado bajo de
trabajo y finalizar la escuela con habilidades educacionales y grados más bajos
que los estudiantes mediocres. Los mediocres están más dispuestos a trabajar.
Alguien ha dicho que conservar la mediocridad es más respetable y más útil que
la talentosa inconstancia, lo que es muy cierto. Sin importar cuan talentoso
uno es, si las habilidades no son usadas consistentemente ninguna ventaja
resulta.
El genio parecería ser la clave para la solución
de los problemas mundiales. Si todo el conocimiento superior de todos los
genios en el mundo se pudiera volcar en los problemas de la sociedad de hoy en día,
parecería que un nuevo mundo podría existir, que la paz y el progreso podrían obtenerse.
Pero, ¿Dónde están los genios? Muchos
de ellos no están haciendo nada. No están usando los que se les ha dado como un
medio de cumplir un propósito en el universo y al menos en una vida individual.
El karma nos dice que para cada efecto existe una causa subyacente. Así el
progreso de la humanidad tanto como el crecimiento del individuo debe necesariamente
estar basado en el uso de las habilidades innatas de un individuo para producir
logros dignos en su propia vida y logros que contribuirán al bienestar de la sociedad.
El individuo que es capaz de hacer una contribución
a la sociedad, que es capaz de contribuir al bienestar de él mismo y de la
humanidad y no lo hace, está probablemente cometiendo un mayor pecado que el de
aquellos que son comúnmente enumerados como religioso fanáticos. Hay poca
escusa para no usar nuestras habilidades. El principio fundamental total de cualquier filosofía constructiva es enseñarle al individuo sus propias
potencialidades y esperar que él use esas potencialidades. El don del genio es
posiblemente una rareza, aunque estoy inclinado a creer que puede ser más común
de los que nos parece. Sin importar si el talento existe en nosotros, cada cual
puede trabajar en cualquier tarea que tenga a mano. Comprendo que no todos
podemos alcanzar la cima del éxito.
Solo les pido
que analicen este artículo y traten de vivir en paz con ustedes mismo.
Peter Bustamante
¿Si es posible por qué no pones la página anterior? y quédate con ella Google si al final siempre escribo no necesito dinero lo hago con mucho gusto,y podría ser más es mi trabajo lo hago
ReplyDeletepara informar cooperar
Piénsalo y me dices cuanto es anualmente.
Esta es la única forma de poder decir no se puede saber cuanto se paga. Peter Bustamante