¿QUÉ
ES LA VIDA REALMENTE?
¿Qué es lo real, cuáles de nuestros pensamientos son
una realidad? Nuestras mentes pasan siempre a través de un proceso de alquimia
mental. Nuestras experiencias están transformando constantemente las ideas precedentes,
en concepto nuevos. Pero ¿Cuáles son las guías verdaderas en la vida, las
viejas creencias, las ideas tradicionales, o las nuevas conclusiones a las que
arribamos personalmente? En el análisis final, nuestras perspectivas de la vida,
lo que esperamos de ella, es una disposición personal. Tenemos una oportunidad
mejor para amoldar nuestra existencia dentro de un estado de felicidad, si no tratamos
de eludir los problemas enigmáticos que
la vida nos presenta. Mi pregunta es la siguiente: ¿Cómo deberíamos afrontar
estos misterio del ser y la relación que tienen estos con todo lo demás que el
ser confronta? Lo que creemos es un factor impulsor tan importante en el curso
de nuestras vidas, como lo es todo lo que conocemos. De hecho, muchos de los
conceptos por medio de los cuales modelamos nuestras vidas, son abstractos. Son
lo que nosotros creemos, pero que aún no ha sido experimentado, y quizás nunca
lo será. Lo que se presenta en numerosos libros que existen de diferentes
religiones y nuevas creencias, en mis formas de pensar jamás llegara el día que
distintas religiones y cada una con un dios diferente pueda traer un cambio de
decoro.
¿No llegara jamás el día en que, cesando de creer en la
Justicia Eterna, en sus edictos imaginarios, en sus recompensas problemáticas,
los humanos trabajen con ardor infatigable por el advenimiento sobre la tierra
de una Justicia inmediata, positiva y fraternal? ¿No sonara jamás la hora en
que desengañados de consolaciones y esperanzas falaces, que les sugiera la
creencia en un Paraíso compensador, los humanos hagan de nuestro planeta un
Edén de abundancia, paz y libertad, en el que las puertas estén fraternalmente
abiertas a todos?. Sin embargo, ¿la confianza que tenemos, que es lo único que
siempre hemos tenido, vemos como se va colapsando y se eclipsa, pero a pesar de
todo recurrimos a ella? ¿Recurrimos a las creencias como una sustitución para
el conocimiento? Es importante que prestemos atención, especialmente en
estos días y época, a la naturaleza de las creencias.
Deberíamos
aprender acerca de la diferencia que puede existir entre las creencias y los
puntos de conocimiento. Por ejemplo. ¿Por qué decimos “yo creo en la vida después
de la muerte”, en lugar de declarar “yo sé que hay una vida después de esta”?
De hecho, ¿por qué decimos que creemos en algo, en lugar de afirmar nuestro
conocimiento de ello? Creer, es una suposición
del conocimiento. El conocimiento, en contraste a la creencia, significa
experiencia. El conocimiento es comprendido empíricamente, es decir, es percibido
objetivamente. Por ejemplo, si escuchamos un ruido ligero sobre los vidrios de
una ventana, podemos decir: “creo que está lloviendo”. Decimos creo, porque no
hemos observado directamente la lluvia. Una experiencia previa nos sugiere que
el ruido que escuchamos podría tener otros orígenes, así que decimos “creo”. En
esta forma, estamos suponiendo un conocimiento.
“CONOCIMIENTO”
¿Vamos a dar
por sentado, entonces, que el conocimiento es sólo aquello que se experimenta a
través de nuestros sentidos receptores? Supongamos que tenemos un problema, el
cual consiste de varios elementos. Los elementos del problema son sucesos:
estos son aquello que ha sido experimentado: por lo tanto, le llamamos puntos
de conocimiento. Sin embargo, es necesario que lo relacionemos dentro de un
orden satisfactorio y útil. En la mente, damos vueltas a nuestras ideas una y
otra vez, buscando una solución. Al hacerlo así, ejercitamos nuestro
razonamiento y finalmente llegamos a una conclusión: parece que el problema será
resuelto, así que éste nos parece autoevidente. No tenemos más duda acerca de
ello. Más, ¿podemos llamar conocimiento a la solución a la que llegamos? O,
¿las conclusiones de nuestro razonamiento
no equivalen a lo que experimentamos objetivamente? La gran mayoría de nuestros
pensamientos, el resultado de nuestro razonamiento, llegamos a relacionarlo con
nuestras creencias. Esto se debe a que llegamos a comprender que nuestros
propios juicios son de naturaleza subjetivas, en contraste con la experiencia.
En otras palabras, distinguimos entre las ideas que formamos, y nuestro
conocimiento perceptibles—el resultado el resultado de nuestros sentidos. Los conceptos
del razonamiento, por supuesto, son algo que es conocido por nosotros. Las
ideas existen en la consciencia, pero no tienen ninguna contraparte, nada que
pueda representarlas exactamente en el exterior de nuestra mente. Por lo tanto
para dar terminación a este tema, simplemente he querido hacerles comprender,
que ustedes tienen que pensar por sí mismo referente a las religiones de la
tierra que existen cientos de miles de pastores, filósofos etc. están pensando
por ustedes mismo y determinando lo que usted debe de hacer, o lo que no puede hacer,
ustedes pueden hacer lo que mejor les plazca, pero creo que nadie tiene el
derecho de pensar por ustedes mismo. Todo está dentro de ustedes mismo habita
dentro de ustedes.
En vos confió.
Peter Bustamante