‘CONDUCTA
MORAL Y HUMANA’
¿Existe una conducta humana
equivocada? No existe conducta en el hombre que sea innata mente equivocada, es
decir, en el sentido de ser considerada como naturalmente así. Lo que sí sigue
de los atributos, los instintos, las pasiones y los apetitos del humano es lo
que la substancia del hombre es.
Cualquier cosa que el hombre esté motivado a hacer constituye la forma de su
conducta. Existen variables de esta conducta, como una de ser más extrema o más
reservada que la otra. El discernimiento de cuál estas es la correcta o la
equivocada no obra principalmente conforme a ningún estándar establecido por la
naturaleza. La evaluación de la conducta
humana está relacionada con los valores que el humano establece. Pero estos
valores no son a priori, es decir ellos no existen como universales innatos en
todos los hombres incluyendo al que la predica. Son los exteriores del mundo
del hombre, su ambiente actuando sobre su naturaleza, que produce ciertas
reacciones como la conducta. Estas influencias son experimentadas por el humano
como placenteras o de varios grados de disgustos. Lo placentero es el bien. El
estado contrario es lo malo. En esta reacción primitiva, el bien o la sensación
placentera no tiene un contexto moral relacionado con ello. Es totalmente una
evaluación personal, física. Por lo tanto no está de acuerdo con ningún orden,
reglamento o tradición. Puesto más simplemente, el bien es una sensación deseada que está provista de cualquier
connotación racional o idealista tal
como si es la acción correcta.
“En los caso gubernamentales”
En su
forma de planteamiento al respecto en este tipo de tema, en un tipo de
retorica, cualquier humano consideraría incluyendo al que la proclama, y no se
adapta a su retorica, él la consideraría como una mala conducta hacia él.
Contrariamente, cualquier otro ser humano que le favoreciera de alguna manera
sería considerado como exhibiendo una buena conducta. Sin embargo, para
experimental el bien personal, para satisfacer un apetito, para gratificar un
instinto, uno puede recurrir a una conducta que inflija un daño, una ofensa, un
disgusto sobre otro. Simplemente entonces, recurrir a viejos patrones
descoloridos por el tiempo y trabajar en esa reacción primitiva a su
naturaleza, el hombre, al buscar el bien, podría y puede personalmente
demostrar una conducta que es juzgada por los demás como obsoleta y mala. Sí
los humanos vivieran por este estimulo únicamente, cada uno de ellos estaría
entonces guiado enteramente por el interés de su bienestar personal, el logro
de sus deseos. Tal conducta sería lo que fuera personalmente desagradable, pero
los efectos de los actos de uno sobre los demás no serían considerados.
“El Bien Colectivo”
Los
primeros códigos morales, la proscripción de ciertos actos como buenos o malos,
surgieron de la formación de la sociedad primitiva. Si cada hombre no estuviera
restringido a buscar su satisfacción personal sin importarle sus consecuencias
sobre los demás, entonces ningún miembro de la sociedad podría estar
garantizado de la seguridad. Se observó que cada humano no era igual en defensa
personal, en repeler un ataque por aquellos que buscaban gratificar algún fin
personal a expensa de los demás. Tal desenfreno obviamente significaría la
destrucción de la sociedad, no importa cuán elemental fuera. Por lo tanto, el
bien que el individuo buscó en la vida era extendido para convertirse en un bien colectivo para toda la tribu o
clan. Contrariamente, otros actos eran concebido como tabú, como siendo un daño
colectivo para la sociedad—el principio gobernante siendo que ninguno debería
practicar su bien personal en detrimento de otros miembros de la sociedad.
