¿ES EL AMOR INNATO O ADQUIRIDO?
Sr. Agustín Hernández.
Usted
me envía un correo usando a una
señorita o señora y me pide que le escriba un tema sobre una confusión que
usted tiene, en realidad no sé si es usted o la dicha. Señorita sobre si ‘debemos amar a otros como nos amamos a nosotros
mismo’ o debemos amar a nuestros vecinos ‘Y me pregunta que si se puede tener,
o existir ¿un sentimiento de amor realmente forzado? No parece que uno trate o
conscientemente se esfuerce por amar a otro, sino más parece que el amor es una
de esas cosas qué o esta allí o no está. ¿Podría señor Bustamante comentarme si
le es posible por medio de un escrito sobre este dilema? Sr. Agustín, a pesar
de que usted no se me ha identificado correctamente con tantas personas
incluyéndolo a usted, sin ni siquiera saber para quien es en realidad , creó que es un
insulto a la ética, que ni siquiera
usted use un nombre especifico usando al menos el protocolo de introducción
como ética profesional por parte suya. Con mucho gusto distinguido lector o
lectora le dedicaré este escrito para que no sea usted victima y convertir en
una enfermedad, lo que parece ser un dilema para ustedes.
SE PIENSA DE ORDINARIO EN EL AMOR
En el amor se piensa de ordinario en el amor
en el sentido poético, como si fuera un don especial. Existe una variedad de
expresiones del amor, algunas de las cuales no son consideradas por lo general
como tales. Es posiblemente apropiado primero hacer un breve análisis de la
naturaleza del amor. El amor es el deseo de aquello que satisfará algún
atributo de la naturaleza humana. Más sucintamente, es la
atracción para alguna clase de satisfacción de algún aspecto del ser. Uno puede
amar la comida o cierta clase de comida. Usted tiene el deseo por tal cosa y lo
atrae porque sabe que calmará el apetito y el impulso que él tiene. Existe
también el amor sexual, el deseo de satisfacer ese apetito biológico y natural.
Existen también los llamados amores o deseo estéticos y espirituales. Uno ama
la música por la satisfacción sensoria que proporciona, o.
La literatura debido a la
agradable estimulación de la mente y las emociones. Uno ama un código moral o
doctrina religiosa porque da un sentido de placer o euforia a la consciencia o
ser moral.
Por consiguiente,
entonces, el amor es un grado o jerarquía de deseo. El hombre los evaluá,
dándole a unos más valor que a otros. Nosotros decimos que los deseos físicos o
los amores de los apetitos son de orden bajos. Es porque estos son más comunes
y más directamente relacionados a los atributos corporales del hombre.
Ponemos más alto en la escala, por costumbre,
los amores intelectuales y los fundamentales buscan placer en el idealismo espiritual
y comportamiento consistentemente en ellos. Sin embargo, desde el punto de
vista de la naturaleza, o podríamos decir cósmicamente, ningún amor es de menor
importancia que otro, sin importar los que los poetas hayan cantado o lo que
postula la religión ortodoxas. Todos los deseos en los cuales consiste el amor tienen
una función natural. Ellos sirven algún aspecto de la naturaleza total
del hombre.
Es cierto que unos de nuestros amores son
mucho más abrazadores que otros. Podemos decir que el amor del hombre por Dios
es el sumo bien, el bien más alto. Decimos esto porque se piensa en Dios como
infinito cuantitativamente y cualitativamente, el Todo en Todo mientras que por
ejemplo, el amor a la comida o al sexo está limitado a necesidades finitas orgánicas,
Los amores
orgánicos están limitados porque su función está confinada a una necesidad
específica. Los otros amores tienen una motivación intelectual; en otras
palabras, el hombre puede imaginar una mira y un alcance ilimitados para su
gratificación.
Los amores más bajos o deseos
son fácilmente satisfechos. Cuando el deseo es llenado, cesa. Los más altos
amores pueden tener sus deseos extendidos y sostenidos por nuevas imágenes y la
formación de objetivos continuos para realizar, sin un punto de saturación.
Consiguientemente, entonces el amor es innato. Es una cualidad inherente
de la naturaleza humana. Pero en algunas personas, algunos de estos amores son más
dominantes que otros. Uno no adquiere un amor, pero puede cultivarlo. Podemos,
por analogía, ponernos en un ambiente donde podríamos despertar uno de los deseos
o amores que no hemos expresado previamente. Para más analogía, muchas personas
ya tarde en la vida han estado familiarizadas con la ejecución de un
instrumento musical o la pintura o la escultura. Ellas no adquieren un amor por
estas cosas, pero aceleran el sentido de
la adormecida estética que ellos tienen de crear o de rodearse a sí mismo con
cosas atractivas y armoniosas.
En cuanto a amar a todos como los moralistas
y los escritores religiosos expresan, es casi psicológicamente imposible. Es,
por supuesto, una idea muy recomendable, pero desafortunadamente raramente
posible de lograr. En nuestro vivir y en nuestras influencias de ambientes más
tarde, desarrollamos ciertos ideales personales. Nos formamos imágenes mentales
que representan una satisfacción para nosotros y tenemos un deseo, un amor por
ellas. Por lo tanto, lo que es contrario a ellas. Por otra parte lo que es
contrario a ellas casi siempre nos disgusta, ya sea que esté racionalmente justificado.
Y para dar final a este artículo a veces nosotros mismo prevenimos cultivar un
deseo o un amor por otro. Amar realmente a todas las personas, requeriría que
uno fuera extremadamente exento de la influencia de las cosas externas en sus
contactos con otros seres humanos. Se necesitaría evitar todas esas
asociaciones que podrían causarles ser herido por otros humanos física y mental
o emocionalmente. El figurativamente estaría en un vacío parcial, o por lo
menos seria un semis-recluso. Por otra parte, los grandes mecías religiosos en
sus sagrados escritos han expuesto la necesidad del amor a la humanidad. Sin
embargo, a menudo encontramos en estas mismas escrituras que ellos exhortan a
la humanidad a derribar a ciertas gentes como a enemigos, lo cual es difícilmente
un amor no mitigado de todos los hombres.
Creo que aquí tenéis
todas las palabras para satisfacer su curiosidad distinguido lector.
Peter Bustamante
No comments:
Post a Comment