“ESTRAÑOS
PROCESOS DE LA MENTE HUMANA”
Ya no es necesario discutir más con personas cuerdas y
pensante la cuestión de si la mente en el cuerpo humano tiene algún control sobre
la materia que compone a este último, o sobre los distintos procesos fisiológicos
que se llevan a cabo en el mismo. Nadie necesita ser un seguidor o devoto de
las enseñanzas metafísicas, místicas espirituales o religiosa de cualquier
secta o culto, para recordar incidentes que constituyeron pruebas del hecho de
que la mente en el cuerpo humano puede ser la creadora de muchas extrañas y
peculiares condiciones mentales. Que yo Peter Bustamante llamaría: “Envenenamiento
mental”.
Hace algún tiempo
hice un editorial muy semejante en esta página si mal no recuerdo, referente a
un experimento que se probó, en un estudio clínico de los procesos psicológicos
que se están efectuando y que muchos dejaron por hacer, pero están apareciendo
actualmente, estos experimentos llamados “hipnosis”, que a una persona
dormida ya sea por medio de un hipnótico psicológico o químico-y que tenga fe
en la integridad y sabiduría del que le ocasiona el sueño—se le puede hacer
creer que una fría estilográfica o un lápiz de madera es un hierro candente.
Con ese frío instrumento delante de sí y con sus crédulos ojos viéndolo como un
instrumento de tortura, también le será fácil creer que si esa brillante pieza
de metal se le aplica contra un brazo por una fracción de minuto, sufrirá un
dolor intenso y más tarde tendrá la prueba de la quemadura en forma de una
ampolla. Y, en efecto, en todas las pruebas hechas durante un estado
verdaderamente provocado o hipnótico de
creencia y de susceptibilidad, ya sea en la clínica o en salas de conferencias científicas,
el paciente ha sufrido todas las agonías fisiológicas y mentales de una
quemadura, aun aquellas que se registrarían en cardiógrafos o en otros
dispositivos registradores de delicados instrumentos eléctricos.
“RESULTADOS DE LAS PRUEBAS”
Poco después de que el paciente haya sido vuelto a su
estado normal y esté completamente consciente de lo que ha sucedido, se formará,
en modo muy normal y natural, una ampolla del tamaño y forma del supuesto metal
caliente que tocó su brazo. Esta ampolla podrá abrirse y extraerse el agua, en
la manera usual, sin ninguna indicación para el observador o el paciente, de
que la muy innegable ampolla no sea el resultado de una verdadera quemadura física
producida por el contacto con un auténtico pedazo de metal candente. En esta demostración
de laboratorio- que ha sido hecha miles de veces en clínicas psicológicas de
hospitales en Europa y América, y observada cientos de veces por diferentes
autores de libros, periodistas-tenemos un ejemplo excelente de cómo una idea
mental, sin ninguna base efectiva o física para sus efectos, puede crear dentro
del cuerpo humano un resultado realmente
fisiológico.
En otras
palabras, esta demostración prueba que una idea o un pensamiento en la mente pueden
traducirse y transformarse en algo que no es solamente mental, pero sí tan
tangible como cualquier cosa que haya afectado al cuerpo humano. Mi pregunta es
la siguiente, han existido cientos de otros experimentos similares comprobados
en niños y en adultos de todas las edades y de ambos sexos, ustedes prueban que
si la mente humana acepta una idea sin dudas ni sospechas de alguna clase, ella
no se transforma simplemente en una idea aceptada sino que en una ley o en una
orden o en un principio que, lógicamente, llevará a cabo su propósito y su
naturaleza, sin ningún otro apoyo efectivo o proceso psicológico. Para hacer
esto más comprensible, recordemos que cuando un pedazo de metal o un hierro
candente verdaderos, se coloca en el brazo y lo vemos tocando nuestra carne, no
tenemos necesidad de crear en nuestra mente la idea de que nos quemará y
mandará torturantes impulsos de dolor de nuestro brazo al cerebro, ni que experimentaremos
el terrible dolor a tal grado que no sólo lo sentiremos sino que lo veremos reaccionando en
contracciones de los músculo del brazo y en una tentativa para alejarlo del
hierro.
Para mí no tenemos necesidad de crear la idea
de retirar el brazo, del hierro candente, porque esa idea, que es como una
orden dada al brazo, ha nacido en la mente como un resultado del dolor y del
sufrimiento que automáticamente siguen a la quemadura de la carne. Y lo peor de
todo, cuando se ha sacado el hierro del brazo-o más bien cuando
se ha retirado el brazo-no tenemos que dar una orden mental a la carne para que
forme una ampolla y el contorno de una quemadura, ni tenemos que pensar en el proceso
que seguirá, como ser, por ejemplo, la formación de esa ampolla, etc. Yo les explicare
en un tema que es lo que ocurre realmente en estos casos.
En vos confió
Peter Bustamante