Wednesday, August 21, 2013

“LA HERENCIA DEL MIEDO”



“LA HERENCIA DEL MIEDO”
ALGUNOS psicoanalistas aseguran que el miedo es una cualidad heredada, especialmente cuando el complejo del miedo está fuertemente desarrollado y no es de índole sutil o subconsciente. No discutiré este punto, porque puede ser verdad que cierto grado de miedo haya sido heredado por sustos o situaciones temibles experimentadas por la madre durante el periodo prenatal, o por una herencia de cobardía procedente de alguno de los progenitores; pero ya sea heredado o adquirido, el miedo es una emoción que puede dominarse y por la cual no hay excusas, y mucho menos la de que sea el resultado de alguna experiencia de nuestros progenitores.

   El miedo es la antítesis completa de la valentía. Nos impide ser lo que deberíamos ser; nos roba nuestra divina herencia, que es mucho mayor de cualquiera herencia de nuestros padres terrenales. En primer lugar, el individuo común, en su falta de conocimiento y su negativa voluntaria a investigar y estudiar los principios más fundamentales de nuestra existencia, no comprende que el miedo a una cosa la anima, la fortalece y la eleva hasta convertirla en un amo que nos flagela y nos mantiene en posición humilde e inactiva.

   Desde el momento que permitimos que nuestra consciencia forme una impresión comprensiva de alguna cosa, debido al miedo que tenemos a ella, creamos una cosa como una realidad para nosotros, aunque antes no tenía existencia. Cuando damos crédito o consideración a nuestro temor de algo, inmediatamente atamos nuestros piés y nuestras manos con las cadenas que esa cosa terrible ha creado fingidamente por nuestra imaginación, o debido a las creencias supersticiosas de la época. He visto personas cuando yo hacía un viaje de recreo por el caribe en perfecto estado de salud y para ser más claro es un trompetista que trabajó  conmigo en varias ocasiones, no diré su nombre por ser mi amigo, al subir al barco e inmediatamente recuerdo que éramos cuatro él nos decía  que estaba un poco con dolor de cabeza, se introducía en su camarote, se cambiaba de ropa y se acostaba, y era que tenía miedo al mar y sentía mareos, y por lo regular he escuchado muchas personas les pasa los mismo. Y eso no es todo las he visto horas más tarde padeciendo todos los desagrados del mareo y las he oído contar los efectos desagradable del movimiento del barco cuando, en realidad, el barco todavía estaba anclado con toda seguridad, inmóvil junto al muelle sin haberse movido ni un centímetro de donde había estado por varios días antes de salir.

  He visto personas que suben a un aeroplano completamente convencido que desde el momento que entran a él sentirían mareos, y la influencia de este miedo se ha manifestado antes de que hubiera alguna causa física para ello. Sed, pues valerosos y aseguraos de que vuestra vacilación, vuestro sumo cuidado, vuestras dudas y retardos al investigar, no se deban al miedo, para que no se conviertan en la cadena que os sujeten a un sitio falso en la vida, y permitid que sólo la imagen luminosa del éxito  y la felicidad pase ante vosotros como un desfile glorioso en el horizonte, mientras os encontréis por fuerza en una falsa posición y tengáis que presenciar tan solo el maravilloso desfile. Sería, por supuesto, imposible explicar con lujos de detalles todos estos casos en la brevedad de este artículo la verdadera substancia de todos los casos psicológicos, me tomaría mucho tiempo y jamás sabría si en realidad he podido ayudar a muchas personas que padecen de diferentes males, que están en la gama de la psicología, y por supuesto respetando la psiquiatría, yo siempre he dicho que entre estas dos materias existe un abismo muy profundo, que este servidor jamás aprobaría.
Simplemente sin ningún prejuicio porque sé que en muchos casos no es necesario acudir a los diferentes fármacos que en lugar de corregir el malestar, se quedan peores. eso es todo.


Peter Bustamante  

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