Thursday, May 31, 2012




     “LOS IDEALES Y SU APLICACIÓN”        

En esta edad moderna, considerada una plaza fuerte del materialismo, es manifiesto que muchas personas piensan aún en términos de idealismo. Se están formulando preguntas al respecto, y una de ellas que se nos ha hecho, y que sin duda es frecuente a la mayoría de los individuos pensantes de hoy, concierne a la razón de ¿Por qué existe un manifiesto vacío entre los ideales y su aplicación?
  La persona inteligente, puede darse cuenta de que los ideales son la cosa más importante en este mundo. Las naciones sostienen a través de los años, que trabajan por la paz, los hombres, como individuos, lo hacen por aquellas virtudes capaces de establecer la paz y buena voluntad lo mismo que para hacer del mundo un lugar mejor para vivir. Sin embargo, sin hacer caso de los esfuerzos que se dirigen en esa dirección muchos de ellos, quizás la mayoría, cuando llega una crisis, tal parece que recurren a aplicar su naturaleza original o animal. La tendencia es que las naciones vayan a la guerra; que los individuos piensen antes que nada en sus intereses egoísta y , a despecho de las demandas y necesidades de otros, que procedan a seguir su propio camino, a su manera, sin importarle si esto puede afectar o no a alguien más.
  
   Se nos ha enseñado repetidamente que los hombres y mujeres inteligentes deben ser liberales y aceptar con calma sus diferencias de opinión. La moderna civilización, que se ha desarrollado hasta ahora, debía ser capaz de producir, como resultado, una fuerza o un deseo, por el que los individuos se comprometieran a laborar de acuerdo. Aún para cualquiera que haya vivido en las últimas dos décadas, es bien conocido que las naciones recurrirán  a la fuerza con el objeto de obtener el fin que quieren lograr, enfrentándose aparentemente  de una manera contraria a su propósito, aunque públicamente  estén apoyando varias organizaciones cuyo objetivo sea la paz.
 
  Lo mismo sucede con los individuos; existen muchos en todas partes del mundo que normalmente, en su existencia diaria, son buenas gentes, viven vidas más o menos corrientes y probablemente pertenecen a alguna iglesia o denominación religiosa en las que se subscriben a ciertas prácticas de ideales, pero por desgracia, muchos de ellos no pueden distinguir entre esos ideales apoyados por un grupo y sus deseos egoístas individuales. Bajo mucha circunstancias, en vez de poner en prácticas en su trato con otros individuos lo que les ha enseñado su religión o filosofía, recurren a cualquier medio que puedan utilizar con objeto de ganar el fin que se proponen y que creen importante en ese momento particular.
 
  En lo que respecta a esos individuos, la mayoría de sus problemas son económicos. Ellos vivirán frecuentemente una vida normal bien ordenada, pero pueden recurrir a pequeñas trampas o aun a pequeñas formas de engaño con el objeto de ganar unos pocos pesos más. Además, hay algunos con quienes nos ponemos en contacto en nuestra vida diaria que hablan bastante acerca de los ideales y principios a que se subscriben pero, en realidad en sus tratos con otras gentes, no ponen en práctica esos principios. Yo siempre he tenido por convicción que todos tenemos la tendencia a aspirar a una situación ideal. Pero algunas veces deseamos algo más grande que lo que somos capaces de conquistar. El hombre ha especulado siempre con respecto a una sociedad perfecta, un lugar y circunstancias en donde los seres humanos vivieran juntos en perfecta armonía, en donde no hubiera codicia, egoísmo o engaño, pero frecuentemente se ha considerado esta condición como una utopía.
 
  Y para finalizar los antiguos filósofos, lo mismo que los modernos, han usado este tema como un principio para ilustrar la llamada perfecta; “CONQUISTA SOSIAL DEL HOMBRE”, que ironía a sabiendas que el hombre ha sido incapaz de ganar en sus relaciones políticas, ese estado en que tales condiciones puedan existir en todo tiempo. Y antes de terminar en pocas palabras les digo, si ustedes se asocian a diferentes organizaciones con el objeto de ser inspirados por sus ideales, yo Peter presumo que saben que necesitan inspiración, ya que sus vidas carecen de los ideales que deban inspirarles. Entonces, ¿Por qué sentirse desalentados u ofenderse al encontrar a otros asociados que están en igual condición que ustedes? Ellos, también, están buscando un medio de lograr esos ideales que esperan alcanzar, pero comprenden que están en ese momento bastante lejos de semejante logro.
 
Solamente les pido a mis queridos lectores traten de vivir en paz consigo mismo.
 
Peter Bustamante      





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