Saturday, April 26, 2014

“LAS REGLAS O PRINCIPIOS DEL SABER”




“LAS REGLAS O PRINCIPIOS DEL SABER”

EL conocimiento sensible que nos proporciona la percepción y la experiencia no es sino un primer paso en el proceso cognitivo que culmina en el saber. Por eso el percibir y el aprender son placenteros, porque conducen al saber, que es nuestra meta en este orden de cosas. Todos los humanos desean por naturaleza saber. Ahora bien, le mencionaré como un ejemplo de la ciencia a los Egipcios. La invención de las primeras técnicas, diseñadas para satisfacer las necesidades elementales o para proporcional placer, representó un gran progreso para la humanidad. Más tarde, cuando hubo más ocio y cultura, surgieron los saberes desinteresados, las ciencias. Una vez constituidas todas esas técnicas, fueron luego descubiertas las ciencias que no se ordenan al placer ni a lo necesario, y en primer lugar allí donde primero dispusieron de tiempo libre los hombres. Por eso las matemáticas nacieron en Egipto, pues allí disfrutaba de ocio la casta sacerdotal.

  El saber productivo es el saber hacer, producir o fabricar según reglas o principios, y se identifica con la técnica. Por ejemplo la retórica, la dialéctica, la medicina, la arquitectura o la zapatería son técnicas, al menos en la medida en que se ajusten a reglas explicadas y no sean meras rutinas empíricas. El saber práctico es el saber actual, en saber comportarse del modo óptimo o adecuado. A diferencia del saber técnico o productivo, que siempre conduce a la producción de una obra u objeto externo, la acción sobre la que versa el saber práctico no produce objeto alguno, sino que es su propio fin. En realidad no se trata de producir algo bueno, sino de actuar bien. Por ejemplo, la racionalidad y la política son saberes prácticos. El saber contemplativo, finalmente, no responde al interés por la producción ni por la acción, sino que es completamente desinteresado y se identifica con la ciencia. Ejemplo: Sí contemplamos el cielo y tratamos de saber la verdad sobre los astros como algo satisfactorio y deseable por sí mismo, como fin, y no como medio o como ayuda para la fabricación o la conducta.

  Ningún saber es innato. Al saber llegamos por el aprendizaje o por la articulación conceptual de la experiencia, es decir, pensando. Esa es la razón que también existen tres tipos de pensamientos discursivos (diánoia) que conducen a los tres tipos de saber mencionados. Todo pensamiento es práctico o productivo o contemplativo. El mejor conocimiento de los objetos singulares nos lo proporcionan las percepciones. El saber, por el contrario, siempre lo es de lo universal, nunca de lo singular, ni siquiera en el caso de la técnica. Ninguna técnica mira a lo individual, como la medicina que es remedio para Sókrates o para Kalías, sino a lo que es remedio para todos los de tal clases…, pues esto es lo propio de la técnica, ya que lo particular es indefinido y no es objeto de saber. El saber además, es siempre explicativo, capaz de dar cuenta de sí mismo, aduciendo las causas pertinentes.

A veces caracteriza Aristóteles el saber contemplativo o científico como aquel que versa sobre lo que no puede ser de otra manera…Lo que es objeto de ciencia es necesario. Luego es eterno, ya que todo lo que es absolutamente necesario. En contraposición a la ciencia, el saber productivo (o técnica) y el saber práctico versan sobre lo contingente, lo que puede ser de varias maneras, dependiendo, entre otros factores, de nuestra propia intervención. Entre las cosas que pueden ser de otra manera están lo que es objeto de producción y lo que es objeto de acción, pues la producción y la acción son distintas…, de modo que también la disposición de actual conforme a reglas es diferente a la de disposición a producir conforme a reglas. Puesto que la arquitectura es una técnica y es precisamente una cierta disposición a producir según reglas, ni ninguna disposición de esta clase que no sea una técnica, serán lo mismo la técnica y la disposición a producir según reglas exactas. Toda técnica versa sobre el descubrimiento de algo, y el practicar una técnica consiste en considerar cómo hacer surgir una de las cosas que pueden existir o no existir y cuyo origen está en el que la produce y no en las cosas producidas.

  Y tomando en conclusión, la caracterización del saber contemplativo o científico en función de los objetos necesarios y eterno, tengo la sensación que tal parece que en este caso que excluyen a la física o ciencia natural, que trata precisamente de los objetos mutables. Pero de hecho Aristóteles aparentemente no la excluye ni mucho menos, a pesar que eran tiempos difíciles, por eso en muchas ocasiones él pone la diferencia no entre objetos inmutables cuya mutación se origina con independencia de la intervención humana y que constituyen el objeto de la ciencia natural. Y para terminar en los objetos del saber productivos el origen del cambio simplemente está en el productor, no en el producto, además el origen mirándolo desde un punto de vista la física versa sobre las cosas que tienen en sí misma. Yo al menos no la veo como un saber practico ni mucho menos como algo productivo, más bien contemplativo.

Sé que a muchos no le agradan estos temas, pero lo comprendo y al mismo tiempo no les pido que lo lean.

En vos confió.

Peter Bustamante    

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