Thursday, January 30, 2014

¿QUÉ ES LA VIDA REALMENTE?



¿QUÉ  ES LA VIDA REALMENTE?

¿Qué es lo real, cuáles de nuestros pensamientos son una realidad? Nuestras mentes pasan siempre a través de un proceso de alquimia mental. Nuestras experiencias están transformando constantemente las ideas precedentes, en concepto nuevos. Pero ¿Cuáles son las guías verdaderas en la vida, las viejas creencias, las ideas tradicionales, o las nuevas conclusiones a las que arribamos personalmente? En el análisis final, nuestras perspectivas de la vida, lo que esperamos de ella, es una disposición personal. Tenemos una oportunidad mejor para amoldar nuestra existencia dentro de un estado de felicidad, si no tratamos de eludir  los problemas enigmáticos que la vida nos presenta. Mi pregunta es la siguiente: ¿Cómo deberíamos afrontar estos misterio del ser y la relación que tienen estos con todo lo demás que el ser confronta? Lo que creemos es un factor impulsor tan importante en el curso de nuestras vidas, como lo es todo lo que conocemos. De hecho, muchos de los conceptos por medio de los cuales modelamos nuestras vidas, son abstractos. Son lo que nosotros creemos, pero que aún no ha sido experimentado, y quizás nunca lo será. Lo que se presenta en numerosos libros que existen de diferentes religiones y nuevas creencias, en mis formas de pensar jamás llegara el día que distintas religiones y cada una con un dios diferente pueda traer un cambio de decoro.

¿No llegara jamás el día en que, cesando de creer en la Justicia Eterna, en sus edictos imaginarios, en sus recompensas problemáticas, los humanos trabajen con ardor infatigable por el advenimiento sobre la tierra de una Justicia inmediata, positiva y fraternal? ¿No sonara jamás la hora en que desengañados de consolaciones y esperanzas falaces, que les sugiera la creencia en un Paraíso compensador, los humanos hagan de nuestro planeta un Edén de abundancia, paz y libertad, en el que las puertas estén fraternalmente abiertas a todos?. Sin embargo, ¿la confianza que tenemos, que es lo único que siempre hemos tenido, vemos como se va colapsando y se eclipsa, pero a pesar de todo recurrimos a ella? ¿Recurrimos a las creencias como una sustitución para el conocimiento? Es importante que prestemos atención, especialmente en estos días y época, a la naturaleza de las creencias.

  Deberíamos aprender acerca de la diferencia que puede existir entre las creencias y los puntos de conocimiento. Por ejemplo. ¿Por qué decimos “yo creo en la vida después de la muerte”, en lugar de declarar “yo sé que hay una vida después de esta”? De hecho, ¿por qué decimos que creemos en algo, en lugar de afirmar nuestro conocimiento de ello?  Creer, es una suposición del conocimiento. El conocimiento, en contraste a la creencia, significa experiencia. El conocimiento es comprendido empíricamente, es decir, es percibido objetivamente. Por ejemplo, si escuchamos un ruido ligero sobre los vidrios de una ventana, podemos decir: “creo que está lloviendo”. Decimos creo, porque no hemos observado directamente la lluvia. Una experiencia previa nos sugiere que el ruido que escuchamos podría tener otros orígenes, así que decimos “creo”. En esta forma, estamos suponiendo un conocimiento.
“CONOCIMIENTO
  ¿Vamos a dar por sentado, entonces, que el conocimiento es sólo aquello que se experimenta a través de nuestros sentidos receptores? Supongamos que tenemos un problema, el cual consiste de varios elementos. Los elementos del problema son sucesos: estos son aquello que ha sido experimentado: por lo tanto, le llamamos puntos de conocimiento. Sin embargo, es necesario que lo relacionemos dentro de un orden satisfactorio y útil. En la mente, damos vueltas a nuestras ideas una y otra vez, buscando una solución. Al hacerlo así, ejercitamos nuestro razonamiento y finalmente llegamos a una conclusión: parece que el problema será resuelto, así que éste nos parece autoevidente. No tenemos más duda acerca de ello. Más, ¿podemos llamar conocimiento a la solución a la que llegamos? O, ¿las conclusiones  de nuestro razonamiento no equivalen a lo que experimentamos objetivamente? La gran mayoría de nuestros pensamientos, el resultado de nuestro razonamiento, llegamos a relacionarlo con nuestras creencias. Esto se debe a que llegamos a comprender que nuestros propios juicios son de naturaleza subjetivas, en contraste con la experiencia. En otras palabras, distinguimos entre las ideas que formamos, y nuestro conocimiento perceptibles—el resultado el resultado de nuestros sentidos. Los conceptos del razonamiento, por supuesto, son algo que es conocido por nosotros. Las ideas existen en la consciencia, pero no tienen ninguna contraparte, nada que pueda representarlas exactamente en el exterior de nuestra mente. Por lo tanto para dar terminación a este tema, simplemente he querido hacerles comprender, que ustedes tienen que pensar por sí mismo referente a las religiones de la tierra que existen cientos de miles de pastores, filósofos etc. están pensando por ustedes mismo y determinando lo que usted debe de hacer, o lo que no puede hacer, ustedes pueden hacer lo que mejor les plazca, pero creo que nadie tiene el derecho de pensar por ustedes mismo. Todo está dentro de ustedes mismo habita dentro de ustedes.

En vos confió.


Peter Bustamante 

Wednesday, January 29, 2014

“NUESTRA MISIÓN EN LA VIDA”





“NUESTRA MISIÓN EN LA VIDA”


EXISTEN dos tendencias principales en la vida que inducen al hombre a accionar-aparte de los deseos y apetitos físicos dominantes, de cuya satisfacción depende la existencia en sí. La primera es obligación  y la segunda idealismo. Las obligaciones son aquello que nuestros conceptos personales de lo moral y las normas de ética adoptadas, nos hacen sentir que debemos afrontar y que si no lo hacemos así no tendremos paz mental. La naturaleza y la forma que asumen tales obligaciones son tan variadas, como los intereses y actividades del hombre. Lo que uno puede sentir como obligación en la vida, puede que para otro no lo sea. Esas obligaciones podrían consistir en cuidar a los padres, una educación universitaria para cada uno de los integrantes de la familia, la rectificación de faltas cometidas a los parientes, o hacer una compensación monetaria para evitar un estigma. Por otra parte, los ideales pueden ser aquellos a los que el individuo aspira alcanzar como su propósito en la vida—la verdadera razón para la que él desea vivir y de la cual obtiene un placer o regocijo. Estos ideales pueden ser relacionados con la ambición.

