Sunday, October 13, 2013

‘EL PODER DE DAR VIDA Y EL PODER DE QUITARLA’












"EL PODER DE DAR VIDA Y EL PODER DE QUITARLA"

TAL VEZ uno de los resultados más bellos y satisfactorios de la comprensión de las doctrinas de la reencarnación, es la completa eliminación del temor de lo que llaman muerte. Durante mi vida he conocido íntimamente y entre mis propios parientes, a quienes han sufrido intensamente en la última parte de su vida de este potente temor inexpresado, de la transición inevitable. Entre ellos había algunos que sin duda eran cristianos devotos y sinceros, y que encontraron su única felicidad en la contemplación de la transición a través de la creencia de que viviendo cristianamente se salvarían de los tormentos del infierno. Pero ninguna felicidad o alegría encontraban en el supuesto periodo de prolongada existencia inconsciente en un reino etéreo desconocido en espera del Juicio Final.
 
  La mayoría de los cristianos cree que en el momento de la transición el Alma entra en reinos desconocido para pasar por experiencias desconocidas, y entonces permanece en la inconsciencia por un eterno periodo de tiempo en espera de un Juicio Final antes de que los premios de la bondad y del buen vivir puedan disfrutarse. El cristiano ortodoxo tiembla ante el pensamiento de su sueño eterno e inconsciente. Usted puede decir lo que quiera, y cantar los cantos de su iglesia regocijándose en el hecho de que después de haber sido juzgado como bueno, habitará en el Espíritus de Dios; pero lo cierto es que en la intimidad de sus propios pensamiento usted, como otros millares de personas, no encuentra la posibilidad de felicidad o placer en las perspectivas de esperar un Juicio Final tan distante que un período de tiempo aparentemente interminable habrá que permanecer en la inconsciencia y el olvido.

  Dos factores entran en la causa del temor a la transición según existe en el corazón y la mente de la mayoría de las personas del mundo occidental. El primero es la creencia de lo que llaman “muerte”  puede llegarles de repente y cortar sus carreras, sus ambiciones y sus deseos de lograr ciertos fines, quedando sin éxito en la vida. El hombre de negocio que acaba de entrar en la consecución de las ambiciones de su vida, y que ahora trata de realizar todos sus planes y esperanzas, y sabe que se necesita tiempo para ver el cumplimiento de todo lo que ha creado, está siempre deprimido al pensar en la figura macabra de la muerte que puede acercarse y acabar definitivamente con todo lo que está haciendo. El joven que entra en la plenitud de la vida y empieza a disfrutar de las cosas que ha esperado, y por las cuales ha rezado y sufrido, tiene temor de que la muerte se acerque a terminarlo todo en cualquier momento.

  ¿Hay algo que pueda darles esperanza a estas personas dentro del marco de la ortodoxia occidental? Todo lo que pueden descubrir es que después del inesperado final de su vida, serán echados a un lugar de purificación para la limpieza de sus mentes y cuerpos pecadores, o, si esto no sucede, se irán a un sueño eterno, inconsciente, más oscuro y vacío que todo lo que pueden conocer en esta vida, y en este estado permanecerán por un periodo interminable de tiempo, tal vez millones y billones de años y entonces de repente se les presentará ante el Juicio Final para recibir premios eternos o ser condenados a un lugar de castigo y expiación. ¿Hay algo que de ánimo en esta visión del futuro?

  ¿Hay algo que dé ánimo en la idea de que al final de esta vida, cuando ocurra la transición, se nos imputarán los pecados que hemos heredados de Adán y Eva y nuestros antepasados? Y los pecados que hemos cometidos en la ignorancia o por la falta de incomprensión, y que sufriremos por estas cosas sin tener la oportunidad de deshacer nuestros errores, de borrar los pecados y de vivir una vida buena. Si nuestra transición significa el final de toda nuestra existencia terrenal y que lo que somos en el momento de la transición constituye el cuadro por el cual seremos juzgados eternamente, entonces la transición es el comienzo de un período de sufrimiento, dolor y pesar. Nuestra naturaleza interna protesta enfáticamente contra semejante injusticia. Inclusive las leyes imperfectas del hombre son más justicieras que todo eso, pues a ningún hombre se le imputan los pecados de otros, y su incapacidad para conocer las leyes y redimirse es un factor que se toma en consideración.

  La comprensión de las doctrinas de rencarnación cambia completamente el punto de vista de la vida. Primeramente, nos ayuda a comprender que los pecados más grandes que hemos heredados son aquellos que nosotros mismos hemos cometidos y por los cuales solamente nosotros somos responsables. Además, nos ayuda a comprender que los pecados que cometemos aquí y ahora por ignorancia o falta de comprensión, pueden compensarse y podemos comenzar con cuenta nueva, de modo que podamos vivir una vida de satisfacción tratando de alcanzar una meta elevada y digna sin impedimentos. Y también a comprender los propósitos  de la vida tratando de descubrir los beneficios contenidos en nuestra prueba y tribulaciones, Podemos comprender por qué puede haber una lección beneficiosa en el sufrimiento que nos echamos encima, en vista de que tendremos otra oportunidad para vivir nuevamente y por la memoria consciente de los errores evitarlos en el futuro. Podemos mirar hacia adelante sin temor infundidos por teólogo, religiones y tratando de atemorizar al ser humano que sufre, padece, en estos tiempos tan difíciles que estamos viviendo para después que llegue el momento inevitable de la transición, comiencen sus penas triplemente con un Dios que en mis formas de entender dio, a esta humanidad su único hijo porque era tanto lo que nos amaba, qué prefirió mandar a su primogénito al sacrificio, que tratar el exterminio completo de la obra de la creación.

Traten de comprender este artículo para que vivan sin temores infundidos, de diferentes sextas religiosas que imperan actualmente.

En vos confío.


Peter Bustamante

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