“LA
GRECIA CLÁSICA”
LOS GRIEGOS siempre han sido discutidores incansables. La
expansión de la democracia y la influencia de los sofistas habían acabado con
la rigidez de los sistemas tradicionales de creencias. Todo podía ser discutido
y cualquiera tenía derecho a discutir. Y efectivamente la discusión se convirtió
en uno de los principales pasatiempos de los ciudadanos. Ya en el siglo (V) el
gran sofista Protágoras había subrayado que cada asunto tiene dos caras,
que para cada cuestión hay dos puntos de vista. Si hay argumentos a favor de
una afirmación, también los hay para sus correspondientes negaciones. Y el
hombre realmente hábil y educado sería capaz de defender alternativamente ambas
posiciones. Otros sofistas o profesores ambulantes le imitaron, presentándose en
las ágoras y gimnasios, y asombrando al público con su capacidad dialéctica,
que les permitía enzarzarse en discusión con cualquiera en defensa de cualquier
tesis, y salir airoso del lance.
Sócrates
era un sofista muy especial, que no defendía ninguna postura, pues afirmaba que
él no sabía nada, pero las refutaba todas con un hábil juego de preguntas y
respuestas. Sócrates era el preguntador, llevaba la iniciativa en la discusión
y hacia caer a sus interlocutores en flagrantes contradicciones. Uno de los discípulos
de Sócrates, Euklides de Mégara, estableció en su ciudad
natal una escuela filosófica, en que el método del diálogo y la discusión, de
la pregunta y la respuesta, de la refutación y la defensa, se cultivó y
desarrolló hasta un nivel de gran sutileza y virtuosismo. También en la Academia,
la escuela establecida en Atenas por otro de los discípulos de Sócrates,
Platón, se practicaba el diálogo y la discusión, como bien se
refleja en los mismos escritos platónicos. Además de gustar de la discusión,
los griegos antiguos tenían un espíritu sumamente competitivo, De cualquier
cosa hacían un certamen, una competición, donde uno ganaba y se cubría de
gloria, y otro perdía. Transformaron todas las fiestas religiosas tradicionales
celebradas en los grandes santuarios en festivales competitivos.
La competición lo abarcaba todo. Los rapsodos
recitaban las epopeyas en un concurso de recitación, a ver quién declamaba mejor.
Los dramaturgos presentaban sus tragedias competitivamente, y un jurado
proclamaba la obra vencedora. Los atletas corrían y saltaban, los jinetes cabalgaban
y los músicos tañían, en otras palabras todo en plan de concursos y competición.
Incluso la discusión tenía lugar en público, sometidas a ciertas normas, y
acababa con la victoria del uno y la derrota del otro. Y cuando un griego vencía
en algo, cuando ganaba en cualquier concurso, competición o juego, sentía una
gran satisfacción y provocaba la admiración de los demás. El ser hábil en algo,
participar en una competición y vencer era un gran placer. Entre los placeres
fundamentales que distingue Aristóteles en la Retórica se
encuentra el placer de vencer.
Vencer es agradable…para todos, pues nos hace
imaginarnos superiores, que es algo que todos deseamos más o menos. Puesto que
vencer es agradable, es necesario que sean placenteros los juegos, tantos los
de lucha como los de disputa, pues en ambos se puede vencer. Por eso la
oratoria forense y el debate son placenteros para los habituados y capaces.
Este tema es lo de la época clásica, pero hay
que saber cuáles fueron las razones que existieron más adelante para conocer el
por qué envenenaron a Sócrates con cicuta, la historia de la filosofía no
abarca los motivos, solo son argumentos pre concebido de las diferentes formas
de pensar de muchos estudiantes a través de la historia, pero la realidad no ha
sido conocida, solamente especulaciones.
En el siguiente tema
les traigo a colación los últimos días de Sócrates.
En vos confió.
Peter Bustamante
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