  Por supuesto, cumplir con una obligación proporciona también un sentimiento de satisfacción, pero en algunas ocasiones es de una naturaleza negativa. Todos tenemos una sensación de descanso cuando hemos llevado a cabo una tarea prolongada y penosa, o hemos cumplido con un deber, pero no es la misma exaltación que experimentamos cuando realizamos un ideal. El cumplimiento de una obligación es como quitarnos de encima una condición que nos molesta o nos irrita, pero la realización de un ideal es un estímulo adicional. No hemos quitado de en medio algo, sino que hemos ganado algo. En consecuencia, podemos ver personas que, debido a su sentido moral, a menudo son impulsadas a escoger, como su misión en la vida, algo que no es exactamente lo que le gustaría hacer, pero que de todas maneras hacen.
“LO INTERROGANTE”
  El verdadero interrogante que se presenta ante nosotros es: cuál es la misión correcta ante  nosotros, el ideal  o la obligación—en mis formas de pensar, suponiendo que tenemos ambas. La respuesta a esto podría ser probablemente: un procedimiento intermedio—esforzarse razonablemente por hacer frente a una obligación razonable y de la misma manera obtener un ideal. Estamos totalmente conscientes de que, bajo muchas circunstancias, no es aconsejable una división de esfuerzos. Pero si el individuo tiene ideales y obligaciones dominantes, debemos tomar un curso intermedio o no cumplir verdaderamente su misión en la vida. Debemos comprender que las obligaciones que asumimos y hasta las que no creamos, no son realmente tan vitales como algunas veces creemos que son. Con esto no quiero decir que, porque algunos no las consideren importantes no lo sean, sino que algunas de ellas realmente no lo son.

  Como todos hemos tenido la ocasión de conocer, nuestras emociones influencian grandemente el valor que damos a muchas cosas, así como lo hacemos con la sensitividad innata que constituyen nuestro talento. Uno que se inclina hacia las artes tiene una gran apreciación natural de la armonía del color, las líneas, proporciones y perspectivas, que otros no tienen. En consecuencia, su razón le hace que mida la valía de las cosas, por medio de su valor artístico y su belleza, y les dará importancia a las que otros tal vez pasan por alto. En este momento, no necesitamos entrar en una discusión acerca de si la belleza es inmanente en el objeto, o está en la mente del hombre. El hecho de que algo sea bello para él, es el factor importante. Las emociones que tenemos pueden hacer que uno se imagine u origine en su mente obligaciones excesivas. Así, uno podría tener la pasión de vindicar a un familiar de lo que él cree que constituye un estigma en contra de la reputación de sus padres. Se extiende en ello, establece un deseo tan devastador, que ninguna otra cosa le importa, sino sacrificar lo que concibe como un error.

  Observando la civilización como un total, el hombre lo ha hecho absolutamente bien. En consecuencia, corresponde a cada hombre el  contribuir en alguna forma al bienestar de la sociedad humana y no trabajar sólo para él mismo. Una persona que barre las calles y lo hace bien, con una comprensión de la importancia que tiene su tarea para la humanidad, y no lo hace sólo porque tiene que hacerlo, está haciendo tanto, en una forma humilde, como el bacteriólogo que trabaja en un laboratorio tratando de encontrar una forma de detener la propagación  de una enfermedad.

Aquél que busca un trabajo o posición sólo para irla pasando, obviamente está abrogando la ley cósmica. El concibe su misión en la vida como el obtener sólo aquello que favorecerá sus fines, sin ninguna consideración para el resto de la humanidad. Uno debería intentar siempre encontrar un empleo en las ocupaciones o profesión que le proporcionen placer, en lo que a él le guste hacer. Esto no es sólo porque hace que el trabajo sea más placentero y lo aparta de la clase de tareas abrumante, sino porque eso le demandará que haga lo mejor y él pondrá en juego todas sus habilidades y talento sin tener restricciones inconscientes.
Jamás confundan la eminencia y la distinción.

En vos confió.


Maestro Peter Bustamante

Monday, January 27, 2014

“LO QUE NUESTRA HUMANIDAD NO QUIERE SABER”




“LO QUE NUESTRA HUMANIDAD NO QUIERE SABER”

La mente humana tiene muchas extraordinarias características y muchas asombrosas tendencias. Dos de estas tienen un contacto directo con nuestro tema de hoy muy especial. La primera es que la mente o consciencia tiene la tendencia-un impulso muy definido—de crear y aceptar como verdad lo que quiere creer o lo que cree que es un halago a su habilidad de razonar y de llegar a conclusiones correctas. La segunda es la inclinación siempre presente de aceptar como creencia, como verdad, como principio que no se cuestiona, una idea o conclusión que está de acuerdo con otra idea o grupos de ideas previamente establecidas, por experiencias personales, en la mente o en la consciencia.

  Sea como parte de estas dos tendencias o quizás constituyendo una tercera inclinación, está aquella debilidad por parte de la mente y de la consciencia humanas de preferir, aceptar y adoptar una idea o creencia extraordinaria o poco usual esté de acuerdo o en armonía con las creencias previas e ideas mantenidas por la mente. En otras palabras, esta tercera tendencia, que es realmente una debilidad, es una que parece darle a la mente o consciencia del individuo una especie de jactanciosa satisfacción en la creencia que su razonamiento previo y el análisis de las ideas, fueron mejores que los de otros, o superiores a los de otros, porque arribaron a una conclusión única que es diferente de las opiniones sustentadas por la mente de la masa. Es un tipo de satisfacción nacida de un razonamiento como el que sigue: “Mi opinión es correcta, porque es diferente de la de la masa y prueba que soy mejor en mi razonamiento, más penetrante y más astuto en mi lógico análisis de las cosas, y es más amplia mi concepción mental de los hechos y de los principios”.

  Tomando esta última o tercera tendencia y uniéndola con las dos anteriores, encontramos que a la mente humana, aun en el individuo menos educado, analfabeto y peor preparado, le gusta pensar de sí como superior en muchos aspectos a la mente de la persona común con la que entra en contacto. A tales personas  le encanta leer el cuento de misterio o de detective que deliberadamente revele entre líneas, en el primer capítulo, la verdadera personalidad del criminal y, sin embargo, pretenda incluir suficientes velos para hacer que el lector crea—cuando astutamente percibe al criminal en el primer capítulo-que el descubrimiento se debió a su intelecto superior y a su habilidad para analizar y no a treta por parte del escritor. Esta clase de juego de manos psicológico halaga al lector, y cuando descubre, en el último capítulo, que su astucia lo llevó a la conclusión correcta al comienzo del cuento, se encuentra dispuesto a cantar loas al escritor y a aclamarlo como un narrador  inteligente, disponiéndose  a no comprar ni leer otros cuentos de misterio que no sean aquellos escritos por el mismo autor.

