“DOS ÓRDENES DE REALIDAD”
Toda la creación
es una continuidad. El hombre comprende una parte de ella. La parte que él no
entiende puede que nunca sea comprendida dentro de las limitaciones de su
comprensión finita. Él está consciente de dos órdenes de la realidad, es decir, el de meramente
decir que ciertas cosas no son comprensible por el hombre y son conocidas,
quien cree en la existencia de una Fuerza Divina o una Mente Divina
que dirige a estos dos órdenes de la realidad. A través de la ciencia, él intenta
explicar tanto como lo es posible en términos de los fenómenos. El místico sin
embargo no está satisfecho con una fe tan simple. Él intenta vivir
inteligentemente en el mundo y al mismo tiempo lucha por elevar su consciencia
y ponerse en contacto con la fuente y primera causa de todos los fenómenos. Él
interpreta a Dios en un sentido panteísta: Dios es inmanente en el mundo y al
mismo tiempo lo trasciende. La creencia en Dios está relacionada con el deseo
del hombre de saber hasta qué punto Dios participa en los asunto del mundo
físico y hasta qué punto el hombre puede acercarse a Dios. ¿Podemos llegar a
conocer a Dios? ¿Podemos comprender hasta cierto grado por lo menos este
universo de fenómenos del cual Dios es una parte aunque en muchos modos tan removido?
Las respuestas a estas preguntas han de
encontrarse en comprender algo acerca de dos órdenes de la realidad. Esta el
orden material y está el orden espiritual o podemos decir el orden psíquico—o
para usar nuestros términos comunes, están los ordenes naturales y
sobrenaturales. El orden sobrenatural es real y existe tan ciertamente como el
orden natural y debe ser aceptado como siendo perfecto mientras el orden
natural es moralmente imperfecto. La eterna realidad u orden sobrenatural está
relacionado con el orden natural; es decir, Dios es inmanente en este orden y
también lo transciende. La naturaleza de la reacción entre los dos órdenes
depende al menos en parte, de las almas vivientes que habitan en el orden
natural. El orden sobrenatural no es susceptible a los mismos métodos de
investigación que son efectivos en el orden natural. El conocimiento del hombre
de lo sobrenatural está basado ya sea sobre la revelación divina o por la
sumisión a leyes especiales que no se encuentran en el orden físico. De cuando
en cuando, el orden sobrenatural puede manifestarse en fenómenos naturales,
pero estas manifestaciones no son predecibles o controlables de la misma manera
como lo son las manifestaciones de los eventos físicos. Las revelaciones
divinas, es decir, la información que nos llega de un orden sobrenatural, son
consistentes con la razón, pero tal conocimiento no puede ser obtenible por la
operación de la razón únicamente.
Debemos aceptar el hecho que Dios es de una
naturaleza tanto trascendente como inmanente. Es algo difícil ilustrar este
concepto, pero posiblemente la ilustración que sigue transportará la idea.
Ejemplo: Considere una sonata o una sinfonía, una colección de sonidos
musicales, notas y frases que la ciencia analizaría como siendo nada más que
vibraciones en la atmosfera. Tal análisis no explica totalmente una composición
musical, pues es también una serie de
notas y frases colocada en un molde particular. El compositor hace inmanente en
el mundo de los fenómenos físicos un patrón de sonido constituyendo una unidad
o un todo. La composición se vuelve algo más que una combinación de varios
sonidos. La idea del compositor trasciende la nota musical. Así en una
composición musical encontramos una ilustración de la relación
trascendente-inmanente. Desde el punto de vista de la inmanencia una
composición musical no agota
O acaba cualquier sonido o combinaciones
particulares, ni prohíbe el uso repetido de los mismos sonidos en un arreglo
diferente para producir una composición diferente. Desde el punto de vista de
la transcendencia, una idea musical es más que cualquiera interpretación de ella, más que cualquier número de interpretaciones
de ella. La idea aún existiría en la mente del compositor aunque la música que
la incorpora nunca se escribiera.
Para usar otra ilustración, podemos decir que
el universo es la materia con la que Dios trabaja. Él esta inmanente en él, y
sus combinaciones de material no son reveladas y pueden tener significado más allá
del hecho que ellas tienen actualmente. Una piedra, un pedazo de madera o
cualquier otra cosa material pueden usarse cuando la mente humana realiza que su
potencialidad se debe a la inmanencia de una fuerza superior dentro de ella. Conclusión:
Dios es todas las cosas. A este punto los dos órdenes de la realidad pueden encontrarse
y puede alcanzarse la unidad. Y jamás olviden que esta unidad es el único medio
por la cual el hombre se vuelve consciente de Dio.
Solamente les pido que
analicen este artículo milenario, y traten de vivir en armonía con sus seres
queridos. Que la paz more siempre en su alma.
Peter Bustamante