Sin embargo, tales limitaciones y los valores del bien y del mal no tendrían
contenido moral. Ellas fueron estrictamente pragmáticas; en otras palabras, uno
sacrificaría ciertas gratificaciones personales para que así otros aspectos de
su propio bienestar fueran protegidos en contra de los ataques violentos de los
demás. Ptahotep, visir del Reino Medio hace aproximadamente
4,000 años, en sus instrucciones a su hijo dice, y citaré en parte: “Si tú eres
un líder que comanda los asuntos de la multitud, busca por ti mismo cada acción
beneficiosa, hasta que tu interés esté libre de error. Maat es grande, y su efectividad es duradera; no ha sido
perturbada desde el tiempo de aquel quien lo hizo, mientras existe castigo para
aquel que pasa sobre estas leyes. Es la senda (correcta) ante él, que no sabe
nada. El hacer el mal jamás ha traído su empresa aparte. Puede (ser que) el
fraude gana riqueza, pero la fortaleza de maat es lo qué dura y un hombre puede
decir: “era la propiedad de mi padre (antes que yo) ’’.
La Sabiduría Práctica
Esto indica que la conducta correcta era una
forma de sabiduría práctica, útil para ser aplicada en las relaciones humanas.
Era una evidencia de buen carácter, pero no había en estas primitivas
instrucciones ninguna implicación de
ningún origen divino o guía—en otras palabras, ningún móvil moral. La religión
egipcia más tarde introdujo la buena conducta como una condición de premio. Con
el tiempo se volvió una calificación preparatoria para asegurarle a uno una
vida eterna después de la muerte en compañía de los dioses. No se pensó aun que
fuera un elemento divino él mismo, es decir, que tuviera una cualidad divina.
Sucintamente, uno no aspiraría a hacer el bien, a obrar correctamente o exhibir
conducta justa debido a alguna excelencia en estas cosas por ellas mismas: sino
más bien que ellas eran una condición esencial para la otra vida así como ellas
tenían un valor práctico aquí en la tierra.
La Teología Menfita
En el sacerdocio menfita del antiguo Egipto,
el universo estaba ordenado; fue planeado. La justicia y el bien eran un estado
humano que correspondía al orden cósmico. Citamos en parte, lo que se llamaba
la T Teología Menfita del
Reino Medio. Fue tal vez uno de los acercamientos más estrechos a los conceptos
filosóficos en toda la literatura egipcia. Explicaba la concepción que existía
una creación teleológica del universo, es decir, que fue creada por el
pensamiento. Sin embargo, el pensamiento se manifestaba por medio de la palabra
hablada. La referencia al corazón en la cita es debido a la antigua asociación
de los egipcios del corazón con la mente. Tomáremos un ejemplo:-“(el corazón)
el que causa que cada (concepto) completado aparezca, y es la lengua la que
anuncia lo que el corazón piensa. Hipotéticamente así todos los dioses fueron formados.
Ciertamente, todo el orden divino llegó a ser a través de lo que el corazón pensó
y la lengua ordenó— (esta justicia le fue dada) a él que tiene paz y la muerte
le fue dada a aquel que ha pecado”.Merikere
fue aconsejado por su padre, un rey, de hacer “maat mientras dure sobre la
tierra”. “El consejo que juzga al deficiente, tú sabes que ellos no son
lenientes en ese día de juzgar al miserable, la hora de hacer (su) deber. No confíes
en la duración de los años, pues ellos consideran el período de la vida como
(de) una hora. Un hombre permanece después de la muerte, y sus acciones son
colocadas a su lado en montones. Sin embargo, la existencia allá es para la eternidad.
Zoroastro
La primera
religión cuyas doctrinas fueron fundadas sobre el conflicto en la vida humana
entre el bien y el mal fue el Zoroastrismo. Zoroastro, que vivió aproximadamente
siete siglos antes de Cristo,
fue un simple pastor que, no podía ni leer ni escribir. El observó los efectos que
la conducta buena y mala tenía sobre la vida de los hombres. Y para serrar este
tema, en una serie de visiones llegó a comprender que la bondad estaba
incorporada en una naturaleza divina a la que él llamó Ahura Mazda.
Espero que en algún momento les sean de gran
utilidad estos datos.
Vivan en paz con ustedes mismos.
Peter Bustamante