  Lo peor de todo esto es, que esta misma debilidad tiende hacer que el individuo atribuya a causas sobrenaturales en vez que a naturales, y a pesar que tal vez ustedes no lo crean, se pueden encontrar, en la política en los dirigentes y en muchas instituciones tanto en lo gubernamental, quizás ustedes algunos se den cuenta, otros no porque estas personas aplican estas medidas silenciosamente, de su escasez mental en sus privacidades de los hechos más comunes de la vida. En asuntos de salud o de negocios, están más listos que todos para creer en sus sufrimientos, problemas y tribulaciones, con el resultado de alguna vaga ley indefinida, llegan hasta recetarse a sí mismo menjurje que han decidido usar después de haber utilizado sus superiores habilidades razonadoras, y creen que se debe a que no han acudido al aceptado consejo o tratamiento médico, sino que todo lo ha causado algún misterioso rayo de la luna, o una mancha solar, o que quizás una conjunción planetaria o visita psíquica. Cuando no creen en estos tipos de principios supersticiosos y poderes, se inclinan a juzgar que lo poco “común” de sus resfríos-ya que han durado más de lo normal y han resistido a todas las recetas propias-es causado por algún extraño y raro fenómeno de la naturaleza. Puede este ser algún insospechado veneno que escapa del gas que usa en su casa para cocinar, o el olor no percibido o las vibraciones producidas en alguna planta que está creciendo, la que ha estado creciendo, la que ha estado dentro de las habitaciones por un año o más; y para
Dar termino a estos problemas quiero dejar por sentado este tema y que este tipo de personaje lo tienen en el mundo entero, en puestos importante quizás no lo crean, con muchos seguidores adorando imágenes. A tales personas les encanta leer los anuncios de periódicos que describen raras medicinas o específicos terapéuticos comercializado, que detallan los extraños síntomas de dolencias peculiares. Y cuando encuentran estos anuncios una sugerencia relacionada con alguna causa poco común o desconocida, sobrenatural o misteriosa, creen que en ella puede estar la base de su enfermedad, ignorada por los médicos o por los sabios; y están listos para aceptar tales ideas, porque ellas están de acuerdo con las previamente adoptaron a través de su propio razonamiento.

Este tema, lo he visto en miles de ocasiones y es algo que nos llevará a malas consecuencias.

En vos confió.


Peter Bustamante  

Sunday, January 26, 2014

“LA PSICOLOGÍA DE LAS REACCIONES MENTALES”






“LA PSICOLOGÍA DE LAS REACCIONES MENTALES”

RECUERDO no hace muchos años, especialista de diversas clases estuvieron seriamente ocupados estudiando y analizando las reacciones a ciertos estímulos nerviosos y mentales. En el campo de la psiquiatría y en la de la neurología, las reacciones comunes, poco comunes, normales y anormales a estímulos de varias clasificaciones, ambas físicas y mentales o nerviosas, permitieron a los especialistas diagnosticar y catalogar correctamente el estado físico y mental de personas que sufrían ya fuera de condiciones crónicas de un origen desconocido o de extraños complejos resultantes de causas imaginarias. Como un resultado de muchos años de estudios analíticos comprobados en minuciosos informes que se juntaron gradualmente y se colocaron en un índices acumulativo de datos descubiertos, surgió el que habían ciertas formas de reacciones las cuales, dada su continuidad y manifestaciones fuera de los casos comunes, obligaron a los especialistas a denominarlas como reacciones comunes, normales o naturales, mientras que todas las otras reacciones  fueron consideradas como anormales, bajo de lo normal, extraordinarias o únicas.

  Las acciones y reacciones de animales pequeñísimos y las de animales domésticos, fueron finalmente implicadas en el programa de averiguación de los especialistas, y no fueron enseñadas las razones psicológicas, además de las fisiológicas, para que el perrito utilizara el método correcto de nadar en el lago a su primer contacto con el agua. El misterio de esta habilidad de saber qué hacer sin ninguna instrucción previa y sin haberse hallado jamás en el agua, fue explicado antes sobre la base de la reacción a un estímulo poco común o anormal, aplicado al sistema nervioso por el repentino contacto con el agua fría. Yo me recuerdo que aprendimos que las mismas reacciones a estímulo poco usuales causaban que si teníamos algún experimento por ejemplo: de estímulo y tomásemos un pajarito para que abriera sus alas y tratase de volar cuando se le empujaba, por primera vez, del borde de su nido en algunas ocasiones no funcionaba.

  Gradualmente aprendimos a entender por qué los niños gritaban asustado al presenciar un cuadro horripilante, o por qué corrían tan naturalmente hacia el padre o hacia la madre en un momento de aparente peligro. Me he dado cuenta que una cuidadosa lectura de libros que no han sido en estas materias de la psicología y psiquiatría contienen temas que no aparecen en los tratados, la razón de que esto suceda es que en las universidades solamente existen libros que dichos centros docentes nos dan, es lo mismo que pasa en diferentes países, los temas fundamentales son los mismos, pero hay temas que no aparecen y aparecen en otros lugares, la lectura de todos los temas relacionados a la psicología y psiquiatría son muy amplios, ejemplo: existen temas que nos llevarían a pensar que todos nosotros-como seres humanos y con la misma clase de consciencia en todas nuestras células-vivimos y actuamos y formamos nuestro pensar y nuestro razonamiento totalmente de acuerdo con las reacciones automáticas excitadas en nuestro sistemas físico y psíquico, nervioso o mental.

  La búsqueda de comida, cuando se está hambriento, no es más que una reacción; el deseo de beber cuando la humedad del cuerpo origina un estímulo sobre parte del sistema nervioso es, verdaderamente, otra reacción. El placer que derivamos de la música o de un viaje por campo abierto, o el sabor de alguna buena comida o el olor de un aroma agradable, son otras formas de reacciones resultantes de ciertos estímulos específicos. Todo esto trajo a nuestra comprensión ciertas acciones fundamentales de nuestra parte, a las que previamente veíamos como instintos primitivos y naturales. Pero a pesar que la psicología la erradicaron como no conocida como una ciencia, ha hecho claro para nosotros los desterrados, que algunos de estos casos, como la automática intención de preservarnos y preservar nuestra integridad física, aparentemente no eran puramente instintos  subconscientes mantenidos en nuestras consciencia presente desde los días de nuestra primitiva existencia. La demanda fue hecha por las nuevas escuelas de los reaccionarios: que cualquiera que fuese lo que nos amenace momentáneamente, actuaba como un estímulo sobre los sistemas mental o nervioso, y esto, a su vez, producía la reacción automática que se manifestaba como una intención de protegernos o preservarnos. Siempre he creído que la preservación de sí mismo era la primera ley de la existencia consciente, y que toda criatura viviente y consciente, desde la más primitiva célula hasta el grupo más complejo de células conocido como el cuerpo humano, expresaría este instinto al encarar el peligro, y lo haría sin haber tenido ningún estímulo especial que lo originase. Pero no nos queda más remedio que aprender de la psicología las reacciones mentales—aparte del estudio de las reacciones fisiológica que hay otros instintos comunes, normales y naturales a todos los seres humanos, que pueden entre comillas, no derivarse de antiquísimos periodos primitivos de existencia.

