Thursday, March 21, 2013

"El Nacimiento Místico de Jesús"






“EL NACIMIENTO MÍSTICO DE JESÚS”

PRIMERA PARTE

Antes de relatar el nacimiento de Jesús, tal como consta en la antigua crónica, más conocida como la confraternidad de los esenios, es conveniente que el lector tenga informaciones verídicas sobre los siguientes puntos importantes: En la época del nacimiento de Jesús, la confraternidad de los esenios, como parte de la Gran Fraternidad Blanca, no solo estaba bien establecida en varios puntos de Egipto y Palestina, con el gran centro de miembros de egipcios en Alejandría, y sus vastos distritos de Galilea, sino que la corporación mantenía un gran templo secreto en Heliópolis de Egipto donde se reunían los oficiales supremos y se celebraban las ceremonias solemne  de la organización.

  Las crónicas antiguas llaman a este templo, el templo de Helios o del Sol. En Jerusalén había otro templo menor para las ceremonias sagradas de los esenios, situado junto a unas de las puertas de la ciudad, donde se reunían los altos dignatarios de los esenios con objeto de practicar sus ceremonias. Quizás sea necesario explicar también en este punto, que en todos los antiguos templos de la Gran Fraternidad Blanca, incluso los de los esenios, las hijas solteras de los altos dignatario de la organización servían a manera de vestales durante ciertos periodos de su vida y estaban bajo la vanguardia de la corporación. En todas las ramas, comenzando con la más antigua de las épocas de los cruzados, Rosacruces esparcidas por el mundo entero, incluso la de los Estados Unidos, hay varias vestales adscriptas a cada templo o Logia, y representan simbólicamente la consciencia espiritual del Cósmico, estas vestales son siempre hijas de miembros que pertenecen a la organización desde siglos se las respeta muchísimo y se les ayuda a que alcancen el mayor grado posible en los principios éticos, culturales y educacionales del país. Teniendo en cuenta estos puntos voy a referir la que probablemente es la más antigua y completa historia “Del Nacimiento Divino del Maestro Jesús” según se conservan en la antigua Crónica De la Antigua Orden de dicha hermandad en Egipto, India, y Tíbet. Se ha compendiado algún tanto para no hacer extremadamente voluminoso el gran archivo; pero jamás se ha omitido absolutamente nada esencial ni se ha alterado ninguna de las importantísima frases místicas.

  El siguiente relato es el que con perfecta comprensión aceptan los místicos de la Gran Fraternidad Blanca, y espero que los místicos del mundo occidental hallen en él una completa explicación de este magno misterio místico. En los días de las escuelas místicas y cultos sagrados de la Gran Fraternidad Blanca en Oriente, era Joaquín el sumo sacerdote del sagrado templo de Helio, junto a la puerta de Jerusalén. Practicaba muy devotamente los ritos sagrados, con promesas de consagrar a la obra todo lo suyo. Al llegar la época en que su mujer Ana quedó encinta, convinieron los esposos en que si nacía niña y denotaba en su infancia que la había destinado Dios, sería una paloma del sagrado Templo y una virgen del Santuario. Al noveno mes dio Ana a luz una niña, según predijeron los astrólogos o magos del templo. Se purifico Ana, crio dándole sus pechos a la niña y la llamó María, porque al nacer estaba el sol en el signo de Libra. Al cumplir la niña seis meces la llevaron sus padres al templo para que los sacerdotes y los magos la examinaran y revelase cuanto había traído de sus vidas anteriores.

  Colocaron a la niña de pies en el santuario con el rostro al Oriente, mientras su madre estaba sentada sobre un lienzo blanco junto al fuego sagrado. Le dijeron a la niña que anduviera, y los sacerdotes observaron que dio siete pasos y postró se de rodillas ante su madre en el Sanctum. Los magos entonaron un cántico, y la madre del suelo a la niña y exclamo mirando al cielo: “Vive el Señor mi Dios, que no caminarás sobre la tierra hasta que yo te dedique al Templo del Señor”. Y los sacerdotes se gozaron en el cumplimiento de la profecía, según la cual el sumo sacerdote Joaquín debía dar al templo una virgen. La madre cumplió su promesa, pues construyó en su casa un santuario y extendió en el suelo una tela procedente del templo de Helios para que la niña María no pusiera los pies en la tierra hasta su entrega al templo.
Este relato continuará mañana sin faltas, es de suma importancia que esta historia sea conocida. Solamente les pido muy poca cosa y es por su bienestar. manténganse unidos en familia y sobre todo vivan en paz con ustedes mismo.

Peter Bustamante          

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