Thursday, February 21, 2013

“LAS PREMISAS EN LA ORATORIA DELIBERATIVA"





"LAS PREMISAS EN LA ORATORIA DELIBERATIVA"

Vamos hablar de algo que en estos tiempos ha vuelto a la palestra pública. Lo que llamamos la oratoria. El orador técnico de acuerdo al gran filósofo Aristóteles” hará uso abundante de los entimemas, que son el principal instrumento de persuasión de que dispone. El entimema es una inferencia o deducción (un silogismo, en terminología aristotélica), parecida en la forma a la demostración científica, pero menos rigurosa, aunque tanto o más convincente ante un público inculto. En el entimema se comen con frecuencia las premisas, apareciendo sólo unas y sobreentendiéndose las otras. Además, las premisas no necesitan ser verdaderas en sentido estricto. Basta con que sean verosímiles. Los que las premisas del entimema formulan en general no necesita cumplirse siempre, basta con que se cumpla frecuentemente.

  La técnica retórica ha de proveer al orador con un amplio repertorio o arsenal de premisas verdaderas o verosímiles o generalmente aceptadas a cerca de cada tema, de tal modo que a partir de ellas pueda construir los entimemas. A pesar que Aristóteles dedico muchos capítulos y libros del caso, él afirmaba que se debía presentar y preparar una técnica para cada retórica. Los temas más frecuentemente tratado por la oratoria deliberativa, ante la asamblea popular, son los temas políticos por antonomasia: los impuestos, la guerra y la paz, la defensa, el comercio exterior y la legislación. Sobre todo estos temas debe estar bien enterado el orador. Aristóteles hace sobre ellos una serie de consideraciones útiles al orador político. Por ejemplo de los impuestos, no debe olvidarse de analizar también todos los gastos de la ciudad, para si alguno es superfluo, suprimirlo, y si alguno es demasiado grande, reducirlo; pues no sólo se aumenta la riqueza añadiendo a lo que hay, sino también reduciendo los gastos. Los consejos de Aristóteles en política exterior no olviden que van en el sentido de la política griega antigua, amoral y sin contemplaciones. Así, al tratar de la guerra y de la paz, recomienda al orador político que esté enterado de la fuerza militar de las ciudades vecinas, así como cuáles son las posibles enemigas, de manera que frente a las más fuertes se guarda paz y se puede hacer la guerra con las que son débiles. En general, dos son las ciudades que se deben respetar: las que son más fuerte que la nuestra y las que son beneficiosas para nuestro comercio exterior.

  El orador político deliberativo ha de tener en cuenta que en último término decide con vista a su propia felicidad. Por eso la técnica retórica ha de proporcionarle premisas sobre la felicidad, empezando por su definición y elementos, pues es apelando a la felicidad como logrará convencer a los miembros de la asamblea. Cada humán en particular y todos juntos en común tienen un mismo objetivo, en función del cual elige o repudian, a saber, la felicidad y sus partes. Casi todos están de acuerdo en que la felicidad consisten en una o varias de las siguientes cosas: el vivir bien con excelencia, o el de disponer con suficientes medios de vida, o la vida más agradable con seguridad, o la prosperidad en vienes y esclavos. A veces se apela no a la felicidad entera, sino a una de sus partes. Por eso el orador debe disponer de premisas sobre las partes de la felicidad, que son en este caso: la nobleza, el tener muchos y buenos infantes, la riqueza, la buena fama, los honores, la salud, la belleza, el vigor y la fuerza, la buena vejez, el tener mucho y buenos amigos, la buena suerte y la excelencia o virtud.

  Las cosas que orador recomienda en la deliberación de la asamblea, las presenta como provechosas o convenientes, es decir, como bienes o como conducentes a la obtención de bienes. Por ello conviene que disponga de premisas sobre los bienes, empezando por su definición y sus clases. El bien se puede definir de dos maneras, por un lado, como (lo que es elegible) por sí mismo y aquello por lo cual elegimos otra cosa, y también como aquello que desean todos los seres o los provistos de sensación e inteligencia. Los bienes son, en primer lugar, la felicidad, y además la excelencia del alma y del cuerpo, la vida, la riqueza, la amistad, la gloria, la elocuencia, la memoria, la perspicacia, los saberes, la técnica y la justicia, sobre todos ellos ofrece según Aristóteles puntos de vista, que pueden ser utilizados como premisas, un ejemplo muy claro: aquello cuyo contrario es un mal, es para ellos un bien. Queridos lectores en mis formas de ver estas cosas y no soy un filósofo, casi todo el mundo está de acuerdo en que dos propuestas convienen o son buenas, y de lo que se trata es de decir cuál de ellas conviene más o es mejor. Por eso Aristóteles presenta toda una batería de criterio y comparación, que pueden ser empleado por el orador para presentar un aparente bien como preferible al otro. Y para terminar Finalmente, Aristóteles señala que cada candidato, la necesidad imperiosa de que el orador conozca las diversas formas de gobierno (democracia, oligarquía, aristocracia, y monarquía y se adapte a cada una de ellas, y diciéndole al populacho en su argumento, que lo que él propone contribuye a su conservación, pues todos son persuadidos por lo conveniente, y lo que conviene, son las palabras fehacientes de lo que él propone por el bienestar de su pueblo y una democracia representativa.

Por eso estamos mirando las mismas caras de lobos disfrazados de ovejas.
Señores ya el burro está en el pueblo y hay que seguir dándoles los palos.
DESPIERTEN.

traten de vivir en paz con ustedes mismo.
Peter Bustamante                   

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