Espero que este tema sea de conocimiento en esta nueva etapa que vivimos.

En vos confió.


Peter Bustamante                     

Saturday, January 25, 2014

“ESTRAÑOS PROCESOS DE LA MENTE HUMANA”




“ESTRAÑOS PROCESOS DE LA MENTE HUMANA”


Ya no es necesario discutir más con personas cuerdas y pensante la cuestión de si la mente en el cuerpo humano tiene algún control sobre la materia que compone a este último, o sobre los distintos procesos fisiológicos que se llevan a cabo en el mismo. Nadie necesita ser un seguidor o devoto de las enseñanzas metafísicas, místicas espirituales o religiosa de cualquier secta o culto, para recordar incidentes que constituyeron pruebas del hecho de que la mente en el cuerpo humano puede ser la creadora de muchas extrañas y peculiares condiciones mentales. Que yo Peter Bustamante llamaría: “Envenenamiento mental”.

  Hace algún tiempo hice un editorial muy semejante en esta página si mal no recuerdo, referente a un experimento que se probó, en un estudio clínico de los procesos psicológicos que se están efectuando y que muchos dejaron por hacer, pero están apareciendo actualmente, estos experimentos llamados “hipnosis”, que a una persona dormida ya sea por medio de un hipnótico psicológico o químico-y que tenga fe en la integridad y sabiduría del que le ocasiona el sueño—se le puede hacer creer que una fría estilográfica o un lápiz de madera es un hierro candente. Con ese frío instrumento delante de sí y con sus crédulos ojos viéndolo como un instrumento de tortura, también le será fácil creer que si esa brillante pieza de metal se le aplica contra un brazo por una fracción de minuto, sufrirá un dolor intenso y más tarde tendrá la prueba de la quemadura en forma de una ampolla. Y, en efecto, en todas las pruebas hechas durante un estado verdaderamente provocado  o hipnótico de creencia y de susceptibilidad, ya sea en la clínica o en salas de conferencias científicas, el paciente ha sufrido todas las agonías fisiológicas y mentales de una quemadura, aun aquellas que se registrarían en cardiógrafos o en otros dispositivos registradores de delicados instrumentos eléctricos.
“RESULTADOS DE LAS PRUEBAS
Poco después de que el paciente haya sido vuelto a su estado normal y esté completamente consciente de lo que ha sucedido, se formará, en modo muy normal y natural, una ampolla del tamaño y forma del supuesto metal caliente que tocó su brazo. Esta ampolla podrá abrirse y extraerse el agua, en la manera usual, sin ninguna indicación para el observador o el paciente, de que la muy innegable ampolla no sea el resultado de una verdadera quemadura física producida por el contacto con un auténtico pedazo de metal candente. En esta demostración de laboratorio- que ha sido hecha miles de veces en clínicas psicológicas de hospitales en Europa y América, y observada cientos de veces por diferentes autores de libros, periodistas-tenemos un ejemplo excelente de cómo una idea mental, sin ninguna base efectiva o física para sus efectos, puede crear dentro del cuerpo humano un resultado realmente  fisiológico.

  En otras palabras, esta demostración prueba que una idea o un pensamiento en la mente pueden traducirse y transformarse en algo que no es solamente mental, pero sí tan tangible como cualquier cosa que haya afectado al cuerpo humano. Mi pregunta es la siguiente, han existido cientos de otros experimentos similares comprobados en niños y en adultos de todas las edades y de ambos sexos, ustedes prueban que si la mente humana acepta una idea sin dudas ni sospechas de alguna clase, ella no se transforma simplemente en una idea aceptada sino que en una ley o en una orden o en un principio que, lógicamente, llevará a cabo su propósito y su naturaleza, sin ningún otro apoyo efectivo o proceso psicológico. Para hacer esto más comprensible, recordemos que cuando un pedazo de metal o un hierro candente verdaderos, se coloca en el brazo y lo vemos tocando nuestra carne, no tenemos necesidad de crear en nuestra mente la idea de que nos quemará y mandará torturantes impulsos de dolor de nuestro brazo al cerebro, ni que experimentaremos el terrible dolor a tal grado que no sólo lo sentiremos sino que lo veremos reaccionando en contracciones de los músculo del brazo y en una tentativa para alejarlo del hierro.

  Para mí no tenemos necesidad de crear la idea de retirar el brazo, del hierro candente, porque esa idea, que es como una orden dada al brazo, ha nacido en la mente como un resultado del dolor y del sufrimiento que automáticamente siguen a la quemadura de la carne. Y lo peor de todo, cuando se ha sacado el hierro del brazo-o más bien cuando se ha retirado el brazo-no tenemos que dar una orden mental a la carne para que forme una ampolla y el contorno de una quemadura, ni tenemos que pensar en el proceso que seguirá, como ser, por ejemplo, la formación de esa ampolla, etc. Yo les explicare en un tema que es lo que ocurre realmente en estos casos.

En vos confió


Peter Bustamante   

Monday, January 13, 2014

¿EXISTE LA MARDICIÓN DE LOS DIOSES EGIPSIOS?



¿EXISTE LA MARDICIÓN DE LOS DIOSES EGIPSIOS?


LAS muertes extrañas que sobrevinieron a un gran número de los exploradores que tomaron parte en las excavaciones de la tumba del Faraón  Tut-Ankh-Amen gradualmente despertaron en el mundo entero, un interés en las antiguas creencias en la magia negra y las maldiciones nigrománticas. El periodo aumento en número de individuo que de este modo cayeron víctimas, aparentemente, de la “secreta maldición de las tumbas”, ha servido para aumentar el interés público en este asunto, hasta que ahora una parte muy grande de la población civilizada del mundo cree que el misterio de esas muertes ha sido deliberadamente protegido por la ciencia y la religión, y por las inconsistentes, contradictorias y cuidadosamente coloridas declaraciones de esos que saben más acerca de ello de lo que quieren declarar; entre tanto, una gran parte de la gente incivilizada mueve significativamente la cabeza e insinúan que ellos están demasiadamente familiarizado con el asunto como para arriesgar el disgusto de los “demonios invisibles” al atreverse a hacer cualquier comentario.
 
