“EL SECRETO DE ORO”
Hace varios millares de años, en
el antiguo Egipto, empezó el hombre por primera vez la investigación de estos
misterios que le rodean. El primer y más estupendo
descubrimiento que hizo fue el de la dualidad del ser. Aprendió él que, además de
su cuerpo físico, con sus miembros y órganos, había una naturaleza o elemento etéreo
de su ser. Fue entonces cuando el hombre, por primera vez tuvo consciencia del
gran ser interno.
¿De
dónde viene esta esencia etérea de su naturaleza o de su ser? No puede ser
afectada con lo que aflige al cuerpo—calor, frío o hambre. Ella puede estar
activa, pensar y concebir, mientras el cuerpo descansa o duerme. Además, ¿que le sucedería al final de
la vida, en la muerte? ¿Sería indestructible? ¿Sobreviviría? Con preguntas como
éstas que confundían la mente de los primeros egipcios, y, no obstante, les
intrigaban, el hombre comenzó una búsqueda que no han abandonado jamás los
hombres y mujeres inteligentes que existen en todas partes. En los fenómenos comunes
de la vida diaria—en una observación del ir y venir de las estaciones, en el
subir y bajar de la marea por la creciente y la menguante de la luna, estos
hombres primitivos descubrieron la ley de los ciclos, la periodicidad que existe
en toda la naturaleza. En la extinción estacional de la vida vegetal y su
renacimiento en la primavera, encontraron ellos la naturaleza—una extraña inmortalidad
de las cosas vivientes. En el curso periódico de las argentinas esfera de los
planetas y en la aparente trayectoria del sol a través del firmamento, los
hombres percibieron la infalibilidad de la naturaleza y la idea de que un gran
orden universal está presente en todas las cosas. Todo esto aumentó su
curiosidad.
‘LAS ANTIGUAS ESCUELAS DE SABIDURÍA’
¿Cuál era la relación del hombre con los
cielos y la tierra? ¿Afectaban estas fuerzas sus problemas diarios y el ciclo
de su existencia? Estas preguntas, como grandes azadones, sirvieron al hombre
para cavar bajo la superficie de su propia consciencia. Desde un período tan
remoto como el del año 5000 AC., ciertos hombres y mujeres con sinceridad y sin
temor o prejuicio, no solamente exploraron la tierra y escudriñaron los cielos,
sino que investigaron los misterios de su mente y de su propio ser. Se
constituyeron a sí mismos en escuelas arcanas o de los misterios para la adquisición
y el estudio de esos conocimientos y
para el dominio de la vida.
Gran parte de la asombrosa sabiduría que adquirieron las dejaron escritas
en piedras y en papiros, pero la mayor parte fue secretamente transmitida verbalmente.
Sir E.A Wallis Budget, renombrado egiptólogo, en una de sus famosas obras, refiriéndose
a estas escuelas de los misterios, dice: “Tiene que haber habido un
progresivo desarrollo en los misterios”
Y parece como si algunos de ellos
fueran enteramente desconocidos en el antiguo reino. Es imposible dudar que éstos
fueran “MISTERIOS” dentro de los ritos egipcios, y siendo esto así, es
imposible pensar que la más alta orden de los Kheri Hebs (Maestros) no poseía el
conocimiento esotérico (interno) que con tanto cuidado custodiaban. Cada uno de
ellos, si es que interpretó la evidencia correctamente, poseía una “gnosis”, “sabiduría
superior” que nunca dejó escrita, y así pudieron ser capaces de aumentar o
disminuir su campo de acción según circunstancias lo hacían necesario. Es por
consiguiente, absurdo esperar a encontrar en un papiro egipcio, descripciones de
los secreto que constituían los conocimientos esotéricos de los Kheri Hebs”.
Las revelaciones de aquellos antiguos investigadores son asombrosas, aun
para el mundo científico de hoy en día. Las verdades eternas que ellos
descubrieron—los hechos, las hasta ahora desconocidas leyes de la naturaleza—les
hicieron los “maestros” del temor y les libraron de los inseguros elementos
llamados casualidades y suerte. Lo que ellos pudieron realizar en su vida. Los
que hicieron por sus amigos y miembros de sus familias, cómo pudieron realizar
las fuerzas de la naturaleza para emplearlas a voluntad, fueron motivos de leyendas
de los antiguos hacedores de milagros. Para los no iniciados, para aquellos que
todavía están llenos de ignorancia y que vivían en la oscuridad y la duda,
estos sabios y místicos parecían que ejecutaban milagros. Yo Peter Bustamante
les narraré la historia de un gran filosofo ‘Sócrates’ origen ateniense, fue
condenado a morir envenenando con cicuta porque enseño la sabiduría esotérica que liberta la mente
del hombre.
Solamente les pido en estos tiempos,
difíciles que traten de vivir en paz con todos los que les rodean.
Peter Bustamante