´MACHU PICCHU ANTIGUA CIUDAD EN
EL CIELO´
Los místicos que viajan, sea por
aire o en la imaginación de los libros
usualmente quedan fascinados ante ruinas famosas como la de los mayas de
México, las excavaciones de Atenas, las tumbas de Egipto y ciudades cono Troya
y Pompeya. Pero los viajeros están de acuerdo entre las que inspiran más
reverencias en el mundo, en cuanto concierne a ubicación, son aquellas de ‘Machu
Picchu’ en las montañas del este de los Andes, en el Perú, cerca del Cuzco.
Esta Sangri-la, alta en la cumbre de picos rodeadas de precipicios de
cientos de metros de altura, ciertamente
debe haber sido construida para los dioses, pues si uno se para a sus orillas,
en ambos lados, puede mirar directamente a las nubes y derecho hacia abajo al
hilo azul del cielo del río Urubamba que se retuerce a más de
ochocientos metros. Debo mencionar que mi viaje allá fue la parte sobresaliente
de una gran gira de convención Rosacruz que comenzó en San José y nos llevó a
Lima, Perú por aire, desde New York, antes de nuestro destino final en Curitiba,
Brasil. A los cuarenta y cinco que viajábamos en el avión desde Lima al Cuzco
se nos había advertido que descansaríamos varias horas después de la llegada,
debido a la extrema altura. Apenas los autobuses nos llevaron del aeropuerto al
entejado Hotel Savoy, en el Cuzco, fuimos reunidos en el vestíbulo donde se nos
dio una taza de té de coca, que se supone alivia la presión.
Después del té fuimos a nuestras habitaciones, con muebles pintorescos y
pequeños balcones de hierro forjado. Al otro lado de la calle, verdes colinas
marcadas con casas blancas capturaban el sol de la tarde. Debajo de nosotros,
unos pocos aldeanos pasaban con montones de palos y una vieja vendía chucherías
desde una canasta. Para ese entonces notábamos ya ligeros dolores de cabeza
debido a la altura, pero de todas maneras desempacamos y nos vestimos para
cenar. Aunque apenas podíamos esperar para el evento principal y persistían los
dolores de cabeza, al día siguiente la mayoría de nosotros gozamos de cortos
viaje de paseo alrededor del Cuzco. Después de todo, una vez fue la capital del
Imperio más grande de Sudamérica. Pero finalmente, después de un temprano
desayuno a la mañana siguiente, ¡estábamos en el tren a Machu Picchu!
Pronto durante una subida particularmente inclinada, el tren tuvo que
cambiar de vía tres veces. Pero cuando llegó a la cima, comenzó un descenso gradual
y continuado. ¡Machu Picchu a tres horas de distancia y 2.450 metros sobre el
nivel del mar está más bajo que el Cuzco! La prueba se demostró al desaparecer
nuestros dolores de cabeza en un corto tiempo, para no volver más. Después de
abandonar los suburbios de la ciudad, seguimos el río Urubamba y nos deslizamos
por verdes plantíos cercados por alta arboledas de álamos. Cerca de una de
ellas, que sombreaba a una choza de techo de paja, un granjero estaba arando
con una herramienta primitiva arrastrada por un buey blanco. Vi a un niño que
sacaba al ganado de la vía del tren hacia un campo sin vallas, ayudado por un
palo pequeño, y una mujer con faldas largas y amplias, un chal brillante y duro
sombrero de copa, nos miró, desapareciendo por el camino. El río caía por un desfiladero
encerrado por acantilados escarpados; me acuerdo que miré hacia arriba a precipicios
de más de trecientos metros de altura. A veces, entre los acantilados a la
derecha, tomábamos películas de 8 milímetros de espectaculares picos cubiertos
de nieve. En partes más extensas había plantío o pequeños pueblos. Mujeres con
canastas en la cabeza caminaban grácilmente por el camino hacia el río, para
lavar sus ropas. Hombres agachados en los campos trabajan juntos contra el
grano, moviendo sus guadañas en ritmo perfecto.
Pasamos cerca de una cascada con terrazas a ambos lados de desmoronadas
ruinas, las que aparecían con más frecuencia a medidas que nos acercábamos a
Machu Picchu. El tren se detuvo, al fin cerca de un claro en el río rodeado de
puestos de frutas. Los vendedores nos atrasaron en la estación con cuentas,
llamas de bronce y ponchos de alpaca. Luego corrimos a los autobuses azul y
blanco que esperaban cercas para llevarnos a las ruinas. Como la ruta estaba
escondida de la vista por la vegetación y entre paréntesis este viaje fue en
1986 hace 27 años creo que eso ha cambiado mucho. Un Sr. que era el guía su
nombre era Jara. Cuando estábamos frente a Machu Picchu yacía ante nosotros en
una red de asoleada terrazas verdes, como el collar de Nefertiti, Cada terraza conectaba
a las otras por escalinatas de piedras. Machu Picchu fue descubierto en el año
1911 por una expedición de Yale, encabezada por Hiram Bingham en el
descubrimiento se encontraron que la mayoría de los restos incluyendo sus
esqueletos, pertenecían a mujeres. Algunos ítems eran europeos al igual que
incas; cinceles de bronces, tijeras oxidadas, ornamentos de novia, y mucha joyería
de oro y tres arpas de boca.
Les prometo que esta narración seguirá,
no porque este servidor haya sido participe es que la mejor parte está por
narrar, En temas que les he mencionado antes continuar, no los he hecho porque
bien claro, y si lo han leído, encontraran que les digo si tienen interés díganlo.
En Vos confió.
Peter Bustamante