  Mientras los escritores de atracciones en las ediciones dominicales de los diarios y en las más o menos altisonantes revistas han exagerado en demasía las tradiciones históricas y las bien registradas referencias a tales poderes mágicos, e intentan asustar a los irreflexivos para que profesen extrañas creencias, las tentativas de parte de prominentes científicos e importantes educadores espirituales o religiosos—para hacernos creer que las extrañas  e inesperadas muerte sólo presentan una cadena de coincidencia sin conexión alguna con las tumbas—son igualmente inefectivas para apaciguar el creciente interés en las posibilidades del poder mágico y sus resultados.

  Sin embargo, algunos de los más famosos expertos mentales y psicológicos nos dicen que si hubiera alguna conexión, cualquiera que fuera, entre las muy extrañas enfermedades de que fallecieron repentinamente cada uno de los veinte o más exploradores y la apertura de la tumba de Tut-Ankh-Amen y la remoción de sus misteriosos y sagrados contenidos, entonces tal conexión  sería totalmente mental y consistió en una forma de sugestión hipnótica la que cada víctima creó mientras estaba aún trémula de miedo de lo que mantenía en su mente como un castigo inevitable por su participación en la en la violación de una antigua ley egipcia. Vamos por parte hasta el fondo de toda esta investigación. De suerte, se ha hecho una tentativa para sacar este misterio fuera de la categoría de las supuestas fórmulas mágicas antiguas y llevarlo dentro de la esfera moderna del fenómeno hipnótico o psicológico, como si esto redujera todo el asunto a una fácil, aceptable y factible explicación y a no dejar preguntas sin responder.

  Si las muertes se debieron a sugestión hipnótica creadas en las mentes de estos exploradores, como un resultado del primero y segundo incidente en la cadena de muertes misteriosas, la causa de las repetidas manifestaciones, en número de 22 o más, estaría enteramente dentro del período de los tiempos modernos. En otras palabras, si la sugestión hipnótica acompañada  por el miedo es la verdadera explicación de las muertes ocurridas, entonces la causa tubo su comienzo no mucho después de ocurrir la segunda, o posiblemente la tercera, súbita e inexplicable muerte. Hasta podríamos admitir que esta causa psicológica tubo sus comienzos inmediatamente después de la primera muerte, pero ciertamente no vincularíamos esta causa psicológica con cualquier otro incidente o hecho ocurrido antes del extraño fallecimiento de la primera víctima del procedimiento.

  ¡Pero el hecho asombroso—que permanece inexplicado en tal teoría—es que el extraño circulo de muertes misteriosas fue la completa ejecución de una maldición profética proferida y esculpida en el muro de la tumba del faraón Tut-Ankh-Amen hace treinta y dos centurias! La pregunta, entonces es la siguiente: ¿Qué forma desconocida de magia podría llevar una maldición  a través de las edades y producir psicológicamente los resultados fisiológicos en los tiempos modernos? ¿Hipnotismo o magia negra? ¿Nigromancia o ley Kármita? ¿Qué tenemos aquí que la ciencia no ha explicado y la mente secular no puede comprender pero teme? Otra explicación muy plausible, aunque ciertamente perturbadora, se ha ofrecido en la sugerencia de que algún veneno  químico, de un material real y tangible, fue colocado dentro de la tumba sellada de Tut-Ankh-Amen y deliberadamente esparcido sobre cada artículo dentro de ella y sobre cada purgada de sus muros, y que todos los excavadores, exploradores e inspectores que penetraron en la tumba o que manipularon los artículos funerarios dentro de ella, tuvieron contacto físico con este veneno que fue fácilmente absorbido por sus sistemas y, de este modo, los infecto en una forma que produjo los casi uniformes resultados en el caso de cada una de las 22 víctimas redundando en las repentinas y trágicas muertes.

Señores lectores si esta historia veo que tiene interés para muchos les prometo la segunda y verdadera verdad.

En vos confió

Peter                                  

Saturday, January 11, 2014

¿HUBO UN PRINCIPIO? PARTE II





¿HUBO UN PRINCIPIO? PARTE II

Constantemente leemos hipótesis científicas acerca del principio del universo. Nuestro sistema solar, el sol, los planetas y aun la enorme galaxia con sus millones de estrellas y planetas, tuvieron sin duda un principio, en esto estamos de acuerdo. Con esto queremos decir de antes de ser lo que ahora son, tuvieron una condición previa. Fueron gases o cualquiera otra substancia del fenómeno celestial
Estoy muy de acuerdo a todo esos planteamientos. No obstante, cuando hablamos de principio en este sentido, en referencia al universo o las galaxias, sólo nos estamos refiriendo a la forma como lo conocemos ahora. No queremos decir que, científicamente, nuestra galaxia, la Vía Láctea, por ejemplo, o las otras galaxias con sus billones de sistemas solares, se originaron de la nada.

  De hecho, lo que los astrofísicos están tratando ahora de determinar—y aquello sobre lo que esperan que las exploraciones espaciales puedan rendir mayor luz—es la naturaleza de la substancia primaria o básica del Cosmos.
¿Existe un propósito para la existencia? La hagiografía, las escrituras sagradas de las religiones como el Veda, Zend -Avesta, la Biblia y el Corán, proclaman lo que se dice ser un propósito de Dios para el hombre, u ofrecen las opiniones inspiradas de los respectivos Mesías o fundadores. Concebir que exista un propósito específico para la existencia del hombre, requiere una creencia en el determinismo. Sencillamente, esto implica que una mente ha concebido un curso definido de eventos para el hombre, en relación con el fenómeno de la naturaleza, y que se espera que éste actué en cierta forma, para que así cumpla con un propósito para su existencia. Además, esto requiere a mi manera de pensar también una creencia  en el teísmo, es decir, en una deidad personal. Concibe una Mente Divina sublime, la cual ha creado cada fenómeno de la naturaleza, para amoldarlo a un esquema o a un proyecto cósmico. Se pensó también que el hombre era una parte integrar de esta aventura total, o que era el punto central, es decir, la verdadera razón para ésta.

  Hay momentos que me pregunto: ¿Por qué el hombre quiere pensar, quiere creer, que existe un propósito establecido, una razón un curso planificado para la humanidad? En mis formas de pensar tal vez él no pueda imaginarse así mismo caminando a lo largo de un sendero, sin saber por qué está allí, o hacia donde va.
Pero me he apartado de la realidad de este tema. Antes que nada quiero que ustedes no crean que soy ateo, soy creyente y trato de buscar tal vez lo que jamás encontraré en relación con el espíritu Puro.
EL ESPIRÍTU PURO
El espíritu puro no admite ninguna alianza material; no tiene ni forma, ni cuerpo, ni línea, ni materia, ni proporción, ni profundidad, ni extensión, ni volumen, ni color, ni sonido, ni densidad, todas cualidades inherentes al Universo y que no han podido ser determinadas por la abstracción metafísica.

