‘EL
FACTOR SEXUAL EN EL MATRIMONIO’
Es innegable la gran influencia estabilizadora y además
generadora de felicidad que constituye en el matrimonio la parte sexual del
amor. Cuando el amor nace es completamente espiritual, pero después de un tiempo
variable, según el caso, aparece su factor sexual, que por así decirlo estaba
oculto en sus comienzos. Pero indudablemente, a pesar de su gran importancia,
la atracción física o sexual no es todo, y el verdadero amor que nació sin ser
atracción sexual manifiesta, debe sobrevivir a ésta y ser algo más que ella,
para que pueda formarse un hogar estable donde se pongan de manifiesto las elevadas
cualidades indispensables para una vida familiar y hogareña ideal. El amor, por
verdadero que sea, debe ser cultivado y cuidado por ambos conyugues como un
inapreciable tesoro.
Desafortunadamente se parte de una premisa falsa, aquélla de que la
felicidad está simplemente en el cambio de estado, y que como en los cuentos
de hadas, “se casaron y fueron felices”. Pocos fracasos matrimoniales habría en
realidad si ambos esposos pusiesen de su parte el esfuerzo necesario para que
su unión fuera un éxito. No habrá lugar para tratar este tema en forma extensa,
pero deseo dar algunos detalles y advertencia cuya necesidad he podido
comprobar como psicoanalista, a pesar que esta materia más bien es del
tratamiento médico en algunos casos, y en otros casos esporádicamente cuando se
tratan problemas mentales. Uno de los errores que amarga la vida de algunos
matrimonios es el concepto erróneo de ambos o de uno de los cónyuges, con mayor
frecuencia de la esposa, de que hay algo intrínsecamente malo o pecaminoso en
las relaciones sexuales.
Esto se debe a una educación sexual errónea
durante la infancia o la adolescencia, y quizás al falso concepto de que el
pecado original consistió en la cohabitación. Debe recordarse que el ser humano
fue dotado por su Creador de órganos sexuales, y que la orden de “creced
y multiplicaos” le fue dada a la pareja humana cuando aún tenía su prístina
pureza e inocencia. Otro error pernicioso, con mayor frecuencia masculino, es
creer que una vez casado el hombre, no le será más necesario ejercer dominio
propio, y que puede dar riendas sueltas al instinto sexual. Es habitualmente
necesario para el casado ejercer dominio propio para adaptarse al sentir o
preferencia de su esposa. El no hacerlo puede traer el hastió y aun la
repugnancia. Por otra parte habrá temporada en las cuales la abstinencia tendrá
que ser completa, como en el caso de enfermedad o embarazo. Es
interesante notar que cuando hay verdadero amor, esa abstinencia
voluntaria jamás disminuye, en realidad, la felicidad de los cónyuges.
No se puede establecer reglas fijas acerca de
la frecuencia de las relaciones sexuales, pues éstas varían con el temperamento
de los esposos, con su capacidad sexual innata y con la clase de trabajo al que
se dedican. De todas maneras, en general no deberían ser más frecuentes de dos
por semanas, tendiendo a espaciarse más a medida que aumenta la edad de los
esposos. Una buena manera de regular el número de relaciones es tomar en cuenta
el deseo no de uno sino de ambos esposos, y de que el acto no deje una
sensación de cansancio y de disminución de capacidad para el trabajo físico e
intelectual. Un tercer error consiste en creer que la llamada adaptación sexual
se establece siempre en seguida después del matrimonio. Hay que tomar en cuenta
que hay numerosas mujeres que no llegan al orgasmo o culminación del acto
sexual hasta meses o años después de haberse casado, y que hay aun casos en que
esto no llega a suceder, sin que por eso se deba creer en una falta de ajuste.
En parte puede deberse a que el hombre, en su impaciencia, no prepara
debidamente a su esposa, generalmente mucho más lenta en llegar a la excitación
sexual. Además puede intervenir para bien o para mal la actitud del hombre
fuera de esos momentos. Si su actitud habitual es de crítica, reproches
y sequedad, jamás puede esperar una reacción favorable de su esposa, en
comparación de cuando la trata con cariño y comprensión que se manifiesten en
hechos de que todo puede mejorar y darle aliento, que se apoyen en hechos y
palabras.
Espero que este
tema sea de algún conocimiento para ustedes.
En vos confió
Peter Bustamante