“LA FUERZA DE LA VERDAD”
Si hay algo que pueda
considerarse como el más grande de todos
los pecados, algo que tiene el poder de degenerar a un ángel en monstruo, algo
que succiona la vitalidad, la salud, felicidad, bondad e iniciativa de progreso
en una persona, es en mi opinión, el vampiro de la debilidad. En efecto, una de
mis más firmes convicciones es que el pecado es realmente y nada más que
debilidad. ¿Cómo ha penetrado esta debilidad en nuestras vidas? Después de todo,
el hombre es Divino. Es potencialmente perfecto y tiene el poder de expresar su
grandeza en cada fase de la vida. Es intrínsecamente, bueno. ¿Por qué,
entonces, hay tantos de esos llamados pecados, tantas deshonestidades y
brutalidad en la vida? ¿Por qué se
encuentra tanta atrocidad en las acciones humanas? Si buscamos en lo más
profundo de tal comportamiento tan fuera de lo divino, nuestro análisis demostraría
que en la base de todos estos actos existe un factor común –la debilidad.
Y la debilidad está ligada a otra característica no divina—el miedo. El
hombre es débil porque teme.
¿Por qué, por ejemplo, una persona miente?
Porque siendo débil tiene miedo de que la verdad la lastime. Es la pura
debilidad la que ha hecho que el hombre crea que la verdad pueda lastimarlo;
pero ha sucumbido a la debilidad como una víctima desvalida y, en muchos casos,
se ha vuelto casi imposible para él resistirse. ¿Por qué una persona roba o
falsifica o por qué actúa ruin o
egoístamente? O, ¿Por qué una persona
mata a otra? La respuesta en cada caso es que tiene miedo a algo. Puede que
tenga miedo a perder su vida, su propiedad, su honor o prestigio, o perder amor
o algo más. Ciertamente tiene miedo de algo, y este miedo no es más que
debilidad, la nube falsa de una ilusión que cubre por ahora su naturaleza
Divina.
Tomemos una persona intrínsecamente buena y metámosle
el miedo dentro por algún medio: no existe profundidad de degradación a la cual
no se entregue bajo esa influencia de generadora. Por otra parte, levantémosle
el poder de la resistencia y primero moriría antes de entregarse a cualquier
ruindad. El hombre como las instituciones, conociendo esta psicología, ha
tomado recursos de este truco de introducir miedo con la intención de vender
sus mercaderías o ganar poder sobre otros. Es con mucha pesadumbre que tengo
que decir que la religión no está totalmente exceptuada de este
proceder. Existen instituciones religiosas alrededor de todo el mundo
que predican nada más que historias horrendas de miedo y donde la única “virtud”
cultivadas por sus seguidores es la gran “virtud” de la mansedumbre y la
debilidad.
Pero yo pregunto: ¿Puede uno ser bueno y
hacer el bien por la fuerza de la debilidad? Yo por ejemplo, reusaría a ser
bueno por medio del miedo, porque para mí no es tanto en el acto mismo sino en
el espíritu donde descansa la bondad.
Si uno tiembla de miedo por
dentro, y con un espíritu tembloroso hace una abundante caridad, yo le llamo
doble pecado—el pecado de la debilidad aparejado al de la hipocresía. La
debilidad y el miedo son gemelos nacidos de la ignorancia no lo olviden nunca.
Donde estos no existe la verdad. ¿Cuál es la prueba de la verdad? hay solo una:
las que nos hace sentirnos espiritualmente fuerte. En cada clase de empresa, porque
la verdad te hace sentir fuerte, Esta levantará su alma y la colocará cara a
cara con la fundamental absoluta verdad del Creador.
Y traten de vivir en paz con
ustedes mismo.
Peter Bustamante