Llegado a este punto de mi entendimiento, establezco sólidamente, en los dos argumentos precedentes, la conclusión siguiente: Hemos visto que la hipótesis de un poder verdaderamente creador es inadmisible; que aun persistiendo en esa creencia, no puede admitirse que el Universo, esencialmente material, haya sido creado por el Espíritu puro, esencialmente inmaterial.

Pero si, como creyentes, os obstináis afirmando que ha sido vuestro Dios quien ha creado el Universo, la pregunta se impone; en la hipótesis Dios, ¿dónde se hallaba la materia en su origen, en su principio?

Y bien: de dos cosas una: o bien la materia estaba fuera de Dios, o bien era Dios mismo (no creo podáis otorgarle un tercer lugar). Así, pues, en el primer caso, si estaba fuera de Dios, no tuvo éste necesidad de crearla, puesto que ya existía, y si coexistía con Dios, no cabe la menor duda que estaba en concomitancia, de lo que se desprende vuestro Dios no es creador.

En el segundo caso, es decir, si no estaba fuera de Dios, es que estaba en Dios mismo, y en este caso, saco la conclusión siguiente:

1.  Que Dios no es el espíritu puro, puesto que llevaba en sí una partícula de materia; ¡Y qué partícula! ¡La totalidad de los mundos materiales!

2. Que Dios, llevando materia en sí mismo, no ha tenido necesidad de crearla, dado que ya existía y que existiendo no hizo más que hacerla salir, y en este caso la creación cesa de ser un acto de verdadera creación y se reduce a un acto de exteriorización. Estoy segurísimo de que si hago a un creyente esta pregunta: ¿Lo imperfecto puede producir lo perfecto? Me respondería sin la menor vacilación negativamente.

Lo perfecto es lo absoluto; lo imperfecto, lo relativo; enfrente de lo perfecto, que significa todo, lo relativo, lo contingente, no significa nada, no tiene valor, se eclipsa, y, por lo tanto, no hay nadie capaz de establecer relación alguna entre ambos; a sostenemos la imposibilidad de evidenciar, en este caso, la rigurosa concomitancia que debe existir entre la causa y el efecto.

Es, por lo tanto, imposible que lo perfecto haya podido determinar lo imperfecto. Por el contrario, existe una relación directa, fatal y hasta matemática entre una obra y su autor. Por la producción se conoce el valor intelectual, la capacidad, la habilidad del sabio, del pensador, del obrero, del artista, como por la calidad del fruto se distingue el árbol a que pertenece.

La Naturaleza es bella; el Universo es grandioso y yo admiro apasionadamente, tanto como el que más, los esplendores y las magnificencias de las que nos ofrece un ininterrumpido espectáculo. Sin embargo, por muy entusiasta que yo sea de las bellezas naturales, y por grande que sea el homenaje que les rinda, no me atreveré a sostener que el Universo sea una obra sin defectos, irreprochable, perfecta. Y no creo que haya nadie capaz de sostener tal opinión. Luego, no siendo la obra irreprochable, el autor, el Dios de los creyentes, tampoco es perfecto. En conclusión: O Dios no existe o no puede ser el Creador, tal es mi convicción. O bien: siendo el Universo una obra imperfecta, Dios no puede ser sino imperfecto. Silogismo o dilema, la conclusión del razonamiento es la misma.

Quizás este tema tenga poca aprobación, lo sé porque el ser humano es complejo y al mismo tiempo no respeta las opiniones de los demás. Creo en una fuerza universal en algo que existe indiscutiblemente, quizás fuese mejor no saber nada, no analizar vivir por vivir, este tema no termina espero que si en algo esté equivocado, díganmelo exponiendo sus terminologías, en razonamiento.

En vos confió


Peter Bustamante

Thursday, January 9, 2014

¿HUBO UN PRINCIPIO?


( Antes )
(Despues)

¿HUBO UN PRINCIPIO?

MUCHAS delas experiencias objetivas del hombre, los resultados de los estados de su mente y su organismo, le han sido transferido del Cosmos, al gran universo, el concepto de una causa final, de un principio. Muchas de las cosas que el hombre observa y que parecen tener para él un principio, son, de hecho, sólo una transición de un estado anterior. A menudo no podemos advertir el eslabón de conexión entre una serie de fenómeno. Una especie de manifestaciones parece destruirse completamente, mientras que otras se están originando. En realidad, un estado simplemente se fusiona en otro. Con el avance en años recientes en el campo de la instrumentación, la ciencia ha podido demostrar la afinidad que existe entre muchos fenómenos que antes parecían tener principios totalmente independientes.

  En casi todas las religiones antiguas, la antología, o la ciencia del ser, está relacionada con una deidad personal aquí las deidades no faltan, un dios o diosa antropomórficos, o a una multitud de ellos. Estas deidades fueron consideradas no sólo como seres superiores, sino que poseían muchas características semejantes a las de los humanos. Tenían mentes que pensaban, que planeaban, que creaban ciertos fines para ser alcanzados. Así pues, al igual que al hombre, ellos trajeron el universo- el total de lo que el hombre supone conocer--a existencia. Algunas veces se pensó que esos dioses crearon el Cosmos de su propia naturaleza. En otras, se imaginaron que la creación comenzó con un estado de caos—una nada. Antes de continuar hare un breve paréntesis para preguntarles algo que es como una estilla en mi mente.

