‘ACERCA DE LA
INTELIGENCIA Y LA EDUCACIÓN’
¿Implica
la educación necesariamente un alto grado de inteligencia? ¿De qué ventaja es
la educación formal para una aguzada inteligencia natural? Las definiciones de
la inteligencia son numerosas y diversas. Se dan desde puntos de vista
biológicos, psicológicos y filosóficos; ninguno de los cuales, sin embargo, es
completamente amplio en cubrir todos esos aspecto del comportamiento mental que
son comúnmente aceptados como siendo indicativos de inteligencia.
¿Cuáles son estas características comunes del
humano que son popularmente reconocidas como una demostración de inteligencia?
Es más, ¿qué importancia asocia la sociedad con la inteligencia? Para los
antiguos, ciertas demostraciones del comportamiento humano se decían que
representaban la virtud más elevada. Para los griegos, la virtud más elevada
era ser bueno y hermoso. Para
los persas, era ser leal y valiente.
Los teutones declaraban que la virtud sobresaliente era ser fiel. Para el hombre moderno de
hoy la virtud exaltada es ser inteligente.
Para que la inteligencia tenga tal prominencia en nuestra edad se implica que
tiene algún valor muy pragmático.
Ciertamente la inteligencia no es reconocida
puramente debido a alguna cualidad admirable de la mente humana. La
palabra inteligencia se deriva del latín intellegere, que significa “recoger
del medio”. Uno de los ejemplos más comunes de la inteligencia lo denominaremos
adaptabilidad. Esto puede explicarse como percibir y concebir una conexión
causal entre ciertas cosas o eventos que son recién experimentados. Puesto más
sucintamente, es la integración de ideas o pensamientos de manera que para la
mente parezca haber una continuidad causal—es decir, una relación amplia—entre
estas ideas. Cuando, por ejemplo tenemos una nueva experiencia para la cual no hay
una comprensión inmediata, la inteligencia recurre a poner analíticamente a la
experiencia en un orden que le de significación e identidad.
Toda explicación a la que se llega de por si
mismo, toda causa supuesta de una experiencia puede no siempre ser cierta.
Subsecuentemente podría ser probada falsa empírica y objetivamente. Algunas de
las supersticiones más primitivas fueron el resultado de tratar de explicar
fenómenos; sin embargo, el hecho de que después se probó que no eran factuales
no es evidencia de una deficiencia de inteligencia.
INTEGRACIÓN
Otro factor básico de la inteligencia es lo
que podríamos denominar integración. Esta consiste en la unión de lo conocido,
es decir, las cosas o eventos que son comprensibles, para el propósito de
extraer de ello un significado a aplicarse a aquello que no se entiende. Un
ejemplo clásico de esto se encuentra en la experimentación con monos, tales
como el chimpancé. En un experimento, se colocó una banana dentro de la jaula
del animal, más allá de su alcance. También se colocó una caja grande de madera
en la jaula. Después de varios atentados de alcanzar la banana en la manera
usual de trepar, el mono eventualmente se volvió a la caja debajo de él. Él
luego trepó sobre la caja y obtuvo la banana. Aquí el conocimiento previo de
trepar para alcanzar la banana se combinó con el conocimiento que subir a la
caja lo elevaría lo suficiente para conseguir su meta. Otro aspecto de la
inteligencia es la segregación. Esto consiste en separar los elementos
de una experiencia que no se ha comprendido para tratar de determinar
cualquiera de sus partes que sea comprensible. El siguiente procedimiento es,
entonces, tratar de determinar cuál pueda ser la relación que tales partes puedan
tener con el total—el cual no es comprensible. En este proceso la idea, cosa, o
evento completo no es descartado de la mente como incomprensible y hay menos
posibilidad de una concepción equivocada inmediata de él. Estas demostraciones
más bien comunes de inteligencia no son necesariamente llevadas a cabo
conscientemente, es decir, la técnica que se emplea es muchas veces un proceso
inconsciente.
Se dice que hay tres categorías básicas de
inteligencia: abstracta, mecánica y social. La primera, la
abstracta, es primariamente conceptual; es decir no se origina directamente de
la percepción inmediata o algo que se experimenta. Por analogía, tomemos el
tema metafísico de la ontología, específicamente, que hay tal cosa como un Ser
Absoluto que es auto generativo, eterno y de el cual toda la realidad es una
parte. Puede declararse además que tal Ser no tuvo comienzo y por lo tanto no
puede tener un fin, pues lo que es, es todo lo que hay y por lo tanto no puede
haber nada que no sea. La teoría de la inteligencia social es bastante
controversial. No importa qué explicación se ofrezca sobre ella, habrá un
rechazo crítico de esta teoría con aquellos que tienen conceptos diferentes.
También las investigaciones científicas indican que no existe ninguna relación
necesaria entre el pensar y el conocimiento. Pensar incluye razonar lógica,
crítica y creativamente. Por lo tanto pensar y saber no siempre son paralelos
uno al otro. Es tan desafortunadamente que no haya tantas personas que piensan
como los hay de aquellas que profesan saber, y cuyos conocimientos la mayoría
de las veces no es la consecuencia de sus propios pensamientos.
La Prueba C.I
Hay varias pruebas de inteligencia dadas por
universidades, fuerzas militares y organizaciones privadas, comúnmente
conocidas como C.I. (cociente intelectual).El valor de tales pruebas, sin
embargo, es dudoso en determinar la extensión total de la inteligencia del
individuo. Se ha dicho que el C.I. solamente determina cómo se compara la
inteligencia de uno a la de la población total; en otras palabras, la proporción
la proporción de la inteligencia del individuo en relación a la norma de la
sociedad.
Espero
que sus conclusiones puedan sacarlas en este artículo.
Y
traten de vivir en paz y armonía con ustedes mismo.
Peter
Bustamante
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