“ÉL PROPÓSITO. “DEL ALMA”
PREFERIMOS considerar al alma como
una función en el hombre, más bien que como una entidad separada creada arbitrariamente
e inculcada en el ser humano. Primitivos conceptos y puntos de vista teológicos
medioevales, que persisten aún, conciben al alma como una substancia. Para
ellos, es una entidad divina creada bastante aparte de todo lo demás, y que ha
sido conferida al hombre. Los teólogos que han buscado hacer a éste lo más
grande de toda la creación, pensaron que él sólo poseía un alma y se hacía esta
suposición por el hecho de que el hombre,
entre todas las cosas vivientes, mostraba consciencia, o sentido moral y declaraban que estas
funciones eran atributos del alma. Como ellas no eran mostradas por otras
formas de vida se llegó a la conclusión de que otras cosas vivientes estaban
desprovistas de ella.
Para el de mente más filosófica y metafísica,
esta suposición no era lógicamente cabal. Además, el adelanto de la ciencia moderna,
particularmente la psicología, ha demostrado la falacia de la idea de
substancia del alma. Ella revela que el auto consciencia, de la cual dependen la
consciencia y el sentido moral, no está limitada exclusivamente a los seres
humanos.
Pensemos
del alma como una inteligencia universal; una inteligencia que tiene una
coexistencia con la fuerzas de vida. Todo biólogo liberal admitirá fácilmente
que existe una consciencia, una sensibilidad y una persistencia de función en células
que constituyen una clase de inteligencia. En realidad la palabra inteligencia
es de lo más apropiada para explicar estas características de la materia
viviente. Toda vida, entonces, tiene una inteligencia universal. En su fondo las
células vivientes de organismos sencillos y complejos tienen respuestas características.
¿Es una exageración
referirse a esta consciencia e inteligencia que acompaña a la vida, como que es
divina? El fenómeno del cosmos, que se manifiesta en la materia es de
origen inmaterial y tiene una unidad común. Pensemos de él como es un
procedimiento mecánico, o como una inteligencia que se manifiesta de miles
maneras. Esta inteligencia básica es entonces Dios, el cósmico o la
Mente Divina, cualquier término que ustedes quieran usar. El místico panteísta,
como el Rosacruz, no separará las funciones de esta inteligencia de su
naturaleza. En otras palabras, el Rosacruz no dirá, como dice el teísta, “Este
es Dios” por una parte y, por la otra: “aquí están Sus poderes o
manifestaciones”. Más bien, dirá: “Ellos no son sino uno y lo mismo”.
Por analogía,
no podemos separar el rayo de la luz de la linterna pues aunque son diferentes
en naturaleza, los dos son uno. No es una linterna si no puede emitir luz, y la
luz no puede existir como un rayo sin la linterna que la produce. Por lo tanto,
Dios, o el Cósmico, son igualmente la eficacia, el poder manifestado y la
inteligencia de que se componen todas las cosas. Esta inteligencia constituye,
la fuerza, la energía y las leyes de la naturaleza. Ellas están en las rocas,
el grano de arena y en la substancia
material del ser humano, es la fuerza vitar de la vida que impregna y
anima a la materia. Además, es también la consciencia de cada célula del
organismo viviente. Por consiguiente, ninguna cosa viviente está desprovista de
la inteligencia divina, porque ésta es la que da a cada cosa su forma y expresión.
Con esto, no queremos decir que el
organismo fue ideado arbitrariamente para ser de la clase particular que es. La
forma que ella toma, incluyendo sus características, es el resultado del desarrollo
biológico y el producto de las influencias ambientales. La inteligencia sigue
el molde que ha creado la herencia y el ambiente.
Al desarrollarse
el organismo, se hace más complejo y adquiere numerosos atributos y funciones
adicionales. La consciencia e inteligencia universal extiende sus modos de expresión
haciendo que evolucione una consciencia del ser por la cual la entidad viene a comprenderse a
sí misma como existente, separadas de otras realidades.
Este conocimiento lo puedo extender más, si es que
este que subscribe ve que les interesa, les prometo.
Como establece su dualidad, y como existe el cuerpo y la mentalidad, no soy un
genio ni mucho menos, pero si les puedo enseñar cómo no tener tantos problemas, y les digo una pregunta ¿creen ustedes que se puede transportar y estar en otro lugar?No intenten ir contra de las leyes del Universo.
En vos confió.
Peter Bustamante