“CREAR”
  ¿Qué es crear? ¿Es valerse de materiales diferentes y utilizando ciertos principios experimentales, aplicando ciertas reglas conocidas, aproximar, agrupar, asociar, ajustar esos materiales, a fin de hacer cualquier cosa?
  ¡No! Eso no es crear. Ejemplos: ¿Puede decirse de una casa que ha sido creada? ¡No! Ha sido construida. ¿Puede decirse de un mueble que ha sido creado? ¡No! Ha sido fabricado. ¿Puede decirse de un libro que ha sido creado? ¡No! Ha sido compuesto y luego impreso.
  Así, tomar materiales existentes y hacer con ellos cosa alguna no es crear… ¿Qué es, pues, crear?
   Crear… la verdad que me encuentro indeciso para poder explicar lo inexplicable, definir lo indefinible. Procuraré, sin embargo, hacerme comprender. Crear es obtener algo de la nada; es formar lo existente de lo inexistente. Por tanto, yo imagino que no encontrará ni una sola persona dotada de mediana razón que conciba cómo con nada puede hacerse alguna cosa.
   Supongamos un matemático. Buscad al calculador de más mérito: ponedle delante una pizarra; solicitad de él que trace ceros y más ceros, y una vez la operación terminada, ya puede multiplicar cuanto quiera, dividir hasta que se canse, realizar toda clase de operaciones matemáticas, y no llegará jamás a extraer de esa acumulación de ceros una sola unidad. Con nada, nada puede hacerse; y continuando ese caos de crear—se dice que es de la nada de la que los mismos dioses nacieron. Ellos a su vez, crearon después el otro fenómeno de la naturaleza. Sin embargo el caos, o el estado de nada, fue considerado por esos cosmólogos primitivos, como de una naturaleza positiva y que tenía una cualidad en sí mismo. No era la nada en la forma que nosotros la concebimos—sólo la ausencia de algo. Consideraron que, del estado amorfo de este caos, vino una energía potencial que dio origen al ser. Era más difícil para el hombre promedio concebir un ser eterno, uno que hubiera existido siempre y que nunca hubiese tenido un principio.
 
  Para la mayoría de las personas, la idea de la autogeneración  es igualmente difícil de comprender, porque en su experiencia cotidiana no pueden encontrar nada que le sugiera un fenómeno semejante. Es más una causa detrás de todas las cosas, incluyendo el Ser Absoluto, el mismo Cosmos, parece estar más de acuerdo con la experiencia finita.
  En otras palabras, es igualmente difícil para uno aceptar el concepto de que no existe una condición tal como la de no-- ser absoluto, o la nada. Debemos darnos cuenta de que sólo percibiendo el ser, no es posible imaginar una condición como su ausencia o su opuesto. Si un estado de no ser pudiera ser identificado como tal, entonces realmente tendría una cualidad propia. Todo lo que existe, es entonces ser de alguna clase. Si algo puede provenir de la llamada nada, lógicamente eso no puede ser considerado no—ser, sino por el contrario, es un algo. Un estado de nada nunca podría existir por sí mismo, sin ser algo. Y para terminar, filosófica y lógicamente, debemos aceptar la idea de que el ser siempre ha existido y que nunca podría haber tenido un principio, porque, ¿de dónde habría venido? Si intentan asignarle un origen los seres humanos al ser, primero es una falta de respeto, y segundo lógicamente regresaran siempre a un estado de alguna condición  o cualidad que en sí, es ser. Además, ¿puede haber un final para el cosmos—en el cual el ser se disolviera, se absorbiera, se sumergiera o desapareciera? El Ser, jamás puede ser destruido, porque eso supondría, que existe una nada en la cual desaparecería, y la nada nunca ha existido. El filósofo griego Heráclito, hace miles de años: expuso también que la materia está en constante transformación. Sin embargo, el ser puro no es sólo materia, sino que lo fundamenta la energía de la cual se está transformando.

Espero que al menos algo comprenda de este tema.

En vos confió


Peter Bustamante 



Monday, January 6, 2014

“NATURALEZA DE LA PLEGARIA”








“NATURALEZA DE LA PLEGARIA”


Si se analiza desde un punto de vista racional, la plegaria viene a ser una petición, que puede ejecutarse en silencio, o verbalmente. Cuando nos sentimos conmovidos por la emoción, experimentamos instintivamente la necesidad de expresar en alta voz nuestros deseos. La palabra formulada tiene un poder especial. El sonido de la voz descongestiona la emoción y sugiere la invocación de la fuerza del deseo, tanto física como mentalmente. En realidad, es casi imposible evitar las expresiones evocativas cuando uno se halla invadido por una intensa agitación emocional. En tales circunstancias nos sentimos impelidos a gritar, a formular verbalmente nuestros sentimientos. Siendo la plegaria una petición o solicitud, tiene, a la fuerza, que estar dirigida a alguien o a algo, ya que es evidente que no podemos rogarnos a nosotros mismo, o sea, a nuestro ser mental o físico. Si creyéramos que estamos intelectual y físicamente capacitados para llevar a cabo un plan, o adquirir algo determinado sin ayuda ajena, es seguro que procederíamos totalmente por propia iniciativa. Así, pues la plegaria es el reconocimiento de nuestra incapacidad real o imaginaria.

  Esta deficiencia provoca en el individuo la tendencia a buscar la ayuda ajena, a buscar el apoyo de una fuerza medio, o fuente externa. En nuestro concepto de esta fuente externa el que determina, en gran parte, la naturaleza de nuestra oración. Un primitivo, imbuido en el concepto politeísta, cree en una pluralidad de dioses, que habitan en las cosas inanimadas, tales como las rocas, el mar, las nubes tempestuosas.
En su criterio, cada uno de estos dioses se ocupa particularmente de ciertas necesidades del hombre. Así, pues, el humano se ve obligado a escoger entre estas divinidades y se dirige a una en busca de la salud; a otra le pide fuerza, y solicita de una tercera la protección en contra de sus enemigos. Cuando el hombre trata de ponerse en comunicación con poderes superiores a los suyos, se esfuerza en obtener la atención de la divinidad por diversos medios. Cuando un individuo desea una entrevista con un personaje importante o con un jefe de tribu, necesita que el personaje se halle bien dispuesto hacia él. Así, pues, para propiciar su buena voluntad, le ofrece regalos de cosas valiosas. Algunas veces, nuestro acercamiento al dios viene a ser como una tentativa de crear un ambiente favorable para que la deidad nos reciba amistosamente. Es por esto que se emplean ritos litúrgicos con música, cantos y danzas.

  Si examinamos este método de plegaria observaremos dos cosas: la primera es la creencia que existe desde que la deidad nos concederá nuestra petición, si es que hemos logrado agradarla suficientemente con nuestros actos. La segunda es la seguridad que tiene el solicitante de lo justo de su petición. Lo peor de todo es que no le inquieta saber si los resultados de su plegaria son contrarios a una ley natural, o si, de producirse, causarían una injusticia contra los otros mortales. En estas circunstancias, la psicología, del creyente es muy burda. Esta actitud equivale, en realidad, a conferir al dios una naturaleza “antropomórfica”. Se concibe la deidad como poseída de una naturaleza igual a los de los mortales, inflada de vanidad y vulnerable a las dádivas, adulaciones y ostentación. Se le cree capaz de dispensar sus beneficios y conferir sus poderes, como lo haría cualquier soberano dictador de la tierra, sin consideración hacia la justicia o la razón.

