“LAS
PREDICIONES CATASTROFICAS”
La adivinación, la
predicción o la profecía, ha ocupado las mentes de los hombres desde el
comienzo de la historia registrada. Hay significados duales de la palabra “profecía”.
Es una concepción equivocada creer que un profeta primariamente predice el
futuro. En el antiguo griego la palabra profeta significa intérprete.
El profeta era un portavoz de un ‘dios o una deidad’. Se concebía que una
revelación divina no pudiera ser interpretada exactamente o del todo por un mortal
ordinario. Aquellos que eran así dotados o eran designados por su estatus
especial eran los profetas, los interpretes de la comunicación divina. Tal interpretación
puede haber sido una orden, un mandato del dios a la gente, y no tener ninguna relación
con un evento futuro. Para los hebreos, Moisés fue el profeta más grande. En
los días de los jueces (Siglo XII A.C.), Deborah y Samuel fueron
preminentes. En el tiempo de los primeros reyes, Nathan, Abijah, Semaiah,
Elijah y Elisha, fueron las principales proféticas”.
Segundo tipo de profecía
El segundo tipo
de profecía, el más común en el mundo de hoy en día y en realidad en los siglos
pasados, ha sido la pronosticación del futuro. La consciencia humana percibe
el presente inmediato y, por medio de la memoria recuerda el pasado personal.
Él futuro, para la consciencia, sin embargo, no es más que una existencia
potencial velada. La mente tiene la inclinación primitiva de considerar el
futuro como una realidad absoluta, es decir, preestablecida, pero aun no
revelada. Este desconocido fenómeno ha preocupado la mente primitiva por
siempre por la incertidumbre del pasado. Por consiguiente, el instinto de conservación
obliga al humano a tomar medidas de precaución en contra de posibles amenazas
para su seguridad. Se presume que si uno pudiera percibir el futuro, podría así
evitar caídas y peligro y, también, tomar ventaja de cualquier oportunidad
posible que pudiera existir.
Un repaso de
algunas de las predicciones tradicionales y llamadas sagradas, que han descendido
de varias fuentes, incluyendo la Biblia, son principalmente
generalidades simbólicas. En otras palabras, ellas podrían ser interpretadas en
varias formas y la mayoría del tiempo así lo fue. Los eventos que ocurren ahora
pueden, con algún esfuerzo de parte de la imaginación, hacerse parecer un
cumplimiento de tales profecías. Esto, de igual forma se aplica a las profecía más
resiente que también pueden ser interpretadas como la predicción de sucesos del
momento. Más asombrosas son las predicciones de algunos de los antiguos filósofos
de Grecia. Ellos no le asignaron ningún periodo de tiempo a sus revelaciones, excepto
que ellas estaban en un tiempo futuro. Lo que ellos predijeron como un evento
verdadero que ocurriría ha tenido a menudo un paralelo sorprendente en los
hechos de hoy en día.
PREGUNTAS
¿Fueron tales
predicciones por estos filósofos el resultado de revelaciones sobrenaturales?
¿Fueron la percepción actual de sucesos por venir lo que tomo forma en la consciencia
del profeta como imágenes visuales? En la mayoría de los casos eran
indudablemente una forma de intuición altamente desarrollada, resultando en un
razonamiento o evaluación superior de condiciones causativas existentes en su
propio tiempo. Ellos eran, en otras palabras, capases de proyectar una conclusión
de su análisis de las circunstancias existentes a un tiempo futuro. Fue una percepción
de las causas específicas y luego, una determinación de estas a un desarrollo progresivo
y racional. Tales predicciones, por supuesto pueden no haberse desarrollado, y
algunas de ellas jamás lo hicieron. Lo que la mayoría de ellas hicieron,
sin embargo, fue un testimonio no a su conjetura, sino a la facultad psíquica de
la intuición, el poder de la observación de los fenómenos presentes y el
razonamiento lógico del mismo.
LA CIENCIA MODERNA
La ciencia
moderna, de hoy en día, es el profeta más seguro dentro de su reino específico.
Un estudio de las leyes básicas de los fenómenos naturales hace posible, con un
grado alto de exactitud, lo que uno puede esperar que ocurra, en un tiempo
futuro y bajo predicciones futuras. Sin embargo, el deseo primitivo de parte de
muchas personas de echar a un lado el velo del mañana y verlo establecido como
del ahora, fomenta que muchos charlatanes ofrezcan predicciones. También
causa que dependa de las impresiones psíquicas y aberraciones de los demás,
como siendo predicciones confiables. Los devotos de tales personas no se tomarán
el tiempo de racionalizar personalmente la tendencia de los eventos corrientes
o buscar paralelos en la historia pasada, para así encontrar causas básicas de
las que ellos puedan llegar a una idea bastante confiable de un futuro progresivo.
Más bien, ellos prefieren confiar en lo sobrenatural, es decir creer como antaño,
que ciertos hombres tienen una visión absoluta de un futuro absoluto.
En mis muchos
escritos lo he explicado bien claro, recuerdo cuando asistí a la Logia y la
universidad Rosacruz, se subsisto un tema acerca de California que se sumergirá
en un cambio de tierra desbastador. Muchas gente que conozco han casi
renunciado a planear adelantado debido a ello’. Es aquí donde descansa el
peligro real en tales tipos de predicciones. No es la probabilidad de que sucedan
lo que es peligroso, sino más bien el impacto que ellas tienen en la mente de
aquellos que están inclinados a aceptar tales afirmaciones. Hace unos 29 años
un individuo en el Sur que tenía seguidores pseudoreligiosos y que se suponía tener
un manto de revelación divina, predijo el hundimiento de toda la Costa del Pacifico
y tan hacia el este como Sierra Nevada. Él señaló una fecha exacta para el
desastre, es decir, que iba a ocurrir dentro de los 60 días siguientes tengo los
archivos que lo prueban. Además pronóstico que todo aquel que le siguiera a un
sitio seleccionado en las Montañas se salvaría. Se volverían ellos el embrión de
“una civilización nueva y superior”.
Sin embargo, él
proclamo que ciertas condiciones específicas tenían que cumplirse antes que
tales seguidores pudieran ser salvados. Y lo más hermoso de todo viene aquí. Él
había sido “Divinamente informado “que estos seguidores tenían que
deshacerse de todas sus posesiones mundanas, bienes raíces, dinero, etc. Todo
esto debería ser donado a este “mesías profeta”. Él lo usaría para el establecimiento
de este retiro de la “civilización nueva y superior” a la que todos deberían
escapar. Como consecuencia creyeron la predicción y rehusando escuchar a otros
que buscaban razonar con ellos se convirtieron en víctimas. El resultado
simplemente fue este: La Costa del Pacifico está aún aquí, pero el profeta y el
dinero de aquellos que pusieron la fe en él desaparecieron.
En nombre de este personaje se encuentra en Europa este
temas y otros más continúan. Como el caso del pastor y su castillo.
En vos confió.
Peter Bustamante
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