"El Peligro de un Posible Daño"
Puede decirse psicológicamente que
el entretenimiento sea un estímulo de los sentidos que produce una sensación
placentera. En general, uno no piensa del entretenimiento como aquello que es
auto inducido, tal como la participación en los deportes o el mantener un
pasatiempo. Más bien, el entretenimiento es comúnmente interpretado como el
retener una condición pasiva y permitir que se actúe externamente sobre el ser
de uno para el propósito de inducir la experiencia placentera. Ejemplos de
estos es mirar un programa de televisión, ir a un concierto o ver un evento
deportivo.Y los sistemas de computadoras en el que dedican horas.
El
grado de placer o de satisfacción que el entretenimiento induce varía con las
respuestas emocionales del individuo. Para algunas personas que tienen un
temperamento estético, el ver una galería de exhibiciones de bellas artes puede
ser totalmente gratificador. Con otras personas, las emociones e instintos
básicos deben ser estimulados más vigorosamente para que el individuo pueda
experimentar gozo. Tan incongruente como pueda parecer, el temor, engendrado
indirectamente como al ver las así llamadas películas de horror, puede producir
un estremecimiento, una intensa satisfacción emocional para ciertos
espectadores.
El peligro de un posible daño o aún la muerte como los elementos de actos o
aventuras peligrosas, provee grandes gratificaciones para los niños en
especial. Existen niños de la edad de 12 años en adelante que arriesgarían la
vida una y otra vez sólo para tener la realización que surge de la conquista
personal de un desastre grave y en potencia. Yo, Peter Bustamante, comprendo
que el ser humano debe ser emocionalmente activado, porque sé que sin un
estímulo emocional, nuestras vidas serían un valle de monotonía, en el cual no
habría incentivo para vivir.
En un estado primitivo, el hombre está constantemente enfrentado con un
desafío a su supervivencia. Los elementos le son más hostiles a él que a
hombres de una cultura más elevada debido a la ignorancia del primero acerca de
los fenómenos naturales. Por ejemplo, muy pocas personas civilizadas son
aterrorizadas por una severa tormenta de rayos y truenos, pero lo son la
mayoría de la gente primitiva. Además, la gente de una cultura primitiva está
comúnmente sujeta a ser atacadas por feroces animales salvajes y por otros
humanos.
Estas confrontaciones engendran frecuentemente los instintos básicos y
emociones primitivas, Estos sentimientos emocionales están en un constante
cambio entre un estado negativo, es decir, la angustia producida por las
circunstancias y, por otra parte, el estado positivo. El positivo es la
gratificación que el ego tiene cuando aparece conquistar la causa de la
angustia emocional. La cultura avanzada, estos instintos y emociones primitivas
no son tan dominantes en el hombre de una cultura avanzada, es decir, si es que
él ha tomado ventaja de las oportunidades de esa cultura.
Ordinariamente, el ambiente de la vida moderna no hace salir estas
emociones primitivas; al menos no sucede frecuentemente. Por consiguiente, no
existe entonces el juego variado de estas emociones y aquella satisfacción que
pueda resultar de ellas. Resulta un estado de aburrimiento relativo, lo que
irrita al individuo. El individuo bajo estas circunstancias busca placer para
mitigar la inquietud de las emociones semi
suprimidas. La
felicidad es meramente un término que denota placer de alguna clase. La
felicidad puede ser cualquiera de la gama de sentimientos gratos emocionales y
sensuales. La persona intelectual, la estética o la espiritual, es decir,
aquella con un impulso moral fuerte, como el religioso y el místico, encuentra
felicidad en una forma menos primitiva. Por analogía, el amante de las grandes
composiciones musicales, y óperas tiene una reacción emocional placentera de su
experiencia, el equivalente de aquella experimentada por cualquiera que goza en
una corrida de toros o en una pelea de gallos.
Así ustedes sabrán la diferencia del niño de hoy, que está continuamente
expuesto a la televisión, juegos propagandas continuamente expuesto al entretenimiento,
más los padres que jamás ven los programas que ellos ven violentos, no esperen
jamás nada bueno, solamente la representación del crimen en toda su violencia
está comúnmente mostrada en detalles sórdidos. Se vuelven emparedados por sus
más bajas emociones e instinto. Como una consecuencia, encontrará que es cada
vez más difícil ajustarse a los placeres cuyos impactos sobre sus emociones son
muchos menos intensos.
Editorial
Del día
Solamente
les pido que piensen bien sobre sus hijos.
Peter Bustamante
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