  De otro modo, cada hombre puede obtener lo que quiera el dios, con tal de que logre ejecutar la debida ceremonia litúrgica. Es por eso por lo que los seres humanos compiten los unos con los otros para obtener el secreto de como influir mejor a los dioses. Quiero que sepan, que en esta mentalidad errada la que ha estimulado el desarrollo del sacerdocio en las más tempranas sociedades. Se creía y cree que los sacerdotes son educados para poseer, y que poseen la clave de cómo se obtiene la benevolencia de los dioses para beneficio de los humanos.

  Aunque desafortunadamente damos a estas prácticas el nombre de primitivas, muchas de estas ideas fundamentales han persistido a través de las épocas, influyendo enormemente sobre los dogmas y credos de muchas religiones contemporáneas. Ciertas sectas religiosas actuales exigen de sus fieles una determinada forma de actuar. Pueden ordenar a éstos que depositen monedas en una caja asistan regularmente a ciertas ceremonias, que repitan ciertos credos específicos, que tomen parte en ciertos ritos autorizados. Si el creyente se somete a estos mandatos, se considera entonces que ha apaciguado al Dios, o que se ha acercado a Él en la forma debida y que la deidad se diente favorablemente inclinada a conceder aquello que se le pide en la oración. Yo Peter Bustamante no me es necesario ni preciso que nombre las cestas que estimulan tales prácticas, ya que son conocidas en todas partes. Sé que estas personas rezan con toda buena fe, y desde luego, viendo el fracaso de los resultados, caen en el descorazonamiento. Y para terminar, existe otro tipo de concepto ortodoxo de la plegaria que aunque superior al ejemplo anterior, es también primitivo y esta llamado al fracaso. Me refiero al concepto de un dios personal que ejerce su voluntad en forma arbitraria. Se cree que actúa así, sin embargo, únicamente por razones benéficas.

Creo que si llegan a leer este tema aprenderán más de lo que ustedes se puedan imaginar, así puedo tener la confianza de que no estoy perdiendo mi tiempo.

En vos confió


Peter Bustamante             







          

Saturday, January 4, 2014

‘CONCEPTO DE DIOS’





‘CONCEPTO  DE  DIOS’

UNA doctrina básica en teología es la igualdad de la divinidad en todos los hombres. Si todos los hombres pudieran apreciar y darse cuenta de esta esencia en la misma forma, y juntos definir racionalmente su naturaleza y función, habría una unificación de todas la religiones. Desgraciadamente no ocurre así. En consecuencia, tenemos muchas religiones y cada una tiene su Dios. Cada una tiene su profeta, que declara estar inspirado divinamente y que lega a sus seguidores un ideal de Dios obtenido por comunión directa. Y chocan los ideales. Los creyentes de las diversas sectas se oponen a los demás y critican los ideales ajenos.

  ¿Es Dios un factor imperfecto? ¿Avanza Dios hacia un logro inevitable y alcanzará una excelencia final? Tal hipótesis no podría ser aprobada por la teología moderna, ni sería consistente siquiera como concepto religioso de un pueblo bárbaro. Empequeñecería el conocimiento de la Divina supremacía y omnipotencia. Sin embargo, una revisión de la historia de la religión y un examen de las doctrinas de las sectas contemporáneas, revelan una asombrosa similitud con tal hipótesis, debido en parte a la discrepancia en sus definiciones sobre la naturaleza de Dios.

  Encontramos que el esplendor que la teología atribuye a Dios, sobrepasa en muchos aspectos al de las épocas pasadas. Además hallamos que sus realizaciones de hoy son numerosas en comparación con aquellas que se le adjudicaban en siglos ya pasados. Hubo un tiempo en que poseían una multiplicidad de formas, pero ahora el hombre ha hecho de Él una entidad única, he incluso una inteligencia impersonal que se difunden por todas partes. Los credos modernos y las sectas, sin embargo, declaran fervientemente que el Dios de ayer, de hoy y de mañana es el mismo. Declaran que Él es el único factor inmutable en un universo de cambios. Si Él es inmutable, perfecto y de excelencia suprema, ¿cómo pueden los creyentes conciliar esto con la diferencia evidente de naturaleza que le adjudican todos los que les conocen? Evidentemente todas las concepciones ideológicas no pueden ser aceptadas: algunas, a la fuerza, deben ser erróneas.

  Señores, si un grupo de mentes humanas no puede interpretar el Divino impulso de su propia naturaleza correctamente, entonces es posible que todos los hombres puedan igualmente errar. En defensa de los creyentes se puede decir que algunos de ellos perciban más lo divino en su naturaleza que los otros y en su  comprensión participa más estrechamente con la Divina Realidad. Pero, yo me pregunto, ¿quiénes son ellos? ¿Qué criterio hay para confirmar la precisión con que el hombre percibe a Dios? La sinceridad de propósito no basta para juzgar la exactitud de nuestro concepto de Dios. En mis años de estudios he visto personas que aparentemente en su sincera ambición de persuadir a sus compañeros de que sólo él, o su secta, han logrado percibir a Dios  y que representa el intermediario de su palabra, el hombre acude a la más extraña y fanáticas prácticas que de por sí merman la sublimidad de Dios, esa sublimidad que uno siente más que conoce. ¿Qué es más valioso para el hombre, el ideal de Dios al que debe luchar por acercarse, o la expresión de este ideal en forma compuesta de palabra? Con alta frecuencia el ideal espiritual del hombre, como el código moral que amablemente acepta, es un patrimonio heredado de sus antepasados. El Dios de su padre y el Dios del padre de su padre se tornan en el vendito guardián de todas las virtudes de una vida más alta. Él también acepta por igual, mucho de la intolerancia y fanatismo contenido en la fe paternal, y se siente molesto cuando ponen en duda cualquier postulado de su fe o de la interpretación que de Dios él ha aceptado. Y esto no es porque haya llegado a conocer a ese Dios, o porque a través de tan inefable contacto haya experimentado aquello que previamente sólo creía, sino sencillamente porque hiere a su orgullo, su “ego” humano el hecho de que su juicio o el de sus correligionarios sea puesto en tela de juicio. Espero que comprendan este tema, he pensado si es que leen la más importante de todas las bases profesionales que mis archivos guardan por años un tema escrito en el año 1926, Yo lo he releído por muchos años, y no lo traigo a colación porque quizás sea interpretado de formas inequívocas, pero les aseguro que es el tema más fascinante que registre la historia, las más grandes equivocaciones que el hombre desconoce.

En vos confió.


Peter Bustamante

‘EL FACTOR SEXUAL EN EL MATRIMONIO’

‘EL FACTOR SEXUAL  EN  EL MATRIMONIO’ Es innegable la gran influencia estabilizadora y además generadora